Villaurrutia inédito

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Una vez terminada la beca Rockefeller que lo llevó a la Universidad de Yale —junto con Rodolfo Usigli— durante el año escolar 1935-1936, Villaurrutia, en ése su único viaje al exterior, volvió a México pasando antes a California para atender una invitación de Agustín J. Fink, involucrado en la industria cinematográfica y que radicaba en San Diego, donde se localiza una de las mayores bases navales estadounidenses.
     Fruto de esa escala fue su poema “Nocturno de los ángeles”, que publicó en una plaquette (Ediciones Hipocampo, 1936) reducida a cien ejemplares numerados e ilustrada con una viñeta de Agustín Lazo, al parecer. No obstante, el manuscrito original, además de las correcciones del autor incluye varios dibujos del propio Villaurrutia en los que predomina como asunto el de los marineros, tan caro igualmente a los afanes gráficos de Cocteau y García Lorca y materia prima de las Seamen Rhymes de Salvador Novo. Ambos, el manuscrito original y el ejemplar número 100 de dicho “Nocturno”, fueron obsequiados por Villaurrutia a Carlos Pellicer, con los cuales se hizo una edición facsimilar hacia los años ochenta. El poema fue recogido por Xavier Villaurrutia en su libro Nostalgia de la muerte, y desde su primera salida va dedicado a Agustín J. Fink, su anfitrión mexicano en California.
     Está por demás, quizá, recordar que en el poema de referencia el motivo fundamental es “el amor que no se atreve a decir su nombre”, y es en esta pieza villaurrutiana donde, de manera más abierta que en toda su obra conocida hasta ahora, queda evidenciada una cuestión de escaso, difícil o encubierto tratamiento en la poesía mexicana de la primera mitad del siglo xx, con la excepción de la obra de Novo, manifiestamente en su Nuevo Amor.
     Sirva lo anterior como preámbulo a la publicación en estas páginas de una composición igualmente de Villaurrutia en la que incidió nuevamente en esa temática. Escrita en la parte posterior de tarjetas de visita suyas, viene a ser una suerte de contra-punto del “Nocturno de los ángeles”, ya que si en éste trasmutó poéticamente sus vivencias de un universo gay que hallaron su apoteosis en San Diego, California, pero que tuvieron alguna manifestación previa en Nueva York, en el que hoy se da a conocer el entorno en que las sitúa el poeta es mexicano y capitalino.
     Gracias a la generosidad y gentileza de Don José Manuel Delgado, que compartió con Villaurrutia y otro amigo un estudio que tenían en la calle de Artículo 123, y que acompañó a Xavier hasta unas cuantas horas antes de su muerte, se ha hecho posible el rescate de este poema que Don José conservó amorosamente y que ahora, por el centenario del natalicio villaurrutiano, sale a la luz.
     Asimismo, por D. José M. Delgado sabemos que fue escrito en 1946 y que su título es “Nocturno de San Juan”, aludiendo con ello a la Avenida San Juan de Letrán, hoy Eje Central o Lázaro Cárdenas, vía capitalina ebullente de sexo de todo signo durante el tiempo en que esa zona, que se denominaba antes Primer Cuadro de la ciudad, ostentaba una manifestación de intensa vitalidad hasta horas muy avanzadas de la noche.
     Al igual que con el título de “Nocturno de los ángeles”, con el enunciado meramente de “Nocturno de San Juan”, sin el añadido “de Letrán”, Villaurrutia pretendía jugar con la resonancia pía de ambas entidades: los ángeles y San Juan.
     Es un poema que refleja igualmente su pertenencia total a la ciudad de México en varios puntos, particularmente cuando menciona al Don Juan Manuel de la leyenda virreinal, aquel que, en la calle que llevó su nombre —hoy Uruguay—, por las noches preguntaba la hora a los viandantes y, al ser respondido, los victimaba al tiempo que les decía “dichoso usarcé que sabe la hora en que ha de morir”.
     La tónica gay mexicana se manifiesta, a diferencia de como se presenta en el otro “Nocturno”, con una tensión, con un temor que contrasta con la liberalidad, con la exultación que se desprende del poema redactado en Estados Unidos, además de la forma poética libre en el primero y más ceñido a la rima en el segundo.
     Quede por ahora a disposición de los seguidores de Villaurrutia este texto para leerlo, para analizarlo, para juzgarlo, con la advertencia de que, al estar el original en tarjetas sueltas y no tener al menos una numeración dejada por el autor, he procurado establecer el orden que me ha parecido el menos arbitrario en consecuencia. ~

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