Tiempo de escritura

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A manera de bitácora de viaje, el diario de Salvador Elizondo navega, a través de las más de dos mil páginas que escribe entre 1977 y 1980, en un mar contenido de escritura. Consigna su vida diaria, lleva un diario adjunto de jardinería al que llama “Jardín botánico”, escribe cuentos como “Ein Heldenleben” y “La legión extranjera”, redacta su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, entrega dos artículos a la semana al periódico
Unomásuno, imagina por primera vez su novela Elsinore, traduce, se casa por segunda ocasión y se impone a sí mismo cuotas de escritura para terminar a tiempo su obra de teatro Miscast.

Son días productivos en los que escribir, tener tiempo para escribir, aunque sea sólo unas líneas, es el destino único y último del viaje de Salvador Elizondo.

– Paulina Lavista

 

 

 

1977

Viernes 24 [de junio]. Mañana luminosa. Me espera la dentista a las 2 de tarde. Lástima. Sigue la huelga, pero a partir del lunes los profesores podrán dar sus clases en sus casas. Yo seguiré con el seminario. Resulta, después de unas horas, que la cita con el dentista no era hoy. Estupidez de la enfermera.

Después de mi conversación con García Márquez ya no me preocupa tanto lo del Premio R.G. [Rómulo Gallegos]. Creo que podré dedicar el tiempo que me queda a leer únicamente las novelas que tienen alguna posibilidad: las que siempre he pensado que la tenían. Ahora hay que ponerse en comunicación con Caracas. […]

 

Julio 22, viernes. Anoche ya tarde llegamos a Caracas. Fueron a recibirnos al aeropuerto Adriano [González León] y dos muchachas muy guapas y ya nos instalaron en el hotel Tamanaco, que es como el zócalo de Caracas. Hoy todo el día he tenido bastantes cosas. En primer lugar una entrevista para El Universal, luego una entrevista con El Nacional, luego una reunión con los jurados. Yo creo que todos están a favor de Carlos Fuentes. Por la tarde, con Ángel Rama y Goytisolo a contar chismes literarios transnacionales. Goytisolo no me ha querido decir quién fue el autor del remark del que me habló Octavio. Ya voy a averiguarlo. No hemos visto nada de Caracas. Es imposible, por la configuración de la ciudad, salir a ver nada. No hay aceras para caminar y todos van en coche.

 

Jueves 28 de julio de 1977. Ya de regreso de Caracas. Llegamos anoche. Tengo muchas cosas que escribir acerca del viaje y de las gentes que conocí. Caracas es una ciudad muy extraña. Me hago muchísimas reflexiones acerca de su traza geométrica, de su carácter de ciudad pura. Los hombres sólo se divisan al fin de las lejanas perspectivas que su accidentada topografía impone desde cualquier punto de la ciudad y en cualquier dirección de la mirada. Casi siempre está uno encima o debajo de algo y a veces participando de ambas situaciones a la vez, como en el mirador situado al pie del monte Ávila. Otra característica de esta ciudad es que todas sus partes son visibles desde cualquiera de ellas. A simple vista no hay nada oculto porque la simple vista lo abarca todo desde donde sea. Tocan la habanera de Chabrier. Me repugna que los venezolanos llamen a la unidad de su moneda con el nombre de su más grande héroe; es como degradar el nombre a su posibilidad más abyecta, a su potencia negativa más baja. Esta denominación conjuga en una sola infamia dos bajezas, la inicial minúscula y el plural epiceno.

4:45 p.m. Llama Michèle. Los teléfonos están intervenidos. En una fracción de segundo oigo el eco magnetofónico de nuestra conversación. Cae un gran aguacero mexicano. Gracias. Granizo. Un poco después se va la luz. No sé si podré oír mi programa, que consistió en lecturas de Terra nostra. Ahora vuelve el recuerdo de aquella tarde, de vuelta de Cuernavaca, en que se fue la luz y que estuve escribiendo con luz de vela.

Ninguno –por miedo a represalias políticas–, ninguno de los furibundos novelistas latinoamericanos tiene el valor de reconocer su deuda con Céline. Eso sería un buen tema para un artículo. […] La luz sólo se fue en una de las líneas. En mi recámara oigo mi programa. Realmente se trata de un gran libro. No tengo ningún empacho en decirlo. Nadie puede ser tan estúpido para inadvertir el carácter apocalíptico de ese texto.

