Las demasiadas lecturas

Un muestrario crítico de las opiniones de 37 autores sobre la obra de Gabriel Zaid. 
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A lo largo de los años la obra –poética, ensayística- de Gabriel Zaid ha sido analizada desde muchos ángulos. Este es un un mínimo muestrario crítico de 37 autores.

Argüelles, Juan Domingo

“Zaid es un crítico radical de la cultura y de la sociedad, y por ello mismo se ha impuesto una autocrítica radical. Leerlo es animarnos a la reflexión, y desanimarnos a esa forma superficial de la cultura literaria que consiste en opinar sobre todo, sobre cualquier cosa y sobre todo lo demás” (Reforma, 19 de enero 2014).

Asiain, Aurelio

“Zaid es un espíritu diurno más que nocturno y uno de sus temas centrales es el tiempo medido, ordenado, civilizado: es uno de los pocos poetas para los cuales la reconciliación con el mundo pasa por la aceptación del mundo del trabajo o, para decirlo en términos de su libro, por el acuerdo entre el sol y los relojes” (Vuelta, febrero 1996).

Bataillon, Gilles

“Zaid se reía del poder y mostraba sus limitaciones e incompetencias, así se tratara de escritores o de economistas, del presidente de la república o de algún guerrillero que aspiraba a convertirse en éste. Era el hombre capaz de asentar los razonamientos más sutiles en el sentido común o la experiencia compartida de una lectura, un encuentro, una conversación” (Reforma, 19 de enero 2014)

Beck, Humberto

“Para Zaid, la lectura es una actividad ontológica: el hombre es en tanto que lee; humaniza la naturaleza y las cosas al leerlas: él mismo es leyendo. “Las cosas su silencio llevan como su esquila”, escribe Zaid en un poema titulado “Pastoral”. Sí, las cosas por sí solas no tienen nombre, no imponen una lectura, guardan silencio, no se leen a sí mismas. Es el hombre, el “pastor del Ser”, quien las lee. Sin esa lectura, las cosas no son enteramente, y el hombre mismo no existe del todo” (Gabriel  Zaid: lectura y conversación, Jus, 2004).

Bernal Granados, Gabriel

“Zaid aspira a decir las cosas con sencillez, la función de la lectura es la de hacer a los hombres más inteligentes e imaginativos en su trato cotidiano con la realidad. El hombre que no lee, según Zaid, es un hombre menos feliz y menos competente. Antes de llegar a un acuerdo con esta forma simple de ver las cosas, hay que entender algo: Zaid es un escritor, un intelectual, que viene de otro tiempo. Un tiempo mucho más feliz que el nue­stro, cuando la lectura, lejos de ser un fenómeno obligado, era un motivo de gozo” (Revista crítica septiembre 2009.)

Bonifaz Nuño, Rubén

“Hombre cuyo espíritu se multiplica en manifestaciones iluminadoras, Gabriel Zaid ha construido su obra de cultura escribiendo y actuando como poeta, ensayista, crítico, traductor, editor, investigador y difusor en variedad de disciplinas, preocupado siempre por problemas humanos. 

Todo cuanto en esos campos ha hecho, muestra claramente la señal de la precisión de su inteligencia y la exactitud de su expresión; cada una de sus creaciones, cada uno de sus juicios, es testimonio de tales virtudes” (Vuelta, noviembre de 1984).

Bravo Regidor, Carlos

“Mientras que en sus escritos sobre temas económicos Zaid desarrollaba una esmerada crítica contra la idolatría de ese amor imposible llamado progreso, en sus escritos sobre temas políticos se acogía sin recelo a intuiciones propias de la teoría de la modernización. De modo que si en El progreso improductivo el problema eran los costos de la modernidad, en Adiós al PRI la solución es la modernidad misma” (Letras Libres, febrero 2010).

Campos, Marco Antonio

“Gabriel Zaid es de una honestidad granítica que sería bueno que también tuviera la derecha liberal. Se puede estar o no de acuerdo con él, compartir o no una ideología, pero ha sido un interlocutor indispensable en el medio literario y cultural en general” (Reforma, 19 de enero 2014).

Castañón, Adolfo

“Se da en Gabriel Zaid una renovada epifanía poética, crítica, civil, sobre todo porque es un lector en el que convergen diversos oficios de la lectura cuyo común denominador es la lucidez y la veracidad” (Reforma, 19 de enero 2014).

De la Colina, José

“Creo que es un excelente ensayista que además ha introducido al género literario una serie de temas como la economía, como la administración de empresas, temas de los que la literatura, para ser pura, no debería de contaminarse. Creo que lo magnífico es que él ha mantenido una gran parte del mundo en su obra ensayística” (Reforma, 19 de enero 2014).

