Foto: César Rodríguez Mejía - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=46516153

La Luz del Mundo: corporativismo religioso al servicio del poder (primera parte)

En meses reciente, la Iglesia de la Luz del Mundo ha tenido un lugar central en el debate público, debido a su cercanía con miembros del partido en el gobierno y al papel cada vez más protagónico que tienen las iglesias evangélicas en la política de América Latina. El acortamiento de distancias con los poderes en turno no es nueva en la historia de esta congregación religiosa.
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La Iglesia de la Luz del Mundo (LdM) es central en el debate público nacional por tres razones: primero, porque su líder único, Naasón Joaquín García, enfrenta un juicio por la presunta comisión de 26 delitos, entre ellos, delitos sexuales contra menores de edad; segundo, porque el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena, así como algunos diputados federales de Movimiento Ciudadano, han abierto el portón para que los hijos de la luz, junto con otras iglesias evangélicas, caminen el sendero que conduce hacia la política nacional a través de la promoción de sus intereses en los poderes Ejecutivo y Legislativo; tercero, porque el crecimiento exponencial de las iglesias evangélicas en Latinoamérica y, entre ellas, de la LdM en México (que por sus propias creencias, forma una excepción en el universo de las religiones evangélicas)

((La Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), por ejemplo, ha hecho público que la LdM no forma parte de su comunidad, entre otras razones, porque “‘rinden culto a su líder espiritual Naasón Joaquín García, y los más de 35 millones de mexicanos’ que integran las iglesias cristianas evangélicas ‘de las más diversas denominaciones’ sólo adoran ‘a Dios, al padre, al hijo y al espíritu santo’”.
))

 además de captar a millones de feligreses, ha creado un mercado de millones de votantes que la ambición política busca capturar.

Juarista en lo protestante

No es la primera vez que un presidente mexicano ha coqueteado, de forma “laica y respetuosa”, con la idea de crear una iglesia de alcance nacional o de fomentar el avance del protestantismo en México.

El primero fue Benito Juárez, quien, además de impulsar su reforma liberal, defendió en diversas ocasiones la expansión del protestantismo en el país, deseando que este “se mexicanizara conquistando a los indios (sic) que necesitan una religión que les obligue a leer y no a gastar sus ahorros en cirios para los santos (…)”. 

((Bastian, Jean-Pierre. (1981). Protestantismo y política en México. Revista Mexicana de Sociología, Vol. 43, pág. 1950.
))

A su vez, las gestiones de Melchor Ocampo para formar una iglesia independiente de Roma resultarían en la primera iglesia protestante en suelo mexicano. 

Pues bien, como si Dios la hubiera creado a la medida, la LdM es, justamente, una iglesia protestante mexicanizada: su fundador tiene orígenes revolucionarios, tez morena y rasgos indígenas; la religión promueve el acercamiento a la clase popular, el nacionalismo mexicano –incluso en las sedes que se encuentran en otros países

((Bigileri, Paula. (2000). Ciudadanos de la Luz. Una mirada sobre el auge de la Iglesia La Luz del Mundo. Estudios Sociológicos, Vol. XVIII, núm. 2, pág. 412.
))

– y la cultura prehispánica; su doctrina enaltece a figuras como Miguel Hidalgo, celebrando el grito de independencia, y Benito Juárez, erigiendo estatuas en su honor, entre otras cuestiones.

Estos valores coinciden perfectamente con la ideología nacionalista, populista y republicana de AMLO. El presidente es, personalmente, un cristiano que comparte gran parte de su religión con los cristianos pentecostales de la LdM. Todos los elementos históricos de su ideología, las tres transformaciones antes de la cuarta, coinciden con los acontecimientos nacionales celebrados por dicha Iglesia: la independencia hidalguista (primera transformación), la reforma juarista (segunda transformación) y la revolución mexicana (tercera transformación); y también coincide con la reivindicación del nacionalismo popular mexicano, con una especial apreciación por las tradiciones mestizas, y los valores cívicos con los que se autoperciben los feligreses.

