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“Es mejor que colaboremos para que los memes no ganen, sino la humanidad.” Entrevista a José González y Mikel Cee Karlsson

El músico y el realizador hablan a propósito del estreno de la cinta de docuficción A tiger in paradise.
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Durante los primeros días de trabajo creativo de su cuarto disco Local valley (2021), el cantante indie folk José González atravesó, después de varios años, un nuevo episodio psicótico representado en una fuerte disociación entre la realidad y la fantasía, así como en ideas paranoicas. Las letras de canciones como “Head on”, “Swing” o “Visions” quedaron permeadas por esta experiencia.

Dicha etapa fue el detonante para que el director, editor, fotógrafo y colaborador habitual del músico, Mikel Cee Karlsson, buscara hacer un retrato íntimo de González en donde este hablara no solo de los estados que vivió, sino de cómo estos le hicieron cuestionarse qué entendemos con “lo real” y la manera en la que se le puede hacer frente a problemas políticos, ambientales y tecnológicos en tiempos de infodemia.  El resultado es la docuficción A tiger in paradise.

A propósito del estreno de la película en la plataforma Mubi (tras una extensa gira titulada An exclusive evening with José González, en donde las proyecciones de la misma eran acompañadas de conciertos y encuentros con el público), conversamos con el músico y el cineasta, quienes hablaron acerca de la manera en que, en el flujo diario de ideas, unas cuantas de estas pueden tener un impacto positivo en nuestra visión del mundo, pero muchas otras pueden llegar a ser peligrosas.

¿De qué manera inició la relación creativa entre ustedes dos?

Mikel Cee Karlsson (MCK): Nos conocimos en 2007 por medio de Fredrik Egerstrand. Resulta que el estudio de José y la oficina de la compañía productora de Fredrik se encontraban en el mismo edificio de Gotemburgo y ahí coincidieron un par de años atrás. Empecé a colaborar con José dirigiendo, junto con Andreas Nilsson, los videos para las canciones “Down the line” y “Killing for love”, de su segundo disco In our nature. Posteriormente Fredrik me invitó a codirigir el documental The extraordinary ordinary life of José González, en el cual lo seguimos por todas partes dentro de una gira mundial.

A partir del estreno del documental en 2010 filmamos otros ocho videos, tanto para su proyecto solista como para su banda Junip, y en el transcurso de este tiempo descubrimos que compartimos intereses en temas tan variados como filosofía, psicología o sociología; hablamos mucho sobre la condición humana y leímos muchos libros al respecto. Hacer un nuevo documental parecía un paso lógico.

José González (JG): Tengo canciones cuyas letras son muy abiertas a interpretación, pero otras señalan cosas muy específicas y Mikel sabe escucharlas con atención, así que siempre sabe de qué hablo. Cuando él me propuso hacer un documental relacionado con mi episodio psicótico, al principio me rehusé porque sentía que se desviaría la atención de mi música y yo quedaría reducido a eso. Pero después pensé que podría ser el punto de partida para hablar acerca de diferentes aspectos existenciales de la humanidad que a la fecha a Mikel y a mí nos parecen interesantes. Ya en la filmación, interactuamos mucho de una forma lúdica para ver cómo íbamos a abordarlos sin que aquello pareciera dogmático.

The extraordinary ordinary life of José González y A tiger in paradise son dos documentales musicales que buscan alejarse de los clichés del rockstar o del artista incomprendido, optando por postales de la cotidianidad de José y sus reflexiones en torno al  mundo. Sin embargo, no comparten estructuras narrativas. ¿Cómo fuiste pensando el estilo con la que esta película se necesitaba contar?

MCK: Hablando como editor, The extraordinary ordinary life of José González tuvo un desarrollo tradicional, donde me dediqué a buscar la estructura entre escenas de conciertos, imágenes de cuartos de hotel y aeropuertos, animaciones acerca de los padres de José y reflexiones que este hacía sobre cómo funciona el cerebro humano. En cambio, A tiger in paradise fue muy planeada, incluso las escenas que se pueden sentir espontáneas; gran parte de lo que se concibió terminó en el corte final y, a pesar de que filmé mucho material, el montaje fue más sencillo.

