Springsteen y Pat Buchanan

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¿Derecho autoral o ley del embudo?

Lo que en el rico es alegría, en el pobre borrachera: un estudiante universitario de 22 años se convirtió hace poco en el primer convicto por piratería en Internet. Aprehendido por el FBI, Jeffrey Levy se declaró culpable de infringir la legislación de derecho autoral al distribuir música gratuitamente en su website personal mediante tecnología mp3.
     Desarrollada hace pocos años con el incómodo nombre MPEG (Moving Picture Experts Group) 1 layer 3 audio, esta técnica reduce a la doceava parte la información musical de un disco compacto, sin pérdida audible de calidad sonora. Los hoy llamados mp3 son archivos musicales de calidad próxima a la de los CDs comerciales que pueden ser "bajados" al disco duro de una computadora y reproducidos.
     Este potencial revolucionario provocó pánico en las compañías fonográficas, que vieron en él un amenazante enemigo que podría aumentar aún más las alarmantes cifras de piratería. No sin razón: sin más requisito que una tarjeta de crédito fue posible adquirir discos compactos "quemados" caseramente, con más de 150 canciones cada uno, al precio aproximado de un CD comercial.
     El caso del incauto joven Levy sienta precedente en el mutante panorama cibernético, y parecería obvio a no ser por otro, surgido de la más conservadora ala política estadounidense: el de Pat Buchanan, recalcitrante y ultraderechista aspirante republicano a la presidencia del vecino país, que usó impunemente y sin autorización la canción "Born In The U.S.A." de Bruce Springsteen como introducción para un discurso reciente de campaña.
     Aunque esto no lo convierta en pirata fonográfico, el daño moral infligido por él y otros republicanos en la transgresión a la imagen del cantautor rockero es incuantificable al asociarlo a sus posturas ultranacionalistas. Antes que él, Ronald Reagan abusó también del título y coro "Born In The U.S.A." para encauzar los más bajos instintos retrógradas de cierto sector de la población hacia su reelección.
     Springsteen es un artista popular cuyas canciones reflejan visiones y problemáticas de la clase trabajadora, y cuya historia personal y actitud ratifican su postura: es hijo de un obrero, solidario con huelgas y con los trabajadores agrícolas migrantes mexicanos, tan ferozmente asediados por la propia derecha republicana.
     En 1996, durante su campaña por la presidencia, también el precandidato republicano Bob Dole fue recibido por "Born In The U.S.A." a su arribo a Red Bank, Nueva Jersey, estado natal de Springsteen. Esta vez, el compositor se preocupó por la engañosa impresión que esto podría producir en el público y escribió al diario local: "Sólo para que conste, me gustaría aclarar que fue usada sin mi permiso y que no apoyo la fórmula republicana".
     Evidentemente, cualquier político derechista puede abusar impunemente de un gran artista de su país para sus propios fines, pero un estudiante utopista es reo de cárcel por el mismo motivo. Que la ley no sea igual para todos no es novedad; lo interesante en este caso son los motivos no sólo del convicto, sino de varios artistas que han intentado hacer lo mismo con el producto de su propia inspiración.
     Un tema incómodo quedó en el aire: ¿a quién pertenecen en realidad los derechos de autor? Músicos independentistas, como la canadiense Loreena McKenitt o el politizado rapero Chuck D, no se alinearon con quienes se reservaban la mitad del producto de su trabajo… y sufrieron las consiguientes demandas y amenazas; a Tom Petty su casa fonográfica lo obligó, contrato en mano, a retirar su música del espacio franco cibernético.
     Así, ¿qué es peor: la piratería o el lenocinio? –

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