Iglesia nacional revolucionaria

Después de Juárez, el presidente “liberal”, existió otro presidente, ahora revolucionario, que apoyó la creación de una Iglesia nacional al servicio del Ejecutivo: Plutarco Elías Calles.

Al terminar la revolución mexicana, la facción ganadora intensificó su enfrentamiento con el catolicismo al aprobar la Ley Calles, que violaba de diversas maneras las libertades de culto. Ante el rompimiento con la religión que detentaba más poder en México y el inicio de la Guerra Cristera, Calles intentó crear un sustituto espiritual que contrarrestara la fuerza de la iglesia católica romana: la Iglesia Católica Apostólica Mexicana (ICAM). Por su parte, Juárez también había intentado dos veces –una en 1867 y otra en 1867– la creación de una Iglesia Católica Nacional que sirviera para contrarrestar el poder político y social de la iglesia católica romana.

((Patricia Fortuny Loret de Mola. (2000). La Luz del Mundo, estado laico y gobierno panista. Análisis de una coyuntura en Guadalajara, pág. 133. Guadalajara, Jalisco: Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, vol.7, número 019, y Renée de la Torre. (2000). Los hijos de la Luz. Discurso, Identidad y Poder en la Luz del Mundo, pág. 104. Jalisco, México: Producción Académica del ITESO.
))

Es posible que el proyecto revolucionario callista se acercara no sólo a la idea de una iglesia con características similares a las de la LdM –como la ICAM–, sino a la fundación misma de la Iglesia de la Luz. Calles compartió la causa del Ejército Constitucionalista con el entonces sargento Eusebio Joaquín González. Eusebio, después de ser ungido por Dios en una revelación divina, fundó la Iglesia de la LdM y estableció su primera colonia, La Hermosa Provincia, en un terreno adquirido gracias a otro militar revolucionario y posterior secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán.

((Es necesario aclarar que el término institución “total” o “totalizante”, en el presente texto, no tiene el significado histórico asociado con gobiernos de tipo totalitario como el nazismo. La autora citada retoma la definición de “institución total” desarrollada por Erving Goffman, entendida como aquella que: 1) aísla a los sujetos del resto de la sociedad: el exterior; 2) todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y bajo la misma autoridad, 3) las actividades siempre se hacen en compañía, nulificando de esta manera los espacios de intimidad; 4) las actividades diarias están estrictamente programadas, desde arriba y mediante un sistema de normas formales y un cuerpo de funcionarios. Renée de la Torre. (2000). Los hijos de la Luz. Discurso, Identidad y Poder en la Luz del Mundo. Jalisco, México: Producción Académica del ITESO.
))

A pesar de que no se conoce ningún documento que lo compruebe fehacientemente, según algunos autores, la Luz del Mundo “es la continuación del proyecto callista”.

((Idem.
))

Además, algunas de las razones políticas que llevaron a Calles a impulsar la creación de una religión bajo su mando parecen estar presentes en la actualidad. A pesar de la pluralidad que existe en esta materia, podría sospecharse que el apoyo de la religión católica está concentrado en algunos de los grupos que perdieron el poder en las últimas elecciones: el PRI, el PAN y los políticos que intentan crear el partido México Libre. El cambio de partido en el poder ha provocado tensiones entre algunas autoridades de la iglesia católica y las nuevas autoridades públicas. Entre otros acontecimientos que ilustran estas tensiones, está la solicitud que el presidente López Obrador le hizo al Papa y a España para que se disculpara por los daños causados a los pueblos indígenas durante la consulta, y reconsiderara la excomunión que hizo de los padres de nuestra patria. Por ese motivo, el statu quo del que gozaba el catolicismo en sexenios anteriores atraviesa por un importante cambio, y podría encontrarse en riesgo.