A mi parecer, The extraordinary ordinary life of José González es un documental más enfocado en el proceso creativo de un artista –por ejemplo, Fredrik Egerstrand instaló varias cámaras en el estudio de José mientras este intentaba, sin mucho éxito, componer una nueva canción– y A tiger in paradise es mucho más íntimo. En esta nueva película pude ir más a fondo de nuestras preocupaciones mutuas, tener un mayor acercamiento con José y mostrar las diferentes capas debajo de su música.

Junto con estas dos películas enfocadas en José, tu filmografía (que se complementa con Greetings from the woods, de 2009, y A stranger, de 2019) se ha movido en los terrenos de la docuficción. ¿Cómo es el trabajar a partir de la recreación y la simulación?

MCK: Para mí no hay diferencia entre trabajar un documental o una ficción; mientras que uno sea fiel al tema de la película, no importa si existe una puesta en escena o ensayos. A tiger in paradise fue producida por Plattform, la compañía que fundaron Erik Hemmendorff y Ruben Östlund y de la cual soy socio. Es una compañía colaborativa en la que todos trabajamos en los proyectos de los demás. A veces son películas pequeñas como Temporada (John Skoog, 2019) y a veces son proyectos grandes como El triángulo de la tristeza (Ruben Östlund, 2022), la cual edité y que obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes. De esa dinámica de trabajo me alimento para mi filmografía como director. Además, como vengo del mundo del skateboarding y la cultura do it yourself de los años noventa, creo que uno debe ser ese tipo de cineasta todoterreno, que pueda trabajar sin hacer distinciones.

La voz en off es un elemento importante dentro de la película por la manera tan personal con la que hablas de temas trascendentes. ¿Cómo fue el trabajo de la escritura para la narración?

JG: Sin duda, una gran inspiración para nosotros fue 20,000 días en la Tierra (Ian Forsyth y Jane Pollard, 2014), docuficción que protagonizó y coescribió Nick Cave, en la cual este reflexionaba en torno al arte y la vida, a la par que lo veíamos platicar con Kylie Minogue en el interior de un coche o comer pizza con sus dos hijos. Nos gustó mucho la película y la manera de Nick Cave para hablar de cosas tan profundas. Sin embargo, cuando llegó el momento de escribir la narración para la voz en off de A tiger in paradise yo no sabía exactamente qué poner, así que Mikel me apoyó. Fue una combinación de mi escritura y de Mikel procurando ser fiel a mi estilo. Tuvimos una constante retroalimentación al respecto.

MCK: Desde el inicio supe que teníamos que usar la voz en off, dado que la película, entre otras cosas, habla acerca del mundo de las ideas. Fue una colaboración constante, la cual tomó una cantidad de tiempo considerable dentro del proceso. Debo de decir que trabajar con este elemento fue difícil; si José sentía que había una oración que él no diría, esto era algo importante y teníamos que replantear el texto, ya que al final era su voz.

En la película te preguntas por el papel que juega la música en la sociedad y si una idea contenida en la letra de una nueva canción podría tener un efecto positivo en el flujo masivo de información que tenemos. Habiendo filmado A tiger in paradise, ¿a qué conclusión llegaste?

JG: Es algo que noté desde que estrené Veneer, mi primer álbum, hace veinte años. Desde esa época las personas me mandaban cartas o mensajes en línea o se me acercaban después de un concierto para decirme lo mucho que apreciaban mi música y cómo los ayudaba en buenos y malos momentos. Entendí prematuramente cuál es el poder de la música y claro, como artista encuentro mucha energía con la idea de que la música pueda unir a la gente. Cuando hago esa pregunta en la película, también es Mikel quien la hace. Creo que era importante darle humildad a la cinta y cuando la pregunta aparece es algo que aún me hace meditar. Es complicado medir qué tanto ayuda la música a la gente, no es algo evidente, más cuando metes palabras y conceptos entre líneas; en cierto modo, es más fácil comprobar el impacto del trabajo en un laboratorio cuando se investiga acerca de un virus mortal y después se encuentra la cura.

Si intentas cambiar el modo de ver el mundo de un oyente, el efecto puede ser mínimo; puedes escribir letras de temas profundos o personales y nadie se da cuenta y de repente hay una película, una entrevista como esta y ahí tal vez puedes hacer que la gente reaccione ante alguna palabra en particular. Sería una idea divertida que alguien investigara la historia de cómo algunas canciones han tenido en la sociedad un efecto para bien o para mal.

