Con todo respecto

Una respuesta a la reseña de Ignacio Sánchez Prado sobre un libro de Antonio Alatorre.
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Profesor Ignacio M. Sánchez Prado: anoto lo que se me va ocurriendo al leer el manifiesto disfrazado de reseña que publicó usted en Letras Libres de junio.

Plantea usted ahí “una pregunta más seria sobre el papel que las ideas y el legado de Alatorre tienen para la historia y la práctica de la crítica literaria en México.” ¿Más seria que cuál?

La muerte de Alatorre, escribe usted, “significó sin duda” el cierre de un ciclo. De ser así, ¿para qué escribe “sin duda”?

No reseña usted el contenido del libro, pero sí que fue publicado por “la plataforma institucional del Colmex”. ¿Eso agrega particularidad a los ensayos de Alatorre? ¿Y qué es una “plataforma institucional? Purdue University Press o Casa de las Américas, donde publica usted, ¿son “plataforma institucional”?  

“Ciertamente rendir tributo al legado de Alatorre es una tarea importante”… ¿hay alguien que opine que no debe ser cierto? ¿Percibe usted lo contradictorio de rendir tributo a los legados?  

Sin la obra de Alatorre “la historia de la crítica en México sería más triste, lastimera, incompleta”… ¿que cuál? ¿Que la que se practica en Ecuador? ¿O en la universidad donde enseñe usted?

La lectura del libro de Alatorre “deja una sensación mixta en la experiencia de un lector interesado en un ejercicio amplio e incluyente de su quehacer”. Seré curioso… Ese lector ejercitado y amplio e incluyente, ¿es usted?

Alatorre “es hijo de su tiempo y su noción de crítica se funda en un entendimiento del oficio construido en las ideologías literarias del medio siglo literario”. ¿Cuáles son esas ideologías que excluyen el “ejercicio amplio e incluyente” y propician, como es el caso de Alatorre, “intolerancia y autoritarismo”?

Eso de haber nacido en un tiempo, ¿tiene que ver con que la crítica sea “amplia e incluyente”? ¿Puede usted decir cuándo se acabó el tiempo de (digamos) Edmund Wilson y dejó, por tanto, de ser “amplio e incluyente”?

De nuevo “sin duda”. Cada vez que usted duda, ¿escribe “sin duda”?

Escribe usted:

 

Es importante considerar que la obra de Alatorre recogida en este libro tiene su origen en un momento particular de la institución literaria en México –los años cincuenta– donde coinciden un número de factores deslumbrantes al respecto.

 

Redactar así, ¿es un estilo del siglo XXI? ¿Un momento donde coindicen factores? ¿Es como decir “París, cuando está La Sorbona”?

Hace rato Alatorre era “medio siglo”. Ahora ya va en decimonónico… (Aunque Alatorre habría preferido decir que era decimoseptónico.) Esta “noción decimonónica del crítico como criba estética”, ¿es “factor deslumbrante al respecto”?

Otro “factor deslumbrante al respecto” es que Alatorre tenía “la idea del crítico como autor que guía al lector respecto a la cuestión del valor de una obra”. ¿No le suena mejor: “guía al lector sobre el valor de una obra”? ¿No son demasiados respectos?

Si Alatorre era un “crítico como autor que guía al lector” (como Sainte-Beuve, Wilson y aun Christopher Domínguez, dice usted), ¿quién guió al lector hacia la lectura del crítico como autor que guía al lector? ¿O acaso llegó solito?

Otro de los “factores deslumbrantes al respecto” propios, supongo, de la cultura decimonónica, es que Alatorre tenía “una fijación profunda con el lenguaje, producto de la filología”. ¿Hay escritores sin “fijación profunda con el lenguaje”? ¿Hay quizás escritores que tienen fijación, pero no profunda? ¿Sólo poquita fijación? ¿Cree usted que un oceanólogo tiene una fijación profunda con el océano? 