Por otro lado, han existido constantes confrontaciones entre el obispado mexicano y el presidente López Obrador. En el fondo, para algunos católicos, AMLO representa una amenaza para los intereses de su iglesia. Esto, a su vez, podría convertirse en la amenaza de una reacción contra el gobierno de López Obrador. Estas tensiones y confrontaciones pueden ser un incentivo para que el presidente busque consolidar una base religiosa propia que sustituya, en menor o mayor medida, el papel del catolicismo y haga frente a las religiones que apoyan a sus adversarios políticos.

Siervos de la Luz y de la nación: una feligresía disciplinada al poder

Para un partido con pulsiones de hegemonía, la mejor organización corporativista es aquella obediente, unida bajo el mando único de un líder fuerte, con el cual se puede negociar el apoyo político y electoral de una gran multitud de ciudadanos. Fidel Velázquez, líder vitalicio de la CTM, es un ejemplo de los líderes corporativos que fueron clave para que el PRI se mantuviera en el poder: negociar con el líder significaba obtener el apoyo en las urnas y en las calles de millones de trabajadores. Sin embargo, la disciplina del corporativismo del siglo pasado se queda corta ante la disciplina que puede ofrecer la LdM, una institución total:

((Ibidem.
))

la comunidad cuenta con una estructura perfectamente jerárquica y vertical que controla prácticamente todos los aspectos de la vida de sus miembros. Esto se logra a través del control ‘espiritual’ y material de los feligreses.

Así, la feligresía de la LdM está cohesionada por una identidad colectiva totalizante: su doctrina abarca “todos los ámbitos de la vida, desdibujando la separación de esferas entre lo sacro y lo secular y, en muchos casos, entre lo público y lo privado, debilitando, por lo tanto, los espacios de autonomía individual”.

((Bigileri, Paula. (2000). Ciudadanos de la Luz. Una mirada sobre el auge de la Iglesia La Luz del Mundo. Estudios Sociológicos, Vol. XVIII, núm. 2, 403-428.
))

La vida de los feligreses, desde dónde trabajar, con quién casarse, a qué fiestas asistir o a dónde se puede viajar (por ejemplo, solo está permitido viajar, previa carta dirigida a los hermanos que brindarán hospedaje en el destino, a lugares donde haya congregaciones de la LdM, para así “evitar tentaciones”),

((Renée de la Torre. (2000). Los hijos de la Luz. Discurso, Identidad y Poder en la Luz del Mundo, pág. 288. Jalisco, México: Producción Académica del ITESO.
))

hasta cómo vestirse o cuándo hablar en público, en el caso de las mujeres, debe ser consultado con autoridades de la comunidad. Esto, a la vez que limita la libertad individual de los fieles, los aísla del mundo exterior: hay un sinnúmero de testimonios que explican sus dificultades para interactuar con el resto de la sociedad.

((Transcribo dos ejemplos expuestos por Renée de la Torre en su multicitado libro:

1. “Ya está por abrirse la preparatoria en la Hermosa Provincia, esto es maravilloso porque los jóvenes ya no tendremos que salir y peligrar por el pecado. Hay hermanos a los que los jóvenes de afuera los han obligado a drogarse, beber vino o fumar”.

2. “Es muy difícil convivir con la gente de afuera. Cuando estudiaba secundaria mis compañeros organizaban reuniones. Yo no sabía qué hacer y le pedí consejo a mi mamá, ella me dijo que podía asistir siempre y cuando no realizara cosas que ofendieran a Dios y a la Iglesia. Esa vez fui y un compañero me invitó a bailar y tuve que negarme, aunque tuve ganas de ser como los demás. Fue una situación muy difícil, por eso prefiero ya no ir”.
))

Los rasgos totalizantes de la doctrina espiritual se ven reforzados por el control material de sus actividades. La disciplina excesiva que se impone sobre los miembros de la organización inició con los orígenes militares de su fundador, cuya autoridad, que pasa de generación en generación por una línea de nepotismo sagrado, es incuestionable: fue otorgada directamente por Dios.

