Francisco Labastida

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ESTADIO DE BEISBOL TOLUCA 80 La primera vez que vi de cerca a Francisco Labastida fue el 10 de abril en un acto rápido de campaña para recordar los 81 años del asesinato de Zapata. Había algo en él que no parecía natural.

El monumento en honor de Zapata en San Mateo Atenco está en una especie de camellón de tierra seca, rodeado por vías rápidas, puentes y periférico.
No parece haber coherencia entre el paisaje y el dirigente agrario, pero tampoco parece importar. Antes San Mateo era un pueblo campesino, ahora es una colonia más de Toluca, un cruce de caminos. Hay muchos autobuses de transporte público, que además sirven como medios de propaganda móvil, adornados con retratos monumentales del candidato Labastida. Interrumpen la vialidad y producen embotellamientos, pero lo que cuenta en todo caso es el acto, el ritual, la ofrenda floral y la guardia de honor. Diez minutos y es tiempo de la "salutación y despedida". Son las diez y cinco de la mañana.
     Los "militantes" caminan en dirección a los transportes que deberán llevarlos de regreso a sus pueblos y colonias mientras Francisco Labastida platica con los reporteros al pie de su autobús de campaña. Alguien de la televisión informa de frente a la cámara: "Es la primera vez que el candidato usa una camisa que no es azul". Me acerco para verlo mejor. Mantiene la sonrisa todo el tiempo ante cámaras, micrófonos y grabadoras. Un invitado le susurra algo al oído, él suelta la carcajada y sus ayudantes, que persiguen con la mirada cualquier gesto, responden como réplicas y celebran con risas el chiste que no pudieron escuchar.
     La apariencia de Labastida es la de un ser un poco indefenso. Es delgado. Bajo de estatura, su rostro quemado por el sol es de una piel fina, reseca y quebrada de arrugas. La sonrisa permanente, ligeramente torcida como si fuera una especie de mueca, carece de espontaneidad. Es como si hubiera sido ensayada una y otra vez hasta fijarse como gesto y dominar al cansancio o quizás al arrebato.
     "¡Vámonos! ¡Vámonos!" El candidato desaparece y los reporteros de "la fuente" y los hombres encargados de la "logística" se desplazan a toda marcha hacia los vehículos que los transportarán al siguiente acto, la toma de protesta a los CC. Candidatos a senadores, diputados federales, diputados locales, presidentes municipales, síndicos y regidores en el estadio de beisbol Toluca 80 en Zinacantepec, Estado de México.
     Viajo en una Suburban con los reporteros de Televisa y TV Azteca, el encargado de "la fuente", el licenciado Héctor Gandini, y su ayudante, una mujer joven que nació "orgullosamente en Los Mochis, Sinaloa". Como ya no se estila desplazarse en convoy o en séquito detrás del candidato "porque han cam-biado muchas cosas… Ahora hay menos dinero que antes… Menos ostentación", nos perdemos y comenzamos a dar vueltas para un lado y otro a toda velocidad. Intento revisar la "síntesis informativa" que recomienda la lectura de una entrevista con la doctora María Teresa Uriarte, esposa del candidato. Le pregunto a Gandini si ella participa mucho en la campaña. "La doctora no ha bajado la actividad, pero sí la difusión. Habla súper bien en público", me responde mientras marca su celular para hablar con un reportero al cual le hace una síntesis de la gira y al final lo tranquiliza: "No te preocupes, no te perderás de nada importante, hoy mismo regresamos a la Ciudad de México".
     Llegamos al estadio. Muchos más autobuses urbanos y de pasajeros con la marca de "¡Labastida 2000!", "¡Que el poder sirva a la gente! ¡Fuerza mexiquense 2000!", permanecen estacionados entre todas las calles cercanas. Escuchamos la voz del animador y el rítmico tumbar de los teponaztles, y entramos al estadio, que está a reventar. Todo el público va uniformado con cachuchas y camisetas verde, blanco y colorado de "¡Labastida 2000!"
     El animador hace un llamado al auditorio: "¡Con emoción, con fuerza, con pasión, vamos a recibir a nuestro candidato! ¡Duro! ¡Duro! ¡Duro!" La muchedumbre responde fuera de tiempo, como sin ganas. No alcanza a volverse una sola voz para que la porra funcione, aunque toda la gradería está hasta el tope, igual que el campo de juego.
     En el centro del estadio hay un pequeño templete circular con sillas alrededor ocupadas por "los invitados especiales", como Nino Canún y otros que dicen que son actores y deportistas. ¿Aquí va a dar el discurso el candidato? "Sí, es un nuevo concepto de comunicación con la gente. Es preferible este espacio en el centro, donde el candidato se hace visible para todos desde cualquier parte, en lugar de un frío presidium totalmente ocupado".
