Escritores en pijama: Instrucciones para tender la cama

Lo más importante es tender la cama en pijama. La cama debe tenderse apenas termine la primera orina del día, tiempo suficiente para que se ventile y enfríe.
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Lo más importante es tender la cama en pijama. En caso de cepillarse los dientes y bañarse antes, no digamos tomar café, corre usted peligro de clausurar por el día la posibilidad de una cama tendida frente a otras actividades de mayor importancia. La cama debe tenderse apenas termine la primera orina del día, tiempo suficiente para que se ventile y enfríe.

Ya sea usted un ser humano práctico o complicado, piense en tender la cama como una actividad reflexiva, que le permitirá ordenar el día que a partir de ese momento tiene que vivir. Considere que la práctica hace al maestro y en pocas mañanas habrá desarrollado las habilidades necesarias para resolver el desorden que deja en la cama cuando se levanta; no le conviene pensar en tender la cama como un quehacer molesto de la rutina sino como la oportunidad de acomodar sus sueños y deberes diarios.

El hombre práctico tiene a bien dormir con un edredón cubierto por una funda suave, sin más sábanas que aquella que cubre el colchón, la primera sábana. Quien tiene vocación de complicarse la vida duerme con una sábana debajo del edredón, la segunda, cuya gran ventaja es que en una noche de calor, el edredón puede patearse hasta el final de la cama para taparse únicamente con esa sábana encimera, de preferencia de algodón, si es usted muy exquisito, de doscientos a trescientos hilos; evite el satín, tiene mala reputación. Si le seduce la practicidad, puede acostumbrarse a sacar una pierna de la cama para equilibrar la temperatura de su cuerpo con la del exterior.

Para tender la cama, el hombre práctico deberá hacer del edredón una mole y colocarlo momentáneamente en una silla o un buró, tal vez un cajón abierto. Ubíquese al final de la cama y descoloque las dos esquinas –que corresponden al lado de los pies– de la sábana bajera, abrazada al colchón gracias a sus límites con resorte. Sujetando una esquina con cada mano, agite la sábana hacia arriba y hacia abajo para desarrugarla y hacer volar las células muertas. Aprovéchelo como un primer esfuerzo físico. Termine con un amable movimiento hacia abajo que infle la sábana superior para volver a atorarla en cada esquina.

 El siguiente paso es muy sencillo para el hombre práctico pues solo debe de repetir la operación con el edredón. Debe de cerciorarse de que las cuatro esquinas queden lo más lejos posible una de otra o, si así lo desea, imite la maniobra profesional de los hoteles prestigiosos en los que el edredón se aplana con un palo de escoba y los excedentes de edredón se introducen entre el colchón y la base que lo sostiene, de la que generalmente cuelga una de falda.

Si es usted un hombre complicado y ha decidido usar no solamente una sábana entre usted y el cobertor, sino también una colcha, la sábana innecesaria deberá estirarse sobre la sábana inferior con el reverso hacia esta. La sábana superior es generalmente de mayor extensión que la inferior y deberá tener en cuenta dos detalles elementales: del lado de los pies debe poder meter una porción de sábana debajo del colchón, no se preocupe si los extremos escondidos queden arrugados, permítase un poco de descuido; mientras que del lado de la cabeza la sábana debe doblarse sobre el edredón, de manera que el lado anverso cubra una quinta parte del edredón, que empieza a la altura de los hombros de quien duerme y no desde el principio del colchón.

Si, además, insiste en usar una colcha, pretenda cubrir toda la cama. Ocúpese de las almohadas primero, espónjelas con las palmas y sitúelas en su lugar, deben abarcar el área que empieza en el principio del colchón y termina donde inicia el edredón, que también podría ser una cobija. Si le acomoda guardar la pijama bajo la sábana, sacúdala y dóblela de manera que no comprometa el equilibro de la almohada. La colcha debe cubrir las almohadas y colgar lo mismo de los otros tres lados.

Si quiere impresionar a su pareja o le place una cama en perfectas condiciones, haga de su mano una herramienta para hacer una división entre el área de las almohadas y el resto de la cama, empujando la colchas con el flanco de la mano entre éstas.

Si le interesa el reto de la moneda que rebota sobre la colcha, antes de lanzar la moneda haga uso del palo de escoba alisador. Si tiene cojines decorativos, ahora es su momento.

 

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