Federico Fleischmann, director de Libre Acceso

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“No son rampas para personas con discapacidad son rampas para generar personas con discapacidad”

Al año y tres meses de nacido contrajo poliomielitis y desde entonces es una persona con discapacidad motriz. Fue empresario por más de 30 años y desde hace 17 participa activamente en la lucha por la integración de las personas con discapacidad. Ha sido Presidente de Libre Acceso A.C por más de diez años en diferentes períodos y hoy día está de nueva cuenta al frente de esta asociación.

¿Qué tan accesible es la ciudad de México para personas con algún tipo de discapacidad?

La vida de la ciudad la podemos dividir en tres diferentes ámbitos. El entorno urbano que está conformado por calles, parques, todas las calles a través de las cuales pretendemos llegar hasta nuestros diferentes destinos. Yo te podría decir que aquí se ha adelantado en la accesibilidad pero que de ninguna manera hemos llegado a la postura ideal. Las personas con algún tipo de discapacidad nos enfrentamos al hecho de que las banquetas por las que tenemos que movernos para poder salir de nuestra casa no tienen continuidad. La accesibilidad no es constante. Continuamente nos pasa que encontramos una rampa y nos subimos y sucede que al llegar al otro extremo ya no hay rampa. Lo peor de estos casos es que hay que desandar lo recorrido. De la misma manera la mayoría de los entornos urbanos abiertos, tampoco son accesibles y esto nos genera un sentimiento de exclusión sumamente insultante, agravante.

La segunda parte es el transporte y aunque hemos logrado avanzar con mucho trabajo en ese sentido, todavía no hemos alcanzado a cumplir con el mínimo indispensable que establece la Ley General de Transporte: El 20% de las flotillas de transporte deben ser accesibles, y eso no lo alcanzamos ni mínimamente. Hay que reconocer que medios de transporte como el Metrobús son bastante más accesibles. De hecho la línea dos es completamente accesible y la línea tres también lo será y en términos superlativos. Estamos en espera de la línea 12 del metro que promete ser completamente accesible y sentimos que ese será el gran parteaguas. Será el fin de la era de la inaccesibilidad del transporte y el principio de un transporte incluyente.

El tercer ámbito es el arquitectónico. Porque no es suficiente con que podamos usar los medios de transporte sino de que podamos acceder al lugar al que vamos y la verdad ahí sí estamos sumamente atrasados. Yo te podría decir que no arriba del 4% de los edificios de la ciudad son accesibles para personas con discapacidad.

¿De este 4% cuántas son oficinas de gobierno?

De alguna manera las oficinas de gobierno han ido asumiendo, en forma progresiva pero no suficiente, su responsabilidad. Pero creo yo que el gran problema nos lo encontramos en los edificios privados. Yo te pregunto a ti, ¿de tus visitas a edificios, cuántas son a edificios públicos y cuántas son a edificios privados?

Menos sin duda, pero seguro buscaría denunciar esa falta de accesibilidad a los edificios privados ante las autoridades y para ello los edificios de las autoridades (los públicos) tendrían que ser completamente accesibles. Recodarás las adecuaciones que el año pasado hizo la Cámara de Diputados para que dos de sus diputadas con discapacidad [motriz] pudieran tener acceso a la tribuna. Eso me pareció escandaloso en el sentido de que los “representantes de la Nación” jamás habían pensado que podía haber un representante con discapacidad motriz.

Yo estoy de acuerdo contigo, pero tampoco sería justo dejar de reconocer que la Cámara de Diputados desde hace unos tres años hizo una readecuación completa de todos sus espacios –interiores y exteriores. Tienes razón en el sentido de que el corazón de la mismísima Cámara no fue contemplado. También debiera yo reconocer que desde la legislatura anterior había un diputado con silla de ruedas y que jamás levantó la mano para reclamar que no hubiera accesibilidad para la tribuna. Desde entonces debió hacer sucedido. Porque si bien es cierto que el gobierno y la sociedad tienen que hacer su parte, también es cierto que las personas con discapacidad tenemos que hacer la nuestra. Ahora tenemos dos legisladoras que son de armas tomar y han denunciado esa carencia, pero tuvo que haberse denunciado desde tiempo atrás. También es cierto que no ha existido por parte del gobierno la entereza suficiente para obligar que las construcciones nuevas y las adecuaciones arquitectónicas se hagan con un concepto de accesibilidad e inclusión. Han evadido esa responsabilidad, la han evadido todos y nosotros no hemos sabido reclamar nuestro derecho a ser parte.