[…]

¿Qué habrá sido de todos esos artistas que nunca encontraron a su público?

 

Miércoles 31 VIII 77. Otro mes que se acaba. Por la mañana fui a cobrar mi sueldo a la universidad. Amanecí resfriado y con dolor de espalda. Por eso no fui hoy al Centro de Escritores.

JB [“Jardín botánico”]. Hoy hizo José nuevos cortes a la higuera, a ver si podemos obtener un acodo pues el otro no salió bien y prepara la tierra del nuevo arriate que hay en lugar de la estúpida puerta.

Hoy en la mañana habló Ángel Rama, que está de pasada.

 

Miércoles 14 IX 77. Pasó el día nefasto, pero no sabemos nada de lo que nos espera. Hubo muchas bombas anoche. Murió Robert Lowell. Ahora pienso todo el tiempo en mis padres y en Mariana. Pensamientos tristes. Hoy en la tarde Centro de Escritores y luego el largo fin de semana de las fiestas patrias.

 

Jueves 15 IX 77. Día patrio. Luminoso primero y luego pluvial. Ahora son las 4:30 de la tarde, parece que va a llover de un momento a otro. Este es ya nuestro segundo 16 de septiembre en esta casa. Ha hecho un día maravilloso pero yo estoy muy triste por todo. Viendo el cielo recordé a mi maestro Guerrero Galván.

Hoy en la mañana compartí el pulque de los albañiles y luego me fumé un cigarro de mariguana. Tuve un inmensa emoción mexicana, casi una alucinación. Paulina se compró una portentosa cámara Leica y un juego completo de pirotecnia para mí para quemar esta noche. Faltan pocos días para que se cumpla un año de la muerte de mi papá. Hoy en la mañana recordé muchas cosas de mi vida en esta casa. La época en que estaba yo convaleciente de la difteria. Una larga convalecencia. Tenía 18 años (o 17). Mi mamá había regresado del Perú. Creo que mi papá estaba en Europa.

 

Lunes 19 IX 77. Trabajé prácticamente todo el día en mi colaboración para Vuelta. Estoy un poco cansado de todo eso. De ese profesionalismo intelectual. Tengo que componer todo eso.

Anoche seguí leyendo la novela de Jorge Ibargüengoitia [Las muertas]. Hoy la terminaré. Me parece magnífica. No muy original. Se parece en la técnica a In Cold Blood. Pienso en tres primas amables. Ya se sabe quiénes son. Benditas si llegan hasta donde yo estoy.

Murieron últimamente Leopold Stokowski y ayer o antier María Callas. Una época de la música.

 

Martes 25 X 77. En la mañana fui al taller de poesía. Tengo bastantes alumnos. Habla Rojas Zea para formalizar lo del 1+1. Hoy amaneció cambiado el sentido de la avenida Sosa. Ahora va de Panzacola (o de San Ángel) hacia el Centro de Coyoacán.

 

Domingo 20 XI 77. Mi siguiente artículo se llamará “Acuse de recibido” y hablaré de algunos libros que he recibido últimamente: el de Esther, el de Castañón, el del arquitecto Del Moral. Voy a hacer una clasificación bibliográfica por colores de la portada de los libros para poder hablar del de Vallarino.

Ya se acabó el domingo. Trabajé un poco en mi artículo. Mañana otra vez a clases. Vino Pepe de la Colina a traer el número uno del suplemento cultural del Unomásuno. Está bastante bien. Puede mejorar. Pepe entiende y está de mi parte. Tal vez principio de rebelión.

 

Martes 29 XI 77. Le dieron el Premio Nacional a Octavio Paz. Por la mañana fui a dar mis clases y ahora me dispongo a escribir mi artículo que tendrá que ser sobre este premio. Mañana por la
mañana me van a sacar para un programa de televisión sobre
la Academia. Tengo poco tiempo libre para mis cosas. Mi abuela está mal, los asuntos marchan poco a poco. Ya recogió Paulina los análisis, así es que antes de quince días nos tenemos que casar pues después ya no valen.