     La voz del animador aumenta de intensidad: "¡Les pido a todos recibir a nuestro candidato con un gran aplauso! ¡Duro… Duro… Duro…!" Algunos aplausos dispersos, con las banderitas al aire. La multitud apenas y responde: "¡Duro… Duro… Duro!", y el teponaztle retumba más fuerte. Labastida camina saludando a la gente, que se mantiene disciplinada detrás de los cordones que forman el pasillo; les da la mano y de vez en cuando se detiene para un intercambio de palabras. Están de pie sobre las sillas y gradas estirándose para tratar de verlo. El candidato sube al templete del centro del estadio. Levanta alternativamente el puño derecho y luego el izquierdo, mientras da un giro para que todos puedan verlo, y sin mucha emoción corea "¡Vamos a ganar…Vamos a ganar… Vamos a ganar!" Después entona el grito de batalla: "¡Duro… Duro…duro!" La multitud lo acompaña sin llegar a la ovación. El gobernador del Estado de México, Arturo Montiel, sube al templete y junto con el candidato da una vuelta al pequeño ruedo. Labastida le dice "Amigo Arturo Montiel… Hombre de sensibilidad política, hombre comprometido con su estado, fiel amigo de los mexiquenses y hombre con el cual vamos a ganar la contienda del 2 de julio".
     Recuerdo otros actos de campaña en otros tiempos. La misma parafernalia, sólo que la función del "acarreado" estaba muy bien ensayada y probada: consistía en hacer la representación de la masa que apoya al candidato llena de entusiasmo y esperanza, lista para obedecer de inmediato las señales y ejecutar con emoción el aplauso, la porra y el griterío. El papel de los líderes populares también estaba muy ensayado, los reclamos de "¡Ya queremos que la Revolución nos haga justicia!" acompañados de demostraciones de amor y lealtad pasional: "¡Con usted nos la jugamos hasta la muerte! ¡Viva el PRI! ¡Viva nuestro candidato!"
     El espectáculo ha cambiado. ¿Será que así le gusta al "nuevo PRI"? ¿O será que ya los acarreados no creen tanto en un PRI imbatible o en que cualquier otro candidato sea inelegible?
     Labastida decidió dar su discurso como en los viejos tiempos, desde el presidium, a un lado del graderío en el que se encontraban los cientos de candidatos a los que les tomó la protesta. "La gente quiere que el poder sirva a la gente, no a políticos o a camarillas de amigos… Un solo ejército, un solo proyecto, un programa que da respuesta a las demandas de la gente…"
     Busqué a los hombres del grupo Atlacomulco, al profesor Carlos Hank, al licenciado Emilio Chuayffet, al ex gobernador César Camacho o al licenciado Alfredo del Mazo, que el 21 de abril de 1986 saltó de gobernador del Estado de México a secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatales, para jugarla como precandidato a la presidencia, en el primer experimento de "selección interna", en sustitución de Francisco Labastida, que renunció para ser candidato del PRI a la gubernatura de Sinaloa con la bendición del presidente De la Madrid.
     No logro encontrarlos. ¿No los invitaron? "Es que… por ejemplo, Chuayffet ya se dedica a la academia en la unam", me explica un joven organizador.
     El candidato termina el acto sin llegar al clímax y se reúne con "la fuente" al pie de su autobús. Dicen que prefirió cancelar la rueda de prensa. Hace una analogía entre el beisbol y la política. Quiere tener el juego en sus manos todo el tiempo, pero también quiere terminar rápido. Parece frágil, aunque no sé si lo sea. Siempre está mirando de lado a lado, aun cuando no haya nada que ver. Habla mucho y actúa para el público o trata de hacerlo. Me intriga la manera en que aprecia su circunstancia. Una vez más compruebo que los fans del PRI tienen la necesidad de engancharse con la fortuna de un solo jugador. Labastida dejó el estadio casi inmediatamente después de su presentación. "Él es el mejor, simplemente el mejor". Estos fans parecen estar equipados con cualidades poco usuales de lealtad, persistencia y fortaleza ¿para aguantar incluso cualquier revés?
     Me encuentro con uno de los viejos profesionales en logística de las campañas del PRI. Son los hombres del "trabajo duro". ¿Cómo ves ahora las cosas? Me mira con una sonrisa porque ha interpretado bien la pregunta. Mueve la cabeza de un lado a otro. "No, pues ya no es lo mismo de antes". Sé que lo dice no sólo en relación con los dineros sino con el ánimo, el carisma de los líderes en perfecta armonía con el sistema. Siento que su confesión viene del escepticismo. HR SIZE=12>EL ELEGIDO  
Al leer las noticias sobre Francisco Labastida que publicaba la prensa o ver ocasionalmente su imagen en la televisión en los meses de una precampaña que en realidad fue el inicio de una muy larga, costosa y supongo desgastante campaña, había algo, no sé qué, pero algo que lo hacía parecer incómodo con su situación, casi sorprendido. Aunque dedicó 37 años de su vida al "servicio público", principalmente como administrador, dicen que afinó su carrera con miras a la grande desde la Secretaría de Gobernación y desde allí consiguió la bendición y el "voto duro" de Los Pinos. Resultó "el bueno", pero, como puede ocurrirle a algunos actores cuando no acaban de entrar en personaje, su aparición en el escenario del gran espectáculo sexenal no fue tan buena.
