Revólver rojo

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“Parece que perder

no es un arte difícil:

los muertos de verdad de uno

son víctimas amadas de los vivos.”1 Parece /

dijo “Perder”, dijo “un arte difícil” / parece entonces

que el caracol, la anémona, son víctimas

“amadas”, la mujer sentada en el borde

de la banqueta, este aire nocturno y helado / “víctimas”

de no sé qué situación, de qué carencia. Carezco

de mis muertos amados. / Hay esquirlas,

una sensación de pesadumbre. / Parece que los ojos

se vacían de uno o de simple ausencia /

y dices que es un “arte difícil” la trayectoria / el

vaivén de las hojas fue un cambio ya planteado

desde antes: los muertos, la secoya, la letra

de ese dolor en el costado. / No sé qué prefieras,

si el aturdimiento, o el fulgor

de las cosas que son alas / un descenso individual

en las extensiones del hielo, el amarillo

digno de una sola antena que sobresale

desde la ventana–

                                          Tenuemente lo perdiste todo, dices,

el oro y el instante, el viento

en el boulevard. De qué sirve / “es difícil” /

“perder” / tan sólo equívocos.

Podemos hablar más de la luz del sol

         que del lenguaje, pero el lenguaje

         y la luz

se ayudan mutuamente2 Hay un efecto

ante las pérdidas: el pensamiento sucumbe,

y quizá no importe / pero el pájaro emigra

a otra tierra de un cielo parecido

a este cielo. Todo podría ser igual: la pérdida,

el arte difícil de nombrar,

y poco importa la garra de esa ave detenida

en el olmo / “amadas víctimas”, el nivel del agua

del estanque, una garza extraviada

en el lenguaje ajeno.

“Parece que perder no es un arte difícil.” / Toda

catástrofe es piedra–

                                             Una avenida, un patio solar,

la mesa en la casa de tu madre para tomar el té,

el gorjeo herido del gorrión y las verduras, dice, son

“amadas víctimas” / el auto que asciende

es una mañana y arrayanes y olvido, dice, aunque

es difícil encontrar una frazada

frente a mi cuerpo repleto de anestesia. / “La luz

del sol”, “el lenguaje”; la luz del sol

en el acantilado y en mi espalda

podría ser otro cielo, una ”víctima amada”: sí

se desvanece el aliento y hay perdigones

en la pérdida, dice. Hay un símbolo en el muelle,

en ese pozo de caballos y de sombras. / Perder

significa un revólver rojo

en la respiración del hundimiento. ~

 

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1. Mirta Rosenberg.

2. Marianne Moore.

 

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