Al rescate del kiliwa

En nuestros días, quedan pocos hablantes del kiliwa, a pesar de que la lengua tiene dos o tres mil años de existir. Algunas iniciativas admirables están luchando contra su extinción.
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Queda medio centenar de kiliwas en Baja California, y casi no hablan su lengua. Ocupaban una franja que iba del Pacífico al mar de Cortés, como una especie de venda en el antebrazo de la península.

Llegaron hace milenios. Se llaman a sí mismos ko’lew, ‘gente’. Sus actividades tradicionales (recolección, caza y pastoreo) requieren grandes territorios de los cuales fueron despojados. Primero por los decretos colonizadores del presidente Juárez; después por el apoyo a la minería del presidente Díaz; luego por el reparto ejidal del presidente Cárdenas; y, finalmente, por negocios como el motel Mike’s Sky Ranch que ocupa 7,000 hectáreas para la cacería deportiva y no deja entrar a los kiliwas.

El último despojo (de casi 28,000 hectáreas) lo iba a cometer la Comisión Federal de Electricidad para un proyecto eólico. Los kiliwas se negaron a firmar hasta que en 2017 la concesión se redujo a doscientas cuarenta hectáreas y derecho de paso para las líneas de transmisión, a cambio de una renta trimestral (“Construirán planta eólica en tierras de los quilihuas”, La Jornada de Baja California, 5 de diciembre de 2017).

Sobre los kiliwas han corrido consejas dramáticas. Que habían decidido suicidarse. Que habían decidido no tener hijos. Que decidieron no enseñarles kiliwa. El jefe de la tribu, Elías Espinoza Álvarez, inspirado por la visita del subcomandante Marcos, hizo una declaración que llegó a La Jornada (21 de noviembre de 2006, “Firman kiliwas pacto etnocida ante el desamparo del gobierno panista”): “Cansados de las injusticias históricas, principalmente el despojo de sus tierras”, y ante su difícil “supervivencia, porque carecen de los servicios más elementales”, la tribu hizo un “pacto de muerte”, en vez de esperar su gradual extinción. No pasó nada.

Hay esfuerzos admirables de rescate del kiliwa. Mauricio J. Mixco hizo su tesis doctoral sobre ellos en la Universidad de Utah (Kiliwa texts, 1983). Luego publicó, en el Archivo de Lenguas Indígenas de México de El Colegio de México, Kiliwa del Arroyo León, Baja California, 1996, con prólogo de Miguel León-Portilla.

Arnulfo Estrada Ramírez los estudia desde 1989. Compiló un Diccionario práctico de la lengua kiliwa, que la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas editó y puso en la web. Publicó también Lengua y cultura kiliwa, 2018. Ahora es cronista oficial de Ensenada, y amablemente respondió a mis preguntas.

Una mujer kiliwa, maestra de escuela, no aceptó la extinción como fatalidad. Cuando ya no quedaban más que unos cuantos hablantes de su lengua, Leonor Farldow Espinoza empezó a enseñar el kiliwa a los niños de su tribu. Además, tradujo al español diez cuentos kiliwa recogidos en Cantos, cuentos y juegos indígenas de Baja California, 2ª edición, Mexicali: Gobierno del Estado de Baja California, 2006, pp. 57-81. Recibió el Premio Nacional en Artes y Tradiciones Populares 2018.

Algo notable de la lengua kiliwa (que, según los lingüistas, se habla desde hace dos o tres mil años) es que no distingue él de ella: dicen ñipáa para ambos géneros (Wiktionary, “Appendix: Chumashan and Hokan Swadesh lists”).

Dos páginas de la Wikipedia (“Kiliwa” e “Idioma kiliwa”) tienen versiones en inglés y otros idiomas. Hay más de veinte videos en YouTube. Algunos incluyen cantos en kiliwa. También hay entrevistas a Arnulfo Estrada Ramírez y Leonor Farldow Espinoza.

