- Guillermo Tovar y Teresa nos regaló su obra, pero a sus amigos nos regaló -cuando su temple apasionado, imprevisible y ocasionalmente iracundo se lo permitía- la más deslumbrante de las conversaciones.Para recordar a Guillermo Tovar de Teresa recupermos el prólogo que Enrique Krauze escribió para La ciudad de los palacios: Crónica de un patrimonio perdido.
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