 

Viernes 9 XII 77. Hoy en la mañana nos casamos. Ahora tengo que ir a la Academia a la sesión final del año. Va a ir el Presidente. Es una lata espantosa porque habrá discursos y todo eso. Preferiría hacer la crónica de mi boda.

Por la noche. Saliendo de la Academia nos enteramos de que Porfirio Muñoz Ledo renunció. Nadie se explicaba por qué Solana había ido con el Presidente y los oradores lo llamaban secretario de Educación. En fin, tal vez mañana haya detalles en los periódicos.

Total que el día de mi boda fue un día ocupado de cabo a rabo.

 

Jueves 22 XII 77. Hasta muy tarde en la cama reponiendo las energías emocionales perdidas con la emocionante aventura de la otra noche. Hizo mucho frío anoche, pero dormí bien hasta las seis de la mañana. Es un síntoma de vejez despertar al alba. Entonces me pongo a pensar. Soy absolutamente libre a esas horas en las que pienso en los ausentes. Hoy en la madrugada estuve reconstruyendo el viaje que hice con mi papá en 1965. Es sorprendente la precisión con la que recuerda uno ciertos detalles insignificantes. […] Creo que desde ahora en adelante no volveré a separarme de mi cuaderno por las noches. Es cuando a uno se le ocurren más cosas. Todos los libros del mundo, de todos los géneros, se le ocurren a uno entre las 5 y las 7 de la mañana. Es tan fácil pensar.

Elle était comme la mer –cette lettre toujours recommencée.

 

1978

[Domingo 1º de enero de 1978]

 

Este furor de fuego al que las olas

contribuyen con hosca marejada

mientras estériles y solas

las mujeres se van por la enramada.

 

Bueno, fin del primer día de 1978. Se aprende a escribir el número del año bastante pronto. Estos cuadernos nuevos están bastante buenos. Nos elevaremos o descenderemos a insospechadas potencias durante este año. Comienza una forma misteriosa de la floración del espíritu.

Noche y día. Perfectos en su luminosidad.

 

Lunes 2 de enero de 1978. Me despierto a las siete de la mañana, con la mejor disposición de ir a la universidad a dar mis clases, pero a las ocho me es imposible salir de la cama y me quedo acostado hasta las 11:30. Luego empiezo a escribir mi artículo sobre Gironella. Un proyecto literario interesante: Diarios 1968-1978 para componer durante este año y publicar al final de 78. Un proyecto de largo alcance en el que hay que conservar únicamente lo que desearemos evocar mañana, como dice el formidable Edmond Teste.

 

Viernes 20 [de enero]. […] Me encargan de la universidad un prólogo para un material de lectura sobre Mallarmé. 4 cuartillas, 3000 pesos, no está mal; además la selección de los poemas. Ya la estoy haciendo mentalmente. Pondré mis traducciones de “Toast funèbre” y “Brise marine”. La de Octavio del soneto en ix, la de Cuesta de “La tumba de Edgar Poe”, la de Tomás Segovia del cigarro y alguna de Alfonso Reyes, la “Noche idumea” tal vez.

Por la tarde estuve preparando la cronología de Mallarmé para mi prólogo.

jb. Trajeron los árboles que compramos ayer.

Ya planté la lavanda y por la tarde plantaron el álamo en la calle y yo planté la higuera en el mismo lugar en que estaba la otra. La higuera 1.20 m y el álamo 80 cm, contra la barda.

 

Sábado 21 I 78. No fui la junta de Vuelta. Me aburre soberanamente. Voy a cumplir mi trato de distanciamiento. Me dedicaré hoy mejor a hacer mis artículos y lo de Mallarmé. En esto último creo que me puede ayudar Mauricio [Lavista].

Por la noche. Cada vez aspiro más fervorosamente a vivir en la cama. Ahora estoy en la cama. Creo que no saldré de ella hasta mañana por la mañana.

 

Martes 4 IV 78. Proyectos antes de dormir:

Para material de lectura: Un número que llevará El cuervo –primero en inglés y frente a frente la traducción de mi tío Enrique, seguida de la versión en español de The Philosophy of Composition.