La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, dentro de su serie “Lenguas indígenas en riesgo”, publicó Kiliwa. Cantos de Trinidad Ochurte, 2006, con 36 grabaciones en cd, sin traducción. Trinidad Ochurte Espinoza (1922-1994) fue un cantor kiliwa tradicional. Cantaba también en otras lenguas afines al kiliwa, pero la edición no distingue.

En la Universidad Autónoma de Baja California hay un proyecto sobre “Producción poética kiliwa. Una propuesta de revitalización”.

la creación

(fragmento)

Cuando el mundo fue creado no existía nada.

No había montañas.

Solo reinaba la oscuridad, como en la noche.

Entonces llegó un hombre llamado Meltí ipá [Coyote luna].

Vivía en plena oscuridad.

Meltí ipá se sentó, pensando en todo lo que iba a crear.

Hizo un buche de agua y lo escupió hacia el sur.

Hizo otro y lo lanzó hacia el norte.

Después hizo otro mucho más grande,

tan grande que se le salía el agua de la boca,

y lo escupió hacia el oeste

(por eso el mar occidental [el Pacífico] es tan grande y peligroso).

Finalmente, tomó una poquita de agua en la boca y la lanzó hacia el este. (Por lo cual este último mar [de Cortés] es bueno, su oleaje es manso.)

Así fueron creados los mares.

Fuente: Alonso Vidal, Los testimonios de la llamarada. Cantos y poemas indígenas del noroeste de México y de Arizona, Hermosillo: Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora, 1997, p. 26. El texto en kiliwa, con transcripción literal, aparece en Mauricio J. Mixco, Kiliwa texts. “When I have donned my crest of stars”, Salt Lake City: University of Utah, Anthropological Papers 107, 1983, pp. 35-37. Puede escucharse en kiliwa, con subtítulos en español, en YouTube; video del Instituto Nacional de Antropología e Historia, “Mito kiliwa”, subido el 8 de febrero de 2012.

muerte del creador

El hijo de la tierra murió.

Creó la muerte para los hombres

para que fueran mortales.

Aquí murió y yace.

Nadie pudo impedirlo.

Los vientos soplan

de los cuatro rumbos sagrados

bajo él. Lo levantan.

El cenzontle

que anda por aquí

vuela bajo él.

La sangre gotea

y corona a los pájaros.

Aquí murió y yace Dios.

Los pájaros cantan una oración.

El sol subía al cielo.

Los pájaros callaron.

contra los coyotes

Ustedes que no cazaron nada.

Me corretearon por todas partes.

Me corretearon dos o tres veces.

No tienen nada que comer.

Están exhaustos, se tropiezan.

Están cansados.

Ladran ruidosamente y nada.

Fuente: Mauricio J. Mixco, Kiliwa texts, pp. 119 y 101.

cantar de luto

Cuántas veces

vino el pajarito

y se fue.

Cuántas veces

vino el pajarito

y se fue.

Cuántas veces

vino el pajarito.

Fuente: Gabriel Trujillo Muñoz, De los chamanes a los djs. Breve crónica de las artes musicales en Baja California, Mexicali: Universidad Autónoma de Baja California, 2007, p. 24.

los kiliwa

Los kiliwa son muy antiguos.

Antes tenían mucha tierra.

Pero llegaron los que dividen la tierra.

Ahora los kiliwa

pelean por algo de tierra.

los viejos

Los viejos saben

los tiempos que vienen,

los tiempos que pasan.

Ellos sabían

cómo mantenerse.

Los viejos saben

cuándo hay alimento en la costa.

Ellos saben

dónde sale el sol.

Los viejos lo han sabido todo

siempre.

Fuente: Francisco Javier Bonilla Vázquez, Los kiliwa. Su creación y el ocaso. Tijuana: Centro Cultural Tijuana, 2015, p. 81; que los toma de Gabriel Trujillo Muñoz et al., La cultura indígena en Baja California, México: Secretaría de Educación Pública, 1978, pp. 110 y 112. ~

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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