     Dicen que todo mexicano que se dedica a la política alberga en su intimidad la fantasía de llegar a ser presidente de México. ¿Tuvo Labastida una temprana vocación de presidente? ¿La tuvieron Zedillo o De la Madrid?
     Salinas es el contraste. Hizo coincidir su vocación y fantasía con cada una de sus acciones hasta que ganó y ganó contra la voluntad de muchos dirigentes priístas, contra el voto de no se sabe cuántos y contra la intuición y la imaginación de muchos mexicanos convencidos de que fue el primer candidato del PRI a la presidencia derrotado.
     Labastida parece estar en aprietos con la imagen que quiere proyectar. Le cuesta trabajo la desenvoltura, recurre a anécdotas que parecen memorizadas por la necesidad, todavía no consigue lo fundamental para un político: que la máscara llegue a ser una de sus características. Quizás por eso todo el artificio y la retórica propios de estos lances no logran convencer. ¿Está convencido él? ¿Lo están sus estrategas?

Es demasiado temprano para saber si su fe en la participación, las nuevas tecnologías, el progreso, la educación con inglés y computadoras, su devoción por la historia, por la continuidad, su interés por la mujer que se hace público en la relación con María Teresa, su segunda esposa, su sonrisa, son en todo caso genuinas. Quizá su propia elevación debió de haberle parecido increíble y maravillosa, y medio cree en el mundo que conjura para poder llegar hasta el final.MOCTEZUMA EL ESTRATEGA
Esteban Moctezuma parece un hombre de certezas, sin matices ni medios tonos, sin susurros. Quiere proyectar la imagen de un nuevo PRI moderno, eficiente, el PRI de las encuestas, el de la opinión pública, el del mercado libre de la política. Tiene un estilo que responde adecuadamente a lo que él cree que son las exigencias de este tiempo. Su discurso carece de los arcaísmos propios de otro tiempo, el tiempo en el que los políticos eran los jefes de lugares y regiones, los caciques nutridos de experiencia y portadores de enseñanzas prácticas, los verdaderos hombres del viejo PRI como Leopoldo Sánchez Celis, Rubén Figueroa o el Negro Sansores, que "robaban pero repartían", y no como los de la caída del sistema.
     La reunión transcurre en la oficina de Moctezuma, en la Torre 2 del PRI nacional, en Insurgentes Norte. Una sala amplia con libreros, sistema de sonido y televisión. En una esquina una mesa redonda y a un lado un pizarrón portátil que exhibe el dibujo de un velero azul. Además, cinco fotografías de Labastida, una fotografía inmensa de Colosio tomada el 6 de marzo de 1994 en un mitin de campaña en el monumento a la Revolución (17 días antes de su asesinato en Tijuana), un cartel que dice "Yo estoy con Labastida", Labastida con el sombrero de los chamulas y el bastón de mando, rodeado de rostros indígenas chiapanecos. Mientras observo el entorno Moctezuma escoge el fondo musical de la entrevista, un concierto de Mozart. Miro casi de reojo el dibujo del velero y escucho la voz del coordinador de la campaña:
     —Veo que te llama la atención mi velero.
     Le sonrío un poco sorprendida por el comentario.
     —¿El dibujo es obra tuya?
     —Sí, y si observas bien hay una piecesita que apenas y se ve pero de la cual depende el destino del velero.
     Señala la pieza en el dibujo. Es la que sostiene el mástil y la vela.
     —Pues esa piecesita soy yo. Es de un metal tan fuerte que el velero se puede llegar a pudrir por la acción del sol y el viento y milenios más adelante alguien que la descubra la observará y dirá ¿qué es esta piecesita?
     Sus ayudantes, que son dos y comparten con nosotros la mesa, ríen a carcajadas y disfrutan la ocurrencia del jefe moviendo gozosos sus cuerpos.
     —¿Has trabajado en otras campañas?
     —Es mi séptima campaña. Trabajé en la campaña de Francisco Labastida para gobernador de Sinaloa, con Donaldo Colosio como coordinador de Gestión —Colosio trabajaba en esta oficina (golpea con su mano la mesa). Luego trabajé con Ernesto Zedillo como coordinador de campaña. Trabajé en mi campaña para el Senado de la República, en la campaña del 97 aquí, en el partido, como secretario técnico del Consejo Político Nacional. Trabajé en la precampaña de Labastida y ahora en ésta.