El poder divino del Ungido de Dios, Naasón Joaquín García, se ejerce a través de un grupo de funcionarios administrativos y un cuerpo pastoral que “se designa desde la cúspide, y depende únicamente de la voluntad de [él]”.

((Ibidem, págs. 180-185.
))

Sin embargo, quizá la mejor forma de comprender el control sobre la vida de los feligreses sea ver no la cúspide de la pirámide, sino un puesto más cercano a su base: los “encargados”.

En un capítulo titulado “El ojo panóptico de Samuel todo lo ve y, lo que no, se lo platican: agencias de vigilancia y orden social” (Samuel es el padre y antecesor de Naasón Joaquín), Renée de la Torre describe cómo estos vigilantes tienen bajo su encargo a entre 30 y 150 feligreses, y son quienes controlan los permisos “para salir de la colonia, vacacionar, trabajar, estudiar, contraer matrimonio”, etc. Además, los encargados llevan un registro de cada persona, en el cual anotan su asistencia diaria a las oraciones, su constancia en el pago del diezmo y primicias, así como las faltas que hayan cometido, entre otras cosas.

((Ibidem, págs. 183 y 190-192.
))

Las “faltas” de los feligreses son fáciles de detectar, gracias a que “es bien visto el acusarse unos a otros”,

((Ibidem, pág. 191.
))

y se sancionan de diversas formas: desde la ley del hielo y la restricción de permisos, hasta la expulsión de un miembro de la comunidad. Incluso existe un Ministerio de Honor y Justicia para denunciar cuando un “hermano desvía su conducta cristiana”.

((Ibidem, pág. 90.
))

Como relata un testimonio:

El hermano Samuel [(ahora, Naasón)] sabe lo que hacemos dentro y fuera de la colonia, hasta lo que sucede en los centros de trabajo, siempre hay manera de vigilarnos y luego nos mandan a llamar.

Cabe sospechar que ese control puede utilizarse para influir o incluso administrar el voto de los hermanos de la luz, más cuando se recomienda a los hermanos evitar la televisión y otros medios de información, agotar su tiempo únicamente en el trabajo y la devoción a Dios, y creer que los gobernantes, sobre todos quienes “les ayudan a mejorar sus condiciones materiales” porque así se los dicen los líderes de su Iglesia, ejercen un poder concedido por Dios. Es importante precisar que entre la LdM y el establecimiento de un nuevo corporativismo mexicano existe un largo camino por recorrer. A pesar de que, al interior, la iglesia mantente una estructura que podría utilizarse perfectamente para dichos fines, esta no se encuentra integrada a Morena o a su gobierno como sucedía con los grandes grupos corporativos del siglo pasado, además de otras diferencias sociales e históricas que dificultan la reconstrucción de un régimen de ese tipo.

En conclusión, el pasado histórico de la LdM, sus valores y diseño institucional la convierten en el medio perfecto para concretar el proyecto de crear una iglesia oficial, diferente a la católica, que respalde al presidente.

Por un lado, es una herramienta que puede utilizarse para reforzar un nacionalismo popular, mesiánico y disciplinado en torno a la figura presidencial –los hijos de la luz rezan por las autoridades civiles porque creen que su poder sólo se hizo posible gracias a la voluntad de Dios– y para implementar el proyecto moralizador de López Obrador, entre otras medidas, con la entrega de su Constitución Moral a través de iglesias evangélicas.

((Esto último ya se lleva a cabo mediante algunas iglesias pertenecientes a Confraternice y, aunque el vocero de la LdM declaró que, supuestamente, no participaría en su entrega, también afirmó que, si la LdM recibe una invitación, accedería a hacerlo, pero, eso sí, con respeto al Estado laico.
))

 

(Continuará)

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Consultor en Derecho Anticorrupción y litigio estratégico.


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