Domínguez Michael, Christopher

“Hay en Zaid un optimismo práctico, quizá evangélico, que encuentra en las manías reaccionarias a veces en la izquierda, a veces en la derecha. ¿Anarquista conservador? No lo creo, aunque he llegado a pensarlo. Es un optimista práctico interesado en una ciudad de Dios muy distinta a la de Agustín de Hipona: hay que rediseñar permanentemente nuestra vida pública” (Reforma, 19 de enero 2014)

Elizondo, Salvador

“El otro día, cuando terminé de leer la Introducción que Gabriel Zaid pone a su hermoso libro Canciones de Vidyapati, y que con orlada dedicatoria me envió, no pude menos que sacar la conclusión de que hasta ese momento todo lo que allí dice yo lo ignoraba; que entraba a mi mente, por primera vez, un grupo de ideas y de datos que nunca antes habían estado en ella; ergo, que yo era un ignorante y Zaid, por lo tanto, un pedante.Cuando le hablé a Gabriel Zaid para darle las gracias y felicitarlo por sus Canciones de Vidyapati nos reímos mucho de lo que entonces era el proyecto de este artículo y me hizo, regocijado, una confidencia de exquisita pedantería: “Vidyapati no figura ni en la Encyclopaedia Britannica…”(unomásuno, 1978)

García Ramírez, Fernando

“Leer mejor, ¿desde dónde? No eligió Zaid la cátedra, el saber cerrado, para iniciados; eligió el periodismo. Las revistas y los suplementos culturales. Optó por la tribuna libre para exponer un saber libre, un saber no dogmático. Pero ¿cómo enseñar a leer mejor sin ser dogmático? Desde el arte, desde la escritura como objeto artístico, desde el ensayo literario. Desde el artículo periodístico convertido en obra de arte” (Letras Libres, noviembre 2009)

González de Alba, Luis

“La constante sorpresa en lo que Gabriel Zaid dice, el ángulo que no se me había ocurrido, el vislumbre de una nueva forma de ver algo ya conocido, clasificado y así urgido de reclasificar” (Reforma, 19 de enero 2014).

González de León, Teodoro

“Gabriel Zaid cree profundamente en la lectura como manera de ser, como formación, y en la conversación, que es otra forma de lectura y de formación, que afortunadamente compartimos él y yo. Cierro este breve testimonio con la misma frase que termina un largo ensayo suyo sobre los libros: leer no sirve para nada, es un vicio, una felicidad” (Reforma, 19 de enero 2014).

Granados Salinas, Tomás

“Zaid no parece sentir aprecio por la especulación vacua, enroscada sobre sí misma, y prefiere el pensamiento que prepara el camino de las acciones, sean hipotéticas e irónicas, como la del establecimiento de un “servicio nacional de geishas literarias […] que trabajara a tiempo completo en leer, escuchar, elogiar y consolar a todos los autores no leídos”, o decididamente prácticas, como las que propuso en “Por una ley del libro” (Letras Libres, octubre 2009)

Hernández Busto, Ernesto

“Gran parte de los ensayos de Zaid me interesa por eso que alguna vez llamó “franqueza regiomontana”: es uno de los pocos escritores mexicanos que hablan del dinero. Su estudio de las variantes mitológicas de relación entre el Poeta y la Ciudad encuentra en la economía del origen (considerado casi siempre vergonzoso) de los papeles en el rentable social. Y es uno de los pocos que no le echan la culpa a la economía de las desgracias de la poesía” (Vuelta, abril 18996)

Homero, José

“Zaid pertenece a esa rara estirpe de intelectuales empeñados en combatir la intolerancioa y los varios rostros que la superstición asume, especialmente, las máscaras del progreso. Consciente de que el deber intrínseco del intelectual es intervenir en la sociedad con ideas, su tácticas es compleja y ubicua, como corresponde a un inteligente interlocutor y a un hábil estratega” (Vuelta, abril 1994).

Hubard, Julio

“Me admira cómo recurre –como quien señala una evidencia– al vínculo entre poesía y práctica. No es un autor de saberes sino de haceres (un caso raro en la civilización de lengua española: alguien que concibe la riqueza no como lo que tiene, sino como lo que hace). Y si bien la amplitud de su cultura es apantallante, jamás le ha interesado mercar con saberes sino con la actividad de pensar lo que dice y lo que escucha, lo que lee, lo que escribe” (Reforma, 19 de enero 2014).