     Me llama la atención su tono de ejecutivo.
     —¿Crees que la opinión pública conoce la oferta del programa de Labastida?
     —Creo que la opinión pública sí y la opinión publicada no —y esta frase no es mía, es de Felipe González. Lo que sucede es que muchas veces en las campañas la gente le hace más caso a la opinión publicada que a la opinión pública, y uno de los elementos básicos para llevar a cabo una buena campaña es hacerle caso a la opinión pública y no a la opinión publicada.
     Supongo que la reflexión de tono cantinflesco se debe a que está muy enojado con lo escrito en diarios y revistas.
     —¿Sería mejor una campaña sin los medios?, pregunto con un poco de ironía.
     La respuesta llega rápido:
     —No, porque son necesarios. Necesitas de los medios para comunicarte con la gente.
     —¿Y no importa que no digan lo que tú esperas que digan?
     —Sí importa, pero no puedes hacer nada más que diseñar, por ejemplo, una campaña propositiva. La de Labastida es profundamente propositiva, si ves todo lo que ha propuesto es realmente un compendio.
     —¿De propuestas?
     —De propuestas, de ideas, de soluciones, de investigación.
     —¿Con cuántos votos quieren ganar?
     —Nosotros aspiramos a estar arribita del 50% de la votación. Si podemos rebasar el cincuenta y estar en los 51, 52, sería lo mejor.
     —¿De dónde van a salir tantos votos?
     —De la sensatez del pueblo de México.IMAGEN Y REALIDAD  
El principio de organización único y central del PRI es ganar la presidencia y demostrar una vez más que cualquier posibilidad de cambio no pasa por la llegada al poder de otro partido. Se trata de una voluntad fuerte y amplia que abarca todo su presente. Una obsesión que no acepta que lo que fue una pieza clave del sistema político sea ahora la demostración de que "las cosas" ya no son las mismas "cosas" de otros tiempos. Labastida ve los tiempos de la política como una estructura histórica firme y lúcida. Por tanto, no hay queja, porque esa manera de pensar y ver al país no parece reñir demasiado con los "hechos".
     Desde 1929, año en que se fundó el Partido Nacional Revolucionario, hasta 1989, cuando el PRI y el gobierno reconocieron un primer triunfo a la oposición del pan en la elección de gobernador del estado de Baja California Sur, vivimos bajo los dominios absolutos del invencible partido de Estado. La última elección de carro completo fue la presidencial de 1976, cuando López Portillo, candidato único a la presidencia, ganó, con el 94% de los votos, todos los puestos en la Cámara de Senadores y casi todos en la Cámara de Diputados. Entonces todos los gobernadores eran del PRI y hasta 1988 el 80% de los diputados y el 100% de los senadores eran priístas de bolsillo y de corazón.
     En pocos años el PRI comenzó a entrar al campo para jugar ferozmente "marcado" por la oposición. Más de una vez ha perdido elecciones de gobernadores, presidentes municipales, alcaldes, diputados, senadores y casi todo en la primera elección de asambleístas y jefe de gobierno en el D.F.
     Los resultados oficiales en las elecciones de 1988 le dieron a Cárdenas el 32% de los votos. La opinión pública, el Partido Acción Nacional y su candidato de entonces, Clouthier, coincidieron en calificar de "fraudulenta" a la elección. Todavía permanecen en el misterio muchos de los hechos de entonces que le permitieron a Salinas gobernar la difícil coyuntura. Él sabía que había sido impuesto a contracorriente de las estructuras tradicionales del PRI y que fueron éstas las que en parte jugaron a que no ganara y casi lo logran. Por eso, a la hora de la verdad, se disciplinaron con las reglas del sistema y entonces fueron decisivas para decretar su triunfo.
     Cada vez que pierde, un candidato del PRI prefiere pensar que no estuvo en su mejor día, que realmente hizo el mínimo por ganar o que de plano lo traicionó su partido.
     En 1994 dos hechos modificaron radicalmente el ambiente político del cambio sexenal. La rebelión zapatista de los indígenas chiapanecos, en enero, y el asesinato del candidato del PRI Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo, pusieron en estado de alerta al país. Ante la amenaza de la desestabilización, el candidato del PRI Ernesto Zedillo agregó al voto duro de su partido el voto incierto a favor de la continuidad. En agosto Zedillo fue electo presidente de México con 48.8% de los votos. El PAN obtuvo 25.9% y el PRD 16.6%.
     No tiene mucho sentido hacer pronósticos para racionalizar la política cuando las zonas contingentes de la naturaleza humana son tan amplias. Por eso la fortuna marca el destino de los políticos.