“Ciertamente en esta dirección se puede entender…” De nuevo inicia usted un párrafo con ese adverbio. ¿No le parece que presidir sus hipótesis con ese adverbio es una manera de sancionarlas aun antes de haber sido expuestas? ¿Es acaso una pre-criba estética?

Ahora alaba a Alatorre: tiene “puntos” que son “valores inapelables para la labor de todo crítico literario”. ¿Existe un juez a quien se puede apelar para que sancione o no esos “puntos”?

Sí que lo hay: ciertamente usted mismo.  

El juez que luego de declarar “inapelables” los méritos de Alatorre apela a sí mismo y (nil admirari!) declara: “resulta asombroso cuán excluyente es la noción de la crítica practicada por Alatorre”. Este juicio sumario ha sido lanzado no por cualquiera, sino por “una persona comprometida, como yo” que encarna “un abanico amplio de tradiciones críticas”.

Es muy admirable la alta estima en que se tiene usted. ¿Cómo le hizo? Como no le hizo Alatorre, ciertamente, que no tuvo ese abanico. 

Alatorre personifica todo lo que no debe ser un crítico y usted todo lo que sí. Los argumentos de Alatorre son “muñecos de paja”; los de usted son “lectura productiva”. Si a Alatorre le caen gordos ciertos enfoques críticos muestra “una cerrazón mental antitética con los valores de (sic) debate intelectual que cualquier crítico contemporáneo debería tener”. ¿A Alatorre no le pueden caer gordos algunos enfoques críticos y algunos críticos? ¿Y a usted por qué sí (por ejemplo, Alatorre)? ¿Porque usted es “persona comprometida”?

El nombramiento que hace usted de Evodio Escalante (más allá de sus méritos) como “uno de los dos o tres críticos más importantes de la literatura mexicana”, ¿es nombramiento “en términos históricos, ideológicos, sociales y hasta textuales”? ¿O es porque practica usted “el concepto reyista de crítica como juicio”? ¿O es nombramiento ad hominem? Porque no creo que sea “noción decimonónica del crítico como criba estética”…

Se autoretrata usted (en una reseña) como “un crítico literario mexicano joven, académico y ensayista, creyente en la teoría y la filología y en muchas otras empresas intelectuales”. En cambio el pobre de Alatorre era de Autlán, un “viejo general”, dirigía una revista minoritaria, carecía de espíritu empresarial y aun de creencias.

Así pues, entre las creencias de usted, ¿el origen nacional, la edad y el espíritu empresarial pesan sobre la calidad de la crítica literaria? ¿Cómo se describe lo “joven”, por no decir lo “mexicano”? Cuando deje usted de ser joven (o mexicano), ¿dejará de ser amplio e incluyente? ¿Y cuál es una revista no minoritaria? ¿Las revistas no minoritarias son mejores que las minoritarias?

Cuando usted lee su frase “(los enfoques ) han avanzado de manera decidida a entender” ¿se percata de que no le caería mal algo de fijación en su lenguaje?

La filología, en la opinión de usted, “se encuentra en seria retirada”. ¿No le da pudor haber enviado al asilo de ancianos a –digamos– Bajtin y a Genette?  

La filología es una ciencia “que muchos críticos literarios de mi generación no conocieron”, pero junto con la “teoría” tiene “el potencial de reanimar” a la crítica literaria. ¿O sea que muchos críticos de su generación, para potenciarse, van a tener que regresar a la escuela?

Ojalá, para que luego reanimen a la crítica literaria.  

La época de Alatorre “ha terminado”, concluye usted. Bueno. Menos mal que se ha iniciado la suya, profesor Sánchez, tan joven, mexicano, amplio, creyente e incluyente. Pero, momento: “No obstante” haber terminado, la época de Alatorre “acarrea una lección importante respecto al compromiso por la literatura”. Entonces, ¿se deberá concluir que ha terminado pero no ha terminado?

No entiendo… ¿Seré viejo? 

 

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Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.


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