¿Es usted el Santo Fantasma?

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El otro día vi algo que me causó triple preocupación. Nada novedoso, sólo una constatación más. Pero es que esta vez la cosa me pareció muy gorda, rebasaba mis expectativas peores. Estaba yo en una gran tienda de aparatos de video, a la larga espera de que me atendieran, y me distraía mirando las numerosas pantallas superferolíticas que abarrotaban el local, la mayoría con imagen pero sin sonido. Fijé mi vista en una, en la que discerní a Mel Gibson disfrazado de revolucionario norteamericano, es decir, del siglo XVIII, durante las luchas por la independencia contra los ingleses, me pareció recordar que la película se titulaba El patriota. Y de pronto lo vi, vi aquellos subtítulos. Alguien, tal vez un párroco, decía, según la traducción leída: "En el nombre del Padre…" (primer rótulo), "y del Hijo…" (segundo rótulo), y finalmente (pero antes de leer aquí el tercero les ruego que tomen asiento, comprueben que un sobresalto no les hará golpearse la nuca contra la pared, y retiren de la mesa las tazas del desayuno, no las vayan a tirar de un brinco), "y del Santo Fantasma…"
     En la tienda se ocuparon de mí ya sin demora, sospechando quizá que estaba muy cabreado y me empezaba a poner violento. Porque con el respingo que yo sí di derribé una consola y a una señora gorda y fiera (lo primero lo había advertido ya antes, lo segundo lo descubrí después), y asusté de tal forma al cajero con el bramido que debí de soltar, que al pobre se le voló el gran fajo de billetes que se disponía a colocar. Los clientes se abalanzaron sin pudor ni recato sobre dichos billetes, y a mí aún me dio tiempo a pisar uno en mi caída y recuperarlo con disimulo más tarde (mala suerte, era de mil). Pero es que no di crédito: ¡alguien había traducido así the Holy Ghost, que es como se ha llamado siempre en inglés el Espíritu Santo (el de la Trinidad, el mismo) !¿Cómo era posible, y además en esa frase inequívoca?! Porque en fin, si el párroco hubiera dicho: "…and the Holy Ghost descendió sobre los Apóstoles", pues bueno, acaso habría tenido una pizca más de excusa (pero una pizca, ¿eh?) que el traductor —un genio— no hubiera pensado: "A saber qué coño es eso, pero bueno, oye, Ghost es Fantasma, que lo sé yo por aquella película que se llamaba Ghost, con Demi Moore. Así que nada, el Santo Fantasma y a tomar por saco." Pero es que ni eso: se trataba de la fórmula repetida hasta el infinito por generaciones y generaciones a lo largo de veinte siglos.
     Unos días antes ya me había quedado atónito al ver en televisión una película reciente sobre Juana de Arco, por desdicha doblada. Era un pestiño y apagué el aparato tras una hora. Pero antes tuve tiempo y estupefacción bastantes para oír con mis propios oídos cómo la famosa doncella de Lorena, Orleans y no sé cuántos sitios más sostenía varios diálogos con el rey Carlos  de Francia —su rey, que reinó entre 1422 y 1461— en los que lo llamaba todo el rato… ¡de usted! Y ya me dirán cómo se puede aguantar —aparte de lo pestiño e idiota que la película era— oírle decir a Juana de Arco, a un rey del siglo xv, cosas como: "Es que usted no me envió los refuerzos que usted me había prometido." Ese traductor del francés —otro genio— leyó vous en el guión y se dijo: "Ah, esta sí que me la sé, porque sale en lo de s'il vous plaît, que es como nuestro por favor, aunque significa si él usted place, mira que son cursis estos gabachos. Así que eso, usted y a tomar por saco." Esta lumbrera, evidentemente, no conoce el vos del castellano, que se empleó, como mínimo, hasta finales del xvii si es que no hasta más tarde. Ni sabe que a un rey no se le ha dicho jamás usted en español, ni siquiera hoy. Este fulano no ha leído Los tres mosqueteros, ni el Quijote, ni el Mío Cid (estaría bueno), ni sabe una palabra de cultura general básica, ni de francés ni de español, lo mismo que la otra luminaria del Santo Fantasma, que, vale, puede no ser creyente ni haber tenido clases de religión. Pero y qué. ¿No ha leído nunca, no ha ido al cine, no sabe que los cristianos se persignan y dicen: "En el nombre de Este y del Otro y del Espíritu Santo"? Este sujeto, si ve un Cristo en la cruz, preguntará sin duda: "¿Y este tío en pelotas quién es, que lo dejaron como a un cristo?", porque seguramente sí conocerá, en cambio, esta expresión.
     Hay mil barbaridades diarias en prensa, libros, radio, cine y televisión. Estas dos me noquearon. Están claras mis dos preocupaciones primeras: a) ¿En verdad se ha llegado a este nivel de ignorancia y burricie? b) Habiendo como hay tantos parados, ¿cómo es que se encarga continuamente el trabajo a los más ignorantes y burros, y no a los más listos y capacitados? Pero la tercera es la peor: c) ¿Cómo es que estas barbaridades no las controla ni enmienda nadie en el trayecto que va desde la metedura de pata del traductor-lumbrera hasta que la misma llega al público que paga por su libro, su periódico, su televisión o su video? Que baje el Santo Fantasma a explicármelo, que lo voy a tutear. ~

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(Madrid, 1951-2022) fue escritor, traductor y editor. Autor, entre otras, de las novelas Mañana en la batalla piensa en mí (1994), Tu rostro mañana (tres volúmenes publicados en 2002, 2004 y 2007) y Tomás Nevinson (2021). Recibió premios como el Rómulo Gallegos en 1995, el José Donoso en 2008 y el Formentor en 2013. Fue miembro de la Real Academia de la Lengua.


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