     El 21 de marzo en Xoxocotlán, Oaxaca, Norberto Cruz, líder vecinal de la Colonia José Murat, subió al templete priísta y explicó: "En inglés Fox significa zorro. Es un zorrillo y los zorrillos apestan. El farsante está ahorita mismo entregándonos a Estados Unidos. Es un vendepatria".
     Pero al terminar su "enardecido discurso" el líder gritó:
     —¡Viva México! ¡Viva Oaxaca! ¡Viva Fox! ¡Viva Fox! ¡Viva el PRI!
     Cuando bajó emocionado a recibir el abrazo de su gallo, Labastida lo cuestionó con el rostro endurecido: "¿Por qué dijiste Fox?"
     ¿Qué es lo que está en juego en estas elecciones?
     Miguel de la Madrid responde: "Las elecciones del 2 de julio serán muy competidas pero el PRI ganará porque tiene una oferta política clara y de cambio sin romper la estabilidad. La oposición no está preparada para gobernar porque no tiene una oferta congruente o que denote conocimiento de los problemas nacionales".
     José López Portillo diserta: "La transición se precipita ahora en una especie de rápido de corriente. Quien ganó ampliamente el debate fue mi candidato, el de mi partido, el licenciado Labastida. ¿Por qué? Porque fue el eje, la figura central del debate. Además él no se basó en un guión, sino que tuvo la capacidad de improvisar y apoderarse de la circunstancia y dominarla, que es lo que constituye al hombre, el hombre y su circunstancia. Él la dominó, la precipitó, se adueñó de ella, fue sereno, fue macizo, consistente, maduro, dijo lo que quiso, cuando quiso y como quiso sin atenerse a textos escritos por sus asesores". EL JUEGO DEL PODER Y LA CULTURA

     La reunión de "Análisis en torno a la cultura nacional" que se realizó en Manzanillo y que concluyó en la ciudad de Colima contó con la presencia de "creadores, promotores y comunicadores […] abarcó el más amplio espectro (sic) para reflexionar y opinar en torno de nuestra cultura nacional". La lista de invitados incluyó a más de cien, la mayoría miembros de la nómina del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, directores de los canales 11 y 22 de televisión, directores de museos, escritores, historiadores, pintores, escultores, antropólogos, poetas, senadores, cineastas, licenciados y burócratas.  
     El coordinador general de la reunión, Jaime Labastida Ochoa, hermano del candidato, "expresó la satisfacción de los presentes por la realización de tan oportuno foro de discusión y su convicción de que los trabajos se desarrollarían con la profundidad del caso". Insistió en que el foro no era un acto priísta y dejó bien claro: "Yo no soy hermano de Fox y no voy a organizarle una cosa a Fox".  
     La pequeña Universidad de Colima cargó con los gastos de traslado, hospedaje y alimentación de todos los participantes. Según explicó el rector Carlos Salazar Silva, la reunión no era de partido y la presencia de Francisco Labastida se debió a que fue el único que aceptó la invitación. "Este encuentro lo venimos trabajando desde hace un año y Jaime Labastida, así como Miguel León-Portilla, llevan muchos años trabajando con nosotros. No fue un encuentro con Francisco Labastida, sino para hacer propuestas. Nadie habló de partidos políticos".  
     Los participantes reconocieron los aportes de la reunión y consideraron el encuentro como "una oportunidad para: reafirmar su respeto y compromiso con la pluralidad cultural del país, reconocer el papel de nuestras culturas en el fortalecimiento de la convivencia nacional y la identidad ante los retos del nuevo siglo y los procesos de globalización uniforme, advertir los rezagos y las necesidades insatisfechas, así como la insuficiencia de la normatividad" y muchas, muchas más palabras pronunciadas durante tres días por León-Portilla, Fernando del Paso, Sebastian, Eduardo Reyes Langagne, Luis Ignacio Villagarcía, Alejandra Lajous, José María Pérez Gay —que "parafraseó a Kant"—, Héctor Azar, Gonzalo Celorio, Andrea Di Castro, Saúl Juárez Vega, José Luis Martínez, Jorge Ruiz Dueñas…  
     En el fondo de la reunión circulaba como un rumor, casi en silencio, una inquietud más mundana y vulgar. La pregunta que a todos inquietaba: ¿Quién va a ser el nuevo presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes? Las apuestas corrían y una parte importante se la jugó con Ignacio Toscano, acompañante cotidiano de María Teresa Uriarte, y la otra a favor de la esposa del candidato "porque —argumentan— ella puede hacer algo mejor y más importante que el papel de madre protectora de toda la niñez mexicana".  DE LOS TEMAS BLANDOS AL ANTICLIMAX DEL VOTO DURO
El resultado para el PRI del costoso debate del 25 de abril, cuantificado parcialmente por las encuestas, consistió en hacer más visible su posibilidad de perder las elecciones y la respuesta casi inmediata consistió en la afirmación de que lo único que importa es "ganar a como dé lugar".  