Y eso me llama la atención, porque cifras de Libre Acceso hablan de 1 millón de personas con discapacidad. Son un número importante y organizados podrían tener un razonable poder para incidir sobre los temas que les ocupan.

¡Somos un montón! El 10% de la población del DF tiene algún tipo de discapacidad. De este 10% la mitad tenemos problemas para movernos y de ese 50% la tercera parte requiere una silla. Y déjame decirte una cosa, conforme va avanzando la ciencia cada vez vamos a haber más personas con discapacidad. En el pasado si una persona tenía un accidente grave se moría, ahora los médicos logran salvarle la vida, la rehabilitan y tratan de reintegrarla en el quehacer social. Pero esta rehabilitación no se completa hasta que logras, de verás, volver a ser parte activa del quehacer social. Tenemos que tener presente el hecho de que, si Dios nos presta vida, todos vamos a tener una discapacidad en mayor o menor medida.

¿Y cómo debería prepararse el gobierno local y el federal para atender esta creciente demanda?

La mayor parte de los entornos públicos, urbanos y rurales, están en manos de los municipios, entonces es al tercer nivel de gobierno a quien le corresponde hacer las adecuaciones para promover y lograr la accesibilidad de las personas con discapacidad. Y de los tres niveles de gobierno es el menos comprometido en ese sentido. Pareciera que estamos en una emboscada sin salida porque aquel que debe aplicar las soluciones no está siquiera tomando conciencia del problema.

¿Qué proponer ante la falta de conciencia?

Necesitamos una campaña nacional en pro de la accesibilidad. El gobierno federal debe iniciar las gestiones para que esta campaña se lleve a cabo. El poder legislativo federal debe promover las leyes que permitan esta accesibilidad. Y los gobiernos estatales y municipales deben implementar estos cambios. Y toda la sociedad debe actuar en consecuencia.

¿Y qué pasa si la campaña que mencionas se enfrenta a excusas de corte presupuestal: “no hay dinero para hacerlo”?

Eso siempre se argumenta y es quizás la barrera más infranqueable. Cuando tú hablas de adecuar un edificio que ya está construido se habla de un costo de alrededor del 10% del valor total del edificio. Pero si eso lo aplicas desde el diseño y construcción no rebasa el 2.5%, considerando una accesibilidad total. Tenemos que planearlo desde el principio.

Háblame del caso de las banquetas. Cifras de Libre Acceso calculan que es necesario construir 260,000 rampas para que todas las esquinas de las banquetas sean accesibles.

Sí, son necesarias porque no se planearon desde el comienzo. Si hubiéramos construido las banquetas con sus rampas en los extremos desde el principio eso no hubiera representado ningún incremento en el costo. Pero si después de haberla construido tenemos que romper las puntas para poner las rampas que no colocaron, eso sí representa una gran pérdida de recursos y tiempo. No se hizo bien al principio, hay que hacerlo ahora.

En los últimos años se ha tratado de corregir el error de no incluir las rampas y se han empezado a construir algunas. Pero me sorprende lo poco estandarizadas que están. Hay algunas con unas pendientes que para subirlas en silla de ruedas me imagino debes tener unos brazos superdotados.

¡Sí! No son rampas para personas con discapacidad, son rampas para generar personas con discapacidad. No pueden ser usadas por personas con discapacidad. Porque además se les olvida a los arquitectos y maestros de obras que muchas de las personas con discapacidad que usamos sillas de ruedas en muchos casos también nuestras extremidades superiores están afectadas. ¡Son rampas para Supermanes!

¿Tienes noticia de si las nuevas casas de interés social que se proyectan tienen ya contemplado acceso y espacio para personas con discapacidad?

Sí. El Infonavit tiene un programa de vivienda accesible y ya no sólo se limita a personas inscritas en este censo sino a los inscritos en el Fovissste y a quienes están autoempleados. Y estas casas son verdaderas obras de arte en cuanto a diseño y distribución del espacio, porque deben lograr accesos y baños en los que puedas entrar con una silla de ruedas.

¿Cómo sensibilizar a los que no tienen ningún tipo de discapacidad y ocupan los lugares reservados o se estacionan frente a las rampas?

Ellos deben saber que requerimos y exigimos respeto: “Respétame”, pero además de eso, necesitamos que nos incluyan: “Inclúyeme en tu entorno”.

– Cynthia Ramírez

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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