Autoayuda, de Lorrie Moore

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EL BANQUETE DE LAS SOBRASLorrie Moore, Autoayuda, Salamandra, Barcelona, 2002, 224 pp.Cervantes utilizó la parodia en El Quijote para asestar el golpe de gracia a las novelas de caballería. En plena era del "Hágalo usted mismo", la escritora Lorrie Moore (Nueva York, 1957) emplea el ardid cervantino en Autoayuda, un excelente libro de relatos sobre cómo afrontar los conflictos cotidianos, que pulveriza con ironía los manuales al uso. El éxito de éstos radica en su mensaje: no hay ningún problema irresoluble. Basta con encontrar el libro adecuado y seguir las instrucciones. Cómo encontrar a tu media naranja, Cómo conseguir un orgasmo, Cómo salir sano y salvo del divorcio, Cómo vivir solo y ser feliz, etc., etc. Moore remeda su tono en nueve historias: "Cómo ser la otra mujer", "Cómo hacerse escritora", "Cómo hablar a tu madre (Notas)"… Pero, como en el caso de Cervantes, la misma receta consigue sabores muy diferentes. Lejos de la versión edulcorada de los manuales de autoayuda, la sátira de Moore muestra que la realidad posee un gusto agridulce. Y confirma, una vez más, que la ficción y la mentira viven en cuartos separados.
     Autoayuda es un libro sobre mujeres. Ellas son las protagonistas de los nueve relatos: madres, hijas, confidentes, amigas… Mujeres que intercambian sus puestos para cuidar unas de otras. También hay hombres: una buena historia requiere de sólidos actores secundarios. Pero son ellas la referencia. "[Él] te amaba sin condiciones, de una manera tremenda, como una madre". Ellos son amantes —"el zapato en el pie equivocado"—, esposos fríos que hielan la vida de sus compañeras, maridos que engañan y abandonan a sus esposas, padres ausentes, novios fieles y aburridos… "¡Qué cerrados y frustrantes pueden ser los hombres!", comenta a su hija una recién divorciada.
     La ayuda tiene un objetivo prioritario: sobrevivir al amor. Al que dura desde la infancia hasta la muerte, al que se desmorona, al que nace marcado… Hay un relato paradigmático, "Cómo", que describe el inicio y el final de una relación. Inicio: "Empieza conociéndolo en una clase, en un bar, en un mercadillo benéfico. Puede que sea profesor de instituto. Encargado de una ferretería. Capataz de una fábrica de cartonajes. Será buen bailarín. Llevará el pelo perfectamente cortado. Se reirá de tus chistes". Final: "Una semana, un mes, un año. La tristeza morirá como un perro viejo. No sentirás nada más que indiferencia. El lamento perezoso de una armónica de vaquero, quejumbroso, cansado, se perderá lento entre las colinas, como una canción de Hank Williams. Un final de ésos". Entre medias, la pasión, el aburrimiento, la indecisión, la despedida.
     Moore escribió Autoayuda cuando tenía 23 años. Desde entonces se ha convertido en uno de los nombres fundamentales de la nueva narrativa estadounidense. Ha publicado la novela Anagramas, Who Will Run the Frog Hospital y el impactante libro de relatos Pájaros de América. Pero en aquel primer libro ya estaban las características fundamentales de su literatura: el protagonismo de la mujer, la atención a la pequeña vida que dibuja el cuerpo, el humor que se levanta sobre el absurdo, las hermosas imágenes, el rechazo a la solemnidad y el sentimentalismo, la ironía para convertir la tristeza en un espacio habitable…
     Los relatos de Moore recuerdan esos manuales de gastronomía que enseñan a cocinar con las sobras. ¡Vamos a hacer algo con lo que aún queda! Será menos sabroso que el plato original, pero podrá ponerlo en la mesa sin tener que avergonzarse. Con los restos del cocido usted puede hacer puré, croquetas, garbanzos aliñados, ropa vieja… Un ejemplo de pragmatismo y decencia: no tirar nada a la basura ni dejar que se pudra en la nevera. Aprenda a vivir con los restos. A sobrevivir. Leer Madame Bovary con el forro de una biografía de Doris Day. Escuchar los hermosos lamentos de Hank Williams, de Patsy Cline, de Dionne Warwick…
     El título Autoayuda es algo más que una parodia. ¿Qué es la ficción sino un intento de salvarse? El consuelo de la literatura es su poder de poner la vida entre paréntesis durante unos instantes, la tenue magia que dura hasta que cierras el libro y sales al aire frío que te espera tras sus tapas. Nadie aprende de nadie: ni los hijos de los padres, ni los alumnos de los maestros, ni uno mismo de sus propios errores. No hay una solución para cada problema. No hay solución, en realidad, para casi ningún problema. La única salida posible, parece indicar Moore, es enunciar los problemas. Eso requiere distancia y la mejor distancia es la ironía. Al fin y al cabo sabemos que el libro de cocina que más se utiliza es aquel de las sobras. El banquete es para un día: los restos constituyen el menú de la semana, del mes, de toda la vida.-

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