En el transcurso de la película apareces leyendo distintos libros, incluso se insertan algunas citasen pantalla. Platícame de esas lecturas.

JG: Un libro, que es muy reciente y que fue bastante relevante para la creación de la película, se llama The precipice, del filósofo Toby Ord, quien realizó varias entrevistas a expertos sobre diferentes temas relacionados con los grandes problemas que vivimos en este mundo y qué podemos hacer para enfrentarlos, desde la pandemia hasta el calentamiento global.

Hubo otros libros que leí hace unos quince años, como Un solo mundo: La ética de la globalización, de Peter Singer, otro filósofo, quien escribe sobre la ética aplicada a aspectos como el comercio internacional y la distribución de la ayuda humanitaria, o Moral minds: How nature designed our universal sense of right and wrong, del psicólogo Marc D. Hauser, quien habla acerca cómo la gente tiene juicios totalmente establecidos para dilemas morales como la eutanasia o el aborto, impidiendo así el diálogo. Claro, como mencionó Mikel, en la película todo estaba planeado, entonces creó una puesta en escena dentro de mi casa para que yo apareciera leyendo ante cámara y actuara un poco.

Agregaré que la manera en la que estoy cambiando mi visión del mundo es leyendo y escuchando a diferentes personas, tratando de entender su forma de pensar. Por ejemplo, en estos momentos estoy leyendo How religion evolved: And why it endures, del antropólogo Robin Dunbar, quien hizo una investigación sobre la evolución de las religiones, su lugar en nuestros días y por qué las personas tienen una propensión al pensamiento espiritual y ritual. Aún sigo tratando de comprender ese tema y de cómo una entidad quiere decirnos cosas importantes y específicas, porque soy ateo, pero bueno, aún puedo ser convencido.

Parte del proceso creativo para tu disco Local valley se vio influido por tu paternidad y por tu reflexión acerca de lo contraproducente que resulta tratar de alejar a los niños de la tragedia y el sufrimiento, porque no se les explican los problemas reales del mundo y por lo mismo, esos problemas no pueden ser erradicados. Visto en retrospectiva, ¿qué piensas al respecto?

JG: Usualmente, menciono el altruismo eficaz como un movimiento que intenta dirigirse hacia un mejor mundo y alejarse de los peores escenarios. Si dejamos que los problemas se mantengan sin tratar de entenderlos, tal vez estos se vuelvan tan grandes que terminemos en una distopía, y eso hay que transmitírselo a los niños. Hoy día, por ejemplo, se habla de inteligencias artificiales que quizás no tengan los mismos valores que los humanos tenemos, y que podamos descubrirnos de repente atrapados con estas tecnologías, que son más poderosas que nosotros, quedándonos como las nuevas hormigas de este mundo.

En el documental mencionas el genocidio de Ruanda de 1994 para ejemplificar cómo ciertas ideas preconcebidas que el ser humano tiene para sentirse cómodo y seguro pueden ser peligrosas si se propagan y se replican. Esa es la dinámica diaria en redes sociales. ¿Cuál es tu opinión de este tema?

JG: Queríamos hacer una película que enmarcara cómo las ideas importan y cómo muchas veces las llevamos a cabo sin pensar demasiado en ellas, simplemente las tenemos. Sin ser expertos en el tema, encontramos en el genocidio en Ruanda un ejemplo de cómo la transmisión de mensajes de odio, en este caso por medio de la radio, contribuyó para que se cometiera una atrocidad y así hacer preguntas respecto a si estamos afectando al mundo al esparcir ideas, información y memes de manera consciente.

Tenemos tecnologías e ideologías que están chocando y que debemos hacer que trabajen juntas, pero lo estamos haciendo de manera parcial. Al señalar en la película cómo podemos equivocarnos con lo que difundimos, me hace pensar que es mejor que colaboremos para que los memes no ganen, sino la humanidad, preocupándonos los unos por los otros. ~

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(Ciudad de México, 1984). Crítico de cine del sitio Cinema Móvil y colaborador de la barra Resistencia Modulada de Radio UNAM.


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