Cuatro poemas distintos

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Los verdaderos poetas son de repente
      
     Sobre un acorde de Chihuahua:
     Los niños en el río
     miden el fondo
     de la transparencia.
      
     Los verdaderos poetas son de repente:
     nacen y desnacen, dicen
     misterio y son misterio, son niños
     en crecimiento tenaz, entran
     y salen intactos del abismo, ríen
     con el descaro de los 15, saltan
     desde el tablón del aire al roquerío
     aciago del océano sin
     miedo al miedo, los hechiza
     el peligro.
      
     Aman y fosforecen, apuestan
     a ser, únicamente a ser, tienen mil ojos
     y otras mil orejas, pero
     las guardan en el cráneo musical, olfatean
     lo invisible más allá del número, el
     vaticinio va con ellos, son
     lozanía y arden lozanía.
      
     Al éxtasis
     prefieren el sacrificio, dan sus vidas
     por otras vidas, van al frente
     cantando, a cada uno
     de los frentes, al abismo
     por ejemplo, al de la intemperie anarca,
     al martirio incluso, a las tormentas
     del amor, Rimbaud
     los enciende:
      
     "Elle est retrouvée
     Quoi? L'Éternité"
      
     Pero la Eternidad es esto mismo. –
     La zalagarda
      
     Estaba viendo el puterío por la tv con zorras
     a todo frenesí, rompiente
     la zalagarda, huesudas
     unas en el bailongo de una salsa
     sin más sal que la muerte, otras
     curtidas por cuanto tinte, postizas,
     planas de ubre, las pestañas
     pintarrajeadas, el corazón
     pintarrajeado de tapar el sollozo.
      
     Un sollozo de sigilo estremecedor, una lluvia lloviendo
     anemia allá abajo mes a mes, el cuchillo
     escondido, siempre el cuchillo,
     una dosis de nada para ahogar el horror
     drogo músico mísero rotación traslación
     de bailar y bailar en pelotas la Tierra.
      
     Estaba viendo el puterío por la tv, los cuerpos
     de las cuerpas ahí, a un metro. –
      
     Olfato
      
     Hombre es baile, mujer
     es igualmente baile, duran
     60, tiran
     diez mil
     noches,
     echan 10
     hijos y en cuanto
     al semen ella
     se lava el corazón
     con semen, huele a los hijos,
     a su hombre remoto lo
     huele con nariz caliente, ya difunto.
      
     Con nariz de loca lo huele. –
     Renata
      
     rojasgonzalo(arroba) difícil
     la situación
     tuya
     Ajmátova
     Anna Ajmátova
      
     Respuesta a ras de arrullo virtual:  entendido,
     descifrado e-mail hermoso
     a escala de amor hermoso fechado
     hoy en Monterrey, un beso, ¿dónde
     queda Monterrey?
      
     Alabado sea México
     porque es esdrújulo como el Hado, por
     el gran pétalo convulso
     y blanco de tu cuerpo Renata arrebatado por
     el acorde arterial
     del éxtasis, los leones
     de Babilonia adentro, por
     lo animala trémula cuando
     te quedas honda pensando pensamiento, por
     los milenios que hablan fenicio, etrusco, maya en
     ti, mi una única, de hipotálamo
     a pie precioso, sin
     Malcolm Lowry, sin
     Artaud, sin Lawrence, por
     ese violoncello que eres tú y
     nada más, por ese río que eres donde los niños
     miden el fondo de la  transparencia. Alabado,
     alabado
     porque es esdrújulo como el Hado.
      
     Más claro y ya por último fuera
     del ahora, no
     se ha vivido, se ha
     llorado llanto de nacer, se ha, se habrá
     más y más mar nadado
     contra el oleaje
     embravecido.
      
     No hubo ver, no
     se vio, todo lo más que se vio fue aullido
     desde las galaxias, la oreja
     pensó ojo, el ojo
     pensó vagido: tú
     —paridora— sabes cuánto cuesta.
      
     Por anámnesis, por
     desierta memoria sabes cuánto
     le cuesta al corazón irse
     quitando quereres, cuánto al
     estanque donde suelen flotar los cisnes negros, cuánto
     a la propia soledad que ha sido, que
     será, cuánta hermosura
     le cuesta a la hermosura.
      
     Porque todo es parte, Re-
     nata, todo es parte, tu
     figura, tu escritura, esa letra que los dioses
     escriben por ti cuando dices su callada resurrección, tus
     muslos, tu risa de repente, la
     rugosa realidad que pintó Rimbaud, ese otro
     relámpago con R de rey, lo
     ensangrentado de ti que anda en mí
     arterial, el misterio.
      
     Todo es parte, se es
     hombre de mujer, mujer
     de hombre, ventolera
     de Dios: ánimula
     vágula blándula, mortala
     de mortal, útero
     de la Tierra, atánatos
     espérmatos se es, mariposa
     y sangre para hilar el pez del
     que vinimos viniendo.
     —Sigue tú:
     el Tao eres tú. –

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