     Labastida habló por primera vez de la posibilidad de perder: "Si llegara a ocurrir yo creo que el PRI entraría a un proceso de examen, de reevaluación, de evaluación de qué hizo bien y de qué hizo mal, como toda institución que desea cambiar y superarse. De ahí nacerían cambios en el partido que le imprimirían una nueva cara, una nueva vitalidad".  
     Estas declaraciones ayudaron a decretar el estado de alerta y encendieron las luces rojas del aparato del partido. El 29 de abril los gobernadores priístas se incorporaron inmediatamente a la campaña en sus estados, como responsables de una "estrategia para servidores públicos y un proyecto denominado Multiplicación de Células". Se les instruyó para "capitalizar" electoralmente programas sociales como Progresa, "al fin que otros gobernadores y jefes de gobierno están haciendo lo mismo y no hay ninguna ley en México que impida que un funcionario público tenga derechos políticos", declaró Labastida después de una reunión privada en las oficinas del PRI en el D.F. con 19 de los 21 gobernadores priístas.

En una reunión con ex gobernadores del Estado de México, el profesor Carlos Hank, visiblemente deteriorado, fue el invitado especial para la foto. Labastida lo abrazó y el profesor declaró que no había "ningún problema entre ellos".  
     Luego el licenciado FLO viajó a Tabasco para asistir a la toma de posesión del candidato a gobernador impuesto por Roberto Madrazo, Manuel Andrade, que peleó hasta el final contra el candidato de Labastida, Arturo Núñez. Así quedó restablecida la comunicación entre ellos y abierta la posibilidad de que Madrazo salte al PRI para asegurar la meta de ganar con 19 millones de votos de los 52 millones de personas que integran el padrón electoral y de los cuales una tercera parte (17 millones) radica en el campo.  
     En tan ardua tarea entraron también a colaborar Manuel Bartlett, con la misión de coordinar las acciones priístas en los estados gobernados por la oposición; Humberto Roque, cuya prescindible tarea consistirá en la "defensa y análisis de las propuestas de Labastida contra las propuestas de los otros candidatos", y Jesús Murillo Karam, para hacerse cargo de la Secretaría General Adjunta del PRI y desde allí participar activamente en la estrategia de la campaña al lado de otro compañero y "estratega del primer círculo", Jorge Alcocer.  
     "Il Nuovo PRI", como lo llamó con agudo sentido del humor el caricaturista Rocha, tomó posición y respondió con energía al llamado del jefe Labastida: "Sacamos la casta de las pérdidas o nos damos por derrotados".VAMOS POR TODO Y CON TODO
Entre los políticos del "nuevo PRI" y los estrategas del primer círculo del candidato, la aplanadora del carro completo comenzó a cobrar cuerpo en una combinación barroca de estilos prehistórico y art decó. Con el beneplácito de Bartlett y Madrazo, Labastida desplazó al estratega Moctezuma de la coordinación general de su campaña y Manlio Fabio Beltrones, ex gobernador de Sonora, fue nombrado responsable de la comisión de enlace del Consejo Político Nacional del PRI. "Ahora van a ver al partido trabajar, habrá más operadores políticos, vamos con todo y con los mejores… ¡Ahora se verá cómo opera el PRI!"  
     ¿Cómo?  
     Labastida convocó a los priístas a "cerrar con gran intensidad" la campaña electoral. Planteó la necesidad que tiene El Partido de ganar la elección presidencial y también recuperar la mayoría en el Congreso de la Unión. "Para que el Legislativo acompañe al poder de la presidencia de la República… ¡el priísmo está en pie de lucha, Luis Donaldo no murió en vano, vamos a luchar por sus ideales!"  
     ¿Cuáles?  
     "Como decimos coloquialmente, se le va a echar toda la carne al asador", explica Humberto Roque Villanueva.  
     Los estrategas responsables de haber militarizado el lenguaje de la política se reúnen en el "war room" a tomar decisiones, afinar propuestas, a debatir con el "comandante en jefe" y con los "mariscales de campo" las posibles explicaciones sobre un pasado conectado fuertemente con el presente. "O el viejo PRI es el nuevo PRI o no ganamos, ¿está claro?"  
     Nada es eterno, ni siquiera el PRI, aunque esto lo registrará la historia y no nosotros, que vemos los sucesos gobernados por la fortuna.  
     El México que recorre Labastida al final del siglo XX es diferente del que recorrieron Calles, Cárdenas, Ávila Camacho, Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos, el innombrable y otros. Ahora dicen que pertenecemos al mundo moderno de los bancos, del libre mercado, de la revolución tecnológica de los medios, de la genética…¿QUÉ TIENE QUE DECIR EL CANDIDATO?