Krauze, Enrique

“Vive en la ciudad de México, donde ejerce la crítica”. Así, con su habitual pudor y concisión, presenta Gabriel Zaid su ficha personal en los textos que suele publicar en el extranjero. En sentido estricto no hay nada más que agregar, pero sus fieles lectores conocen el significado de ese “ejercicio”: la construcción, a lo largo de casi medio siglo, de una de las obras más ricas, coherentes y originales de nuestra lengua” (Reforma, febrero 2004)

Medina Portillo, David

“Para Gabriel Zaid el desarrollo de la libertad creadora acontece en ámbitos más bien dispersos y diversos, extraños a las dilatadas estructuras del Estado y el mercado. Lo significativo de la cultura, dice, se ha originado siempre en la dispersión del diálogo, el trabajo y la lectura. Por su carácter abierto y fragmentario, esta cultura no es vista como institución, aunque es la principal creadora y difusora de innovaciones desde el Renacimiento” (Confabulario, junio 2013)

Ortega, Julio

“La poesía de Gabriel Zaid se cumple contra la corriente y en sentido contrario. Es, por eso, una pregunta por la poesía misma. Una suerte de anotación hacia el Poema extraviado entre los discursos que han terminado reemplazando a las palabras. En ese sentido posee una trama moral: declara que la indistinción del habla es una irresponsabilidad; y responde por el drama crítico de recobrar la palabra, por el consciente desamparo de nombrar (casi) en vano” (Letras Libres, julio 1999)

Pacheco, José Emilio

Gabriel Zaid es un caso insólito: un poeta y un ensayista que es también un ingeniero industrial experto en mercadotecnia y en problemas de eficiencia, capaz por consiguiente de observar el mundo de las letras desde la perspectiva otorgada por otras disciplinas” (La Cultura en México, febrero, 1973).

Paz, Octavio

Habla bien del público mexicano que un escritor así sea leído y estimado. Conciso, directo y armado de un humor que va del sarcasmo a la paradoja, Zaid satisface una necesidad intelectual y moral del lector mexicano, hastiado de la inflación retórica de nuestros ideólogos, truenen desde lo alto de la pirámide gubernamental o prediquen desde los púlpitos de la oposición. En un país donde la incoherencia intelectual corre parejas con la insolvencia moral, el método de reducción al absurdo –el favorito de Zaid– nos devuelve a la realidad (Vuelta, marzo de 1977).

Pérez Tamayo, Ruy

“Lo que más me atrae de la obra de Gabriel es su generalidad, su amplitud, su dominio de una amplísima variedad de temas, siempre vistos en forma objetiva y con gran perspicacia. Nos habla de cultura, de educación, de economía, de política, de sociología, de literatura, de moral, y de muchos otros temas, siempre con la misma claridad, precisión y puntería. Sus textos son breves y concisos, alejados de la verborrea tan común en muchos escritores” (Reforma, 19 de enero 2014)

Piña Williams, Víctor Hugo

“Zaid escribe para hacerse oír, no para dejarse ver. Y en este movimiento poderosamente articulatorio, su prosa constituye la pieza de engarce eficiente y generatriz. La notable facultad suasoria de su escritura procede en forma importante de su excepcional pragmática argumentativa (no pocas veces demoledora) en la que se aprecian no sólo las pinzas agudísimas de la lógica, sino una especie de poética de la coordinación, yuxtaposición y subordinación oracional” (Reforma 19 de enero, 2014)

Poniatowska, Elena

“Creo que nadie ha hecho más por la cultura en México y por que los mexicanos lean que Gabriel Zaid, y además es un gran poeta y un gran ensayista fuera de serie, yo lo aprecio de igual manera. Creo que es el más inteligente de los intelectuales mexicanos de la actualidad” (Reforma, 19 de enero 2014).

Prieto, Francisco

“No puedo escindir la poesía de Zaid de su pensamiento. Ambos tienen en común la pasión por iluminar el caos aparente. Su experiencia poética dominante es la luz que da sentido a todo lo que es, que por ella es. Si su poesía hace renacer en mí el amor a la vida, su pensamiento me hace presente que no todo está perdido puesto que cultos e incultos en su cercanía nos reconocemos en una naturaleza común” (Reforma, 19 de enero 2014).

Rojas, Rafael

“Hace apenas veinte años, los artículos sobre las revoluciones centroamericanas que Gabriel Zaid publicó en Vuelta y que luego fueran recogidos en el último capítulo de De los libros al poder, provocaron airadas reacciones en círculos autoritarios, cercanos a los gobiernos de José López Portillo y Miguel de la Madrid y a la oposición radical de izquierda en México. Después de la caída del Muro de Berlín, de la desintegración de la URSS, de las difíciles transiciones a la democracia en Europa del Este y América Latina, del fin del régimen priísta y del ocaso de la revolución cubana, aquellas críticas pueden leerse como vislumbres de cualquier izquierda postcomunista, respetuosa del nuevo pacto democrático y dispuesta a alcanzar el poder por vías pacíficas y electorales” (La opinión, abril de 2004).

Rojo, Vicente

“Un ensayista y crítico original con sus pares. Y feroz (y exacto) con la vida cultural y también con la política en la que estamos inmersos y que no nos merecemos” (Reforma, 19 de enero 2014).