Segundo: The Wreck of the Deutschland y mi traducción con el original al frente y una breve nota de introducción.

Tercero: Algo de D’Annunzio. Alcyone tal vez.

Cuarto: Una selección de Rubén Darío.

Quinto: Una mínima antología de Stefan George.

Sexto: Un “Jules Laforgue”.

Séptimo: “Elegías romanas” de E.G.R.

Octavo: Un “López Velarde puro”.

Noveno: Un “Barba-Jacob”.

Décimo: Un “Día Mirón”.

Undécimo: Un breve Baudelaire.

Duodécimo: Un Joyce without choice.

Decimotercero: Un “Pequeño Kafka absoluto”.

Decimocuarto: Uno sobre Góngora –en estilo de Gracián.

Decimoquinto: Un “dechado” de Quevedo –posiblemente el “Ojo del culo”, el necio y uno de los “sueños”.

Decimosexto: Tres poetas malditos rusos: Ajmátova, Esenin, Blok.

Decimoséptimo: Marcel Schwob: Espicilegio.

Decimoctavo: Un Chamfort: Maximes et Pensées.

Decimonoveno: Ese tratado de pintura automática que aparece en L’Éphémère.

Vigésimo: La “Alejandra” de Licofronte que aparece allí también.

21.- Un Rimbaud: Una temporada en el infierno.

22.- Un ensayo de Cioran –el que yo traduje hace muchos años sobre la civilización. Revista de la unam.

23.- Un “Leonardo da Vinci”.

24.- El ensayo de Fenollosa.

25.- Un “Borges”.

 

Jueves 3 VIII 78. […] Ayer murió Carlos Chávez. Él representa a la música en el grupo de los Contemporáneos. Los americanos lo ayudaron mucho. Algunas de sus cosas son bastante buenas. Yo creo que voy a escribir un artículo sobre él si me pagan entre hoy y mañana. No se atreven a llamarle “músico”.

 

Miércoles 30 [de agosto]. Hoy me desperté con la triste noticia –leída en Excélsior– de la muerte de Roberto Ibáñez, el poeta padre de Ulalume a quien conocimos hace algunos años. Hombre encantador. Cuando Paulina le habló a U. se acababa de enterar por el mismo medio que nosotros.

Después de comer habló Riqui para decir que habían secuestrado a Margáin hijo, el filósofo. También en la misma calle de Cuevas y de todos ellos. ¡Qué raro es todo lo que está pasando!

 

Jueves 31 VIII 78. Mataron a Margáin. Al rato vamos al velorio. Cada vez es peor la situación.

Antes de dormir. Fuimos al velorio de Margáin. Después estuve pensando en todo eso y agregué unas cuantas líneas a mi ensayo de Perezcano. La cosa está difícil. Nadie sabe quién lo hizo y contra quién. Creo que tendrá consecuencias muy graves.

 

Viernes 8 [de septiembre]. Por la mañana trabajando en lo de los cuadros. Por la tarde a cobrar al 1+1. Hoy salió mi artículo sobre la muerte de Armillita, pero los estúpidos lo pusieron en la sección de deportes donde parece una cosa marciana. Cuando regresé vino Pía. Está preciosa y creció mucho y más femenina y simpática.

 

Viernes 1º de diciembre, 1978. Casi imperceptiblemente hemos llegado al final de este año. Creo que he trabajado más o menos bien en lo que va de él. Hoy hace 32 años que me escapé de enms [Elsinore Navy & Militar School] con Fred Platner. Somos los únicos que conseguimos hasta entonces realizar la proeza. A casi todos los cogían en el pueblo, al llegar a la estación de los autobuses. Nosotros conseguimos llegar a Los Ángeles. Interesante recuerdo para mí. Durante las fiestas del Thanksgiving que había yo pasado en casa de Platner nos habíamos robado una botella de whisky marca Black & White que cuando regresamos a la escuela enterramos en la playa. Días después fuimos a beberla y nos emborrachamos muchísimo. No tomaron ninguna acción contra nosotros inmediatamente aunque todos se habían dado cuenta. En esa incertidumbre Platner y yo estábamos bastante angustiados pues confrontábamos la posibilidad de corte marcial. Ahora entiendo las vacilaciones de la dirección pues hubiera sido un escándalo que afectaría feamente el prestigio de la escuela y el honor militar. El caso es que antes de que otra cosa pasara decidimos to go awol (away without official leave).