—¿A qué horizonte político pertenece Labastida?
     —Voy a consolidar una política de no crisis, de crecimiento económico lo más alto, seguro y estable, voy hacer cambios en mi política, no sólo crecer hacia fuera, sino hacia adentro, voltear la mirada hacia nosotros, elevar el nivel de vida, salarios por arriba de la inflación, política de generar empleo, porque no es cierto que el crecimiento económico genere por sí mismo empleo.  
     —¿Y la famosa globalización?  
     —No por participar en un mundo globalizado nos va a ir bien. La inserción de México en este mundo supone aprovechar nuestras fuerzas y ventajas comparativas. No le hemos sacado ventaja a nuestras fuerzas ni hemos tomado decisiones oportunas.  
     —¿Acepta que estamos en un proceso de transición?  
     —Estamos en una transición económica y política. A lo largo de quince años construimos un sistema de regulación de las elecciones que nos cuesta caro (¡doce mil millones de pesos!, entre los recursos que recibe el ife, las prerrogativas de los partidos y el tribunal electoral), pero creamos un sistema mucho más seguro, legal y confiable.  
     —¿Gobernaría en la transición con otros partidos y fuerzas políticas?  
     —Lo importante es hacer una transición en la que participemos el mayor número de gentes en la construcción del nuevo modelo político. Que nos pongamos de acuerdo en qué significa esto de la transición. Por ejemplo, yo no creo que sea bueno para nosotros un sistema parlamentario. Los mayores problemas los tuvimos en el siglo xix, cuando tuvimos un sistema parlamentario. Crea problemas de gobernabilidad.  
     —¿Cuándo habrá que ponerse de acuerdo? ¿Antes o después de las elecciones?  
     —Ojalá se pudiera antes de las elecciones. Aunque consideré que antes era difícil que nos pusiéramos de acuerdo, expreso que esa transición tiene que ser realizada por consenso de la mayoría de la sociedad, que tenemos que invitar a los partidos y a la sociedad civil para definir qué transición queremos hacer.  
     —En caso de que ganara las elecciones, ¿incluiría en su gabinete a políticos de otros partidos y organizaciones?  
     —Sí. Estoy convencido de que la pluralidad en los gabinetes puede ayudar en parte a la gobernabilidad y también a incluir a los más competentes. Estoy convencido de que no sólo tenemos que incorporar a los cuadros que han estado permanentemente en el gobierno, sino tener una política de apertura.  
     —¿Si hace un gobierno de convergencia el PRI dejaría de ser el partido de Estado? ¿Lo aceptaría El Partido?  
     —Ahora hay once estados y el 50% de la población a nivel municipal gobernados por otros partidos. La pluralidad ya se dio. Un nuevo PRI en parte son nuevas reglas para el partido. Al haber democracia cambian muchas cosas, y aunque no podemos creer que en un partido grande todos pensemos igual, creo que la mayoría, no todos, va a querer un cambio.  
     —¿Y si pierde las elecciones lo aceptaría?  
     —Yo soy hombre que respeta la ley y no plantearía más que el respeto a la ley. Creo que desde ahora debemos hacer una convocatoria, un llamado a la unidad nacional para respetar la ley y unirnos después de la elección a definir qué es lo que queremos hacer. Habrá que incorporar a las opiniones más lúcidas, nutrirnos de la gente que ha pensado y construido no sólo diagnósticos sino propuestas.  
     —¿Qué reacción tendrá el narcotráfico, el crimen organizado, que se ha vuelto un Estado dentro del Estado?  
     —Habrá que atacarlo de fondo. El otro día le escuché decir a un asesor de otro candidato que nadie era tan insensato como para meterse con ellos. Yo sí, yo sí soy tan insensato.  
     —¿Le va a declarar la guerra al narcotráfico? ¿No ha pensado en otras vías, por ejemplo legalizar el consumo de drogas?  
     —No, ningún país puede hacerlo unilateralmente y menos cuando, como nosotros, es frontera con Estados Unidos, que tiene el 50% del consumo mundial. Si hay un cambio de política hemisférica o continental México la apoyaría, pero un planteamiento como ese tiene que venir de Estados Unidos, no de aquí.  
     —¿Estaría a favor de legalizar el aborto?  
     —No me voy a pronunciar sobre este tema.  
     —¿Por qué no? Muchas mujeres queremos tener el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, lo que implica reconocer el derecho al aborto.  
     —No lo voy hacer tema de campaña porque me parece que es uno de los temas que más enfrentan a la sociedad.  
     La entrevista la realizamos en una de las oficinas de Labastida en Las Lomas. Una vez más comprobé que en el ambiente hay preocupación y cansancio. Tuvo mucho interés en mostrarme que es una oficina pequeña con una sala de espera, un cuarto de reuniones que supongo es el "war room" de los estrategas y un despacho con una enorme bandera de México colocada al lado izquierdo del sillón del escritorio.  
     Le preocupa conservar una imagen de discreción en el manejo de los dineros, cosa que siempre resulta más que complicada para El Partido. Le pregunté si tenía contratada a una de las grandes compañías de encuestas y estrategia. Me respondió que sí. La Compañía es la Gould Greenberg Carville/NOP (Polling Strategy and Communication). Asesores del primer ministro Blair, del presidente Clinton y del presidente Mandela. "La Compañía ofrece asesoría para encuestas, estrategia y comunicación para modernizar a las instituciones y compañías que buscan triunfar en una nueva era de cambio".  
     Labastida está preocupado y un poco sufriendo la sobredosis de una larga campaña. La realidad es dema-siado embarazosa, pero detenerse a medio camino por escrúpulos personales o algún otro principio es un signo de confusión y debilidad. Si Labastida no medio cree en el mundo que ha conjurado, escasamente podrá llevarlo todo hasta el final.  
     Al concluir la entrevista, de camino a mi automóvil le pregunté a uno de sus colaboradores su opinión sobre la reciente adquisición de "cuadros". Movió la cabeza hacia un lado y muy francamente me dijo:  
     —Ya los sacamos del clóset, ahora a ver cómo le hacemos para volverlos a encerrar. –

Los derechos humanos y Labastida
Durante el periodo 1987-1993 Francisco Labastida se desempeñó como gobernador de Sinaloa. A lo largo de la campaña por la presidencia, él ha insistido en que despidió por corruptos a la mitad de los policías que trabajaban en su estado. A pesar de ello, no fueron pocas las denuncias de abusos de autoridad atribuidos a los cuerpos de seguridad. Algunas muestras:
     Bajo el gobierno de Labastida Ochoa se creó en 1989 la Coordinación de Información y Seguimiento, cuyo responsable, Benjamín Cázares Angulo, fue acusado por la Unión de Madres con Hijos Desaparecidos de ser miembro del grupo de El Gringo, ejecutor material de la guerrilla urbana en los años setenta, que dejó un saldo de 43 desaparecidos (Proceso, 1 de mayo de 1989). Con la existencia de dicha Coordinación, explicó Rodrigo López Zavala, diputado del prd, "Labastida está ampliando la red de espionaje que ahora ya no incluye como sospechoso al ciudadano común, sino a todos sus colaboradores". (Proceso, 1 de mayo de 1989.)
      
     En 1989, Norma Corona Sapiens, presidenta del Comité de Derechos Humanos de Sinaloa, protestó por las torturas a que fueron sometidos los miembros de la policía municipal. Su protesta incomodó a los jefes policiacos de la entidad. Luego de haber reunido un sinnúmero de denuncias de crímenes, desapariciones y torturas, Corona impulsó una iniciativa de Ley Contra la Tortura. Amenazada de muerte en diversas ocasiones, por denunciar la vinculación de los cuerpos de seguridad con el narcotráfico, Norma Corona fue acribillada, con tres tiros de pistola calibre 45, el lunes 21 de mayo de 1990, en pleno centro de Culiacán. En octubre de 1991, Carlos Gilberto Morán Cortés, defensor de los derechos humanos en Sinaloa, acusó a la delegación estatal de la pgr y a las autoridades judiciales de estar coludidas. Declaró entonces que "el gobernador Labastida Ochoa tenía toda la información que acusaba al ex primer comandante Mario Alberto González Treviño" —detenido como presunto autor intelectual del asesinato de Norma Corona. "¿Por qué no actuó a tiempo?" (Proceso, 7 de octubre de 1991.)
      
     El 17 de febrero de 1991 los jóvenes Eduardo Arce Noris y Juan Antonio Neris Cuevas, de 19 y 18 años de edad, respectivamente, caminaban por la cancha del estadio de beisbol Alejandro Torres, de Costa Rica, una población a cuarenta minutos de Culiacán, cuando una voz les ordenó detenerse. En plena oscuridad corrieron, pero fueron alcanzados por las balas: ambos recibieron el "tiro de gracia". Según todos los indicios, los autores fueron agentes de la Policía Judicial del Estado, quienes confundieron a los muchachos con unos extorsionadores. Los cadáveres fueron entregados a sus familiares 18 horas después, sin certificado médico ni copia del acta del agente del Ministerio Público. (Proceso, 4 de marzo de 1991.)
      
     "Ya no sabemos a quién recurrir para frenar esta ola de violencia en nuestro estado, convertido en campo de batalla de los narcotraficantes", afirmó Oscar Loza Ochoa, presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa. (Proceso, 14 de septiembre de 1992). –

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