Todavía no sé de dónde surgió la idea o la circunstancia que hizo posible nuestra evasión perfecta. Ahora que lo recuerdo después de más de tres décadas de que pasó no puedo menos que admirarme de la feliz intervención de esa Providencia tan… literaria, que habiendo tomado nuestra decisión nos llevó aquella noche hasta esa misma playa en que habíamos inhumado el cuerpo de nuestro delito y sobre la que yacía encallado en la arena un bote que, perdidas sus amarras pero no sus remos, la corriente había hecho derivar hasta allí, a nuestra disposición. Me parece recordar que el plan original, preparado por Platner, consistía en llegar al pueblo bordeando el lago por la playa en sentido de las manecillas del reloj. El error de los otros era que se iban por la carretera que bordeaba el lago pero en un perímetro que amplificaba el arco de la distancia entre la escuela y la estación de autobús que dos veces diarias, la última a las 11:30 de la noche, tendría que ser nuestro destino y el disparo de nuestra escapatoria hacia L.A. Nuestro rendez-vous era a la orilla del lago a las ocho de la noche durante ese lapso hueco que media entre el final del rancho y el tattoo, unas tres horas. Eso nos daba el tiempo necesario para llegar a pie bordeando el lago con media hora de anticipación a la salida del autobús que abordaríamos en el último momento para que los de la estación no tuvieran tiempo de llamar por teléfono a la escuela para denunciar nuestra presencia allí. Para evitar la suspicacia de los del pueblo se me había ocurrido que fuéramos de uniforme pero que las huellas de la caminata por el borde del lago nos delatarían por lo que decidimos llevar en nuestra mochilas de campaña, como los soldados de Napoleón, nuestro uniforme de gran gala y fornituras completas con espadín y charreteras como solíamos hacerlo cuando viajábamos con permiso de la escuela (para darle prestigio). El bote, con sus remos y todo, nos daba la posibilidad de conseguir con menos esfuerzo un resultado óptimo. En un dos por tres lo pusimos a flote y lo abordamos. En la noche cerrada y gélida remamos guiándonos por una cruz de gas neón que se alcanzaba a distinguir en la bruma. Era el remate de la torre de la iglesia católica de Elsinore, muy cerca de la cual atracamos después de una travesía sin novedad y por desgracia no lo suficientemente larga como para no evitarnos tener que merodear por el pueblo durante un buen rato antes de poder tomar el bus a Los Ángeles.

 

1979

Viernes 5 I 79. Ayer en la tarde se robaron las fotos de Paulina que estaban expuestas en el Foro [de Arte Contemporáneo]. Un tipo las pagó con un cheque sin fondos y dijo que le urgían porque se las iba a regalar al Presidente y los pendejos dejaron que se las llevara.

 

Jueves 1º de febrero. Casi todos estos días he estado pendiente de la visita del Papa, a través de la televisión. Ha sido muy emocionante. Por primera vez en mi vida veo a los mexicanos transfigurados para bien. Los políticos, quién sabe qué fue de ellos. Cuando menos estos últimos días. El martes pasado fue mi conferencia en el M. de A.M. [Museo de Arte Moderno] sobre Arte y magia. No estuvo mal pero podría haber estado mejor. […]

 

Lunes 5 [de febrero]. Hoy todo el día he estado pensando en mi comedia. Lo único que tengo es el título: Miscast. De eso trata: de que los actores aparezcan en todo momento contra su naturaleza.

 

Sábado 23 VI 79. Subí a la terraza a ver el crepúsculo espléndido. Esta calle en su apogeo de sugerencias. Pasó un carro del Partido Comunista con la bandera roja desplegada –una emoción como no la había sentido hace mucho tiempo. Desde que tenía 18 años. Saludé con el puño izquierdo y me sentí exactamente en aquel momento de emoción sublime heroica. Saludé la bandera. El próximo domingo son las elecciones. Creo que por la emoción de esta tarde votaré por esa bandera maravillosa. Solamente yo sé lo que es ver pasar el carro del Partido Comunista por la esquina de Progreso y Heliotropo. Nunca imaginé que volvería a hacer ese saludo otra vez. Pienso que tal vez mi destino ahora es el comunismo. Estuve pensando mucho acerca de eso a propósito de Ein Heldenleben. Et alors. A mi mamá le hubiera gustado hace 30 años que yo hubiera sido comunista. Podría decirles a los del Partido que me afilio siempre y cuando reconozcan a la Academia como la máxima autoridad de la máxima propiedad privada.

¿Por qué no repartir la propiedad privada equitativamente? Que el fin del comunismo fuera que todos tuvieran propiedad privada justa no conforme a sus posesiones sino conforme a sus necesidades y sus costumbres.

A muchos de nuestra edad votar por el P.C. (Partido Comunista) nos enriquecería espiritualmente, pero –sobre todo– nos rejuvenecería –que es lo que más necesitamos.

Nadie entendió que mi gesto “comunista” era un gesto fáustico: un retorno a la juventud. Seguramente acabaré votando por los sinarquistas; por simpatías históricas y literarias. Como quiera que sea fue una emoción a toda madre.

Hoy a mediodía, a la hora de la comida, me lamentaba con Paulina de mi mala suerte en el sentido de Lord Jim: poder abandonar la barca, pero cuando ya no hay ninguna parte a dónde ir. Todo se resume en una situación amarga. Yo no entiendo nada de lo que está pasando.

 

Domingo 15 VII 79. Ayer vino Pepe de la Colina. Estuve muy contento conversando hasta la noche, es un espíritu en verdad literario.

Cosa poco frecuente. Comparte mis admiraciones y mis deficiencias en el juicio literario.

Domingo bastante grato. Sobre todo ante la expectativa de seguir ocioso y de no tener nada que hacer mañana más que ir a cobrar mi sueldo.

 

Sábado 28 VII 79. Pasé mala noche. Por beber leche. Hoy ya empezaron a salir los nombres de los rateros del cine. Muchos conocidos, algunos “intelectuales”. En fin. Llovió durante la noche, amaneció el día claro y soleado. A ver si hoy consigo el Vuelta. Le hablé por teléfono a Mariana, pero no la encontré. Anoche como no podía dormir bien estuve leyendo la novela de I[bargüengoitia, Dos crímenes]. Está laboriosamente escrita, lo
que se nota. Hasta donde voy me parece mejor Las muertas. Creo que este fin de semana ya me tengo que poner a trabajar en la obra de teatro. El plazo se acorta y hay que cumplir.

Por la tarde. Ya terminé de leer la novela de Ibargüengoitia. Me gustó en resumidas cuentas y como todos sus libros se lee de una sentada, cosa que pasa poco hoy en día.

Volví a llamar a Mariana pero la muchacha que contesta no sabe hablar y es imposible comunicarse. A ver si acaso llama Pía, como quedó.

No sé por qué la novela de Ibargüengoitia me produjo una sensación de tristeza muy profunda, más de lo que yo me hubiera imaginado. Todo es tan característico y tan amargo.

 

Martes 16 de octubre de 1979. Desde ayer a mediodía estamos en Zihuatanejo en el Hotel Catalina. Desde ayer estamos la mayor parte del tiempo en la playa. El tiempo está divino. Hoy en la tarde ya no fuimos a la playa. Paulina fue al pueblo de compras y yo me quedé escribiendo mi artículo.

 

Jueves 18 X 79. Hoy ha sido el mejor día de nuestras vacaciones. Ha sido el más sereno. Me he sentido mejor. La tortícolis ha desaparecido y por la tarde he podido adelantar algo de mi artículo. Nunca en mi vida había comido tantas almejas como en estos días, y además están deliciosas. Creo que la dieta me hará bastante bien.

 

Martes 6 XI 79. Por la mañana a la universidad. En el pizarrón había la siguiente leyenda: Elizondo es puto. Vejamen académico clásico y tradicional. Me dio cierto gusto. Me sentí en plenitud como profesor universitario. Debí haber llamado a algunos profesores como testigos de descargo. Hoy trataré de empezar a escribir mi artículo para el Vuelta de enero.

 

Sábado 17 XI 79. Anoche fuimos al estreno de Exiles con Ofelia Medina. Estuve feliz. Hace unos treinta años que no gozaba del teatro como anoche. Dando por descontado a Joyce, que es el más grande artista de este siglo, la puesta de escena era verdaderamente perfecta. La directora Marta Luna me parece que fue la revelación. […] Ya nunca hay confusión de sentimientos. Todo está claro. Claridad restallante. La confusión está en todo lo que escribimos. Lo que hacemos está muy claro. No hay duda más que acerca de lo que pensamos. Yo creo que Exiles es una gran obra y que su estreno en México constituye el único acontecimiento digno de un cierto interés. Digo de un cierto interés porque la personalidad de su autor, con ser contradictoria, insiste en algunos aspectos de estética histórica que son especialmente interesantes para nosotros. Nótese por ejemplo la identidad que hay entre Irlanda e Hispanoamérica por lo que respecta a la apropiación y superación de la lengua de los conquistadores por los aborígenes.

 

Sábado 1º de diciembre 1979. Hoy hace 33 años que Platner y yo nos escapamos de Elsinore. No se me ocurre nada más. Creo que lo celebraré escribiéndole a Platner una pequeña carta, a ver si lo localizo.

A mediodía habla Tito Monterroso para felicitarme por mi Camera lucida. Aprecio mucho su opinión y su persona y le agradezco mucho sus comentarios.

 

1980

Viernes 21 III 80. Llega la primavera. Me corté las uñas.

Por la tarde. Hasta ahora es lo único que hecho en todo el día.

 

Martes 1º IV 80. Me impongo la obligación de escribir dos cuartillas a máquina cada día de este mes para terminar mi obra de teatro. También me impongo la prohibición de escribir en este cuaderno antes de que haya yo terminado esas dos cuartillas a máquina. Curioso castigo que me impongo. Hace bien al ánimo trabajar a cuota fija. Especialmente cuando se cumple. Es la esencia del estajanovismo.

Se han cometido crímenes atroces en los últimos días. Especialmente en Salvador. Pienso en mi prima que fue a vivir allá y se suicidó. Mucho tiempo me lo ocultaron. Recuerdo aquella época lejana, con Víctor y todos los cuates. Hace unos días mataron al arzobispo de San Salvador en el momento en que decía la misa. Antier, durante sus funerales, masacraron al pueblo. Anoche lo vi por televisión. Todo es siempre peor. Esa matachina es mucho peor que la que está filmada de Petrogrado en 1916. Hay más mujeres muertas que hombres. Los hombres abusan de su fuerza para tratar de salvarse. Se ve cómo un hombre apergolla a una muchacha para pasar sobre ella. Pero eso es natural. Por más que las mujeres no tratan de salvarse. Fue una cosa impresionante. Tal vez por eso no pude dormir.

 

Jueves 3 IV. Ya cumplí mi cuota de dos cuartillas diarias. Esto me llena de satisfacción. Especialmente porque cada cuartilla son mil pesos. Yo creo que ese es el impulso que me hace trabajar sistemáticamente. Estoy muy contento de que haya vuelto José como jardinero. Hoy ha hecho un día espléndido.

 

Sábado 5 IV 80.

Ya cumplí con mi cuota, aunque tuve que introducir un nuevo personaje. El de una mujer vieja –la marquesa. Por la mañana quemamos un “Judas” muy bonito: un diablo con las características de Drácula. Paulina se quemó la mano. Clásica tragedia del Sábado de Gloria.

 

Jueves 17 IV 80. 5 p.m. Ya terminé mi doble cuota de hoy, así que en lo de la obra de teatro estoy al corriente. Tengo 34 cuartillas y voy a la mitad del segundo acto. Será más largo que el primero. El Increíble (Moriarty) y el Comisario (Watson) se acaban de instalar a solas a intercambiar recuerdos incongruentes.

 

Lunes 1º IX 80. Hoy hace cuatro años que vinimos a vivir a esta casa. Día neutro, vacío, inerte. Por lo demás este mes está lleno de recuerdos tristes. He trabajado mucho en estos cuatro años y en esta casa. Nunca había vivido tanto tiempo aquí. Yo creo que ya me quedo aquí hasta que me muera. Cuando menos eso espero. […] Por la tarde.- Ya corregí el artículo. Finalmente no fui a casa de mi abuela. En su informe el presidente se equivocó y dijo anal en vez de anual. […] Están tocando Für Elise. Siempre pienso en mi abuela. Especialmente a esta hora (6 p.m.) en que solía tocar el piano. Ahora tocan Liebestraum, son las clásicas. Ahora ese preludio de Rachmaninof y luego el Claro de luna de Debussy que ya termina. Ahora la “marcha turca” de Mozart. Me recuerda el segundo movimiento de la sonata a la que pertenece, K. 325 o 355. Me gustaba mucho en 1958. Ahora la marcha militar de Schubert. Estar muerto es un verbo que no tiene gerundio. Ahora un estudio de Chopin, el más famoso: I’m always drawing rainbows. Ahora, 8:30 p.m., alguien canta el final de Turandot: ¡Montserrat Caballé!

El horror de saber que hemos sido injustos: forma última del remordimiento. Hoy el presidente dijo: “…la causa última”. How very strange. Paulina fue a jugar poker.

 

Miércoles 10 IX 80. Vino Pía por la mañana. A las 3:35 llegó la comunicación de El Colegio [Nacional]. 8 p.m.- Vino Riqui a felicitarme y me trajo una colección de libros maravillosos. Ahora se fueron al concierto. Habló Pepe pero no me felicitó. No debe saber.

 

MIENTRAS MÁS ASCIENDAS MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA. MANTÉN LO MÁS QUE PUEDAS EL EQUILIBRIO ENTRE TU VANIDAD Y TU VERDAD ÍNTIMA. NO ERES NADIE.

 

Mañana tengo un día tremendo: primero cobrar en la universidad y luego la comida de El Universal. Estoy bastante acomplejado pues no me lo esperaba. Era un long-shot.

 

INSCRIPCIONES: Un nuevo género poético. La escritura, el entablamento y el friso, la palabra y la arquitectura conjugadas en una forma única.

 

Miércoles 31 XII 80. Último día de 1980, es decir, último día de la década de los 70. Hoy hace mucho frío. […] Este fue un año muy raro. Bueno pero muy difícil. Creo que hemos sobrevivido de milagro aunque en el orden artístico no nos ha ido mal. Para mí fue el año de la Academia y de El Colegio Nacional. No soporto el “arte de nuestros días”. Todo está en manos y depende del juicio de tipos tontos que escriben artículos tontos. En este momento siento que me arrastra una marejada de estupidez. ~

 

 

Museos imaginarios

 

1.- El museo analógico: cosas apócrifas y artificiales.

2.- El museo poético-filosófico: se guardan imágenes, ideas, fórmulas.

3.- El museo de la realidad: contiene solamente cosas cualquiera o cualesquiera. Cosas que no importan y que carecen de interés.

(3a.- El museo de las cosas pías: Hopkins y su poema.)

4.- El museo de la técnica pura: exhibe máquinas que no sirven para nada. Algunas muy complicadas.

5.- El museo de los museos: en que sólo se guarda un cuadro que representa ese museo con el cuadro que representa ese museo… Todas sus paredes, el piso y el plafón de espejo.

(5a.- El museo del secreto: los deseos secretos materializados pero nunca satisfechos.)

6.- El museo de lo imposible: se materializan y se cumplen cosas imposibles, pero sólo aparentemente.

(6a.- El museo de las cosas olvidadas, “hacer líneas”, y de las inolvidables.)

7.- El museo de lo raro y de lo inusitado o extraño.

8.- El museo heteróclito: que exhibe los sobrantes de todos los demás museos.

9.- El museo histórico: en que se guarda el cronostatígrafo o cámara de Moriarty que sirve para condensar la luz que regresa.

10.- El museo idumeo: vestigios de cosas anteriores.

 

Entrada del jueves 11 de septiembre de 1980.

 

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(ciudad de México, 1932-2006), ensayista, narrador, poeta y traductor, es un clásico de las letras mexicanas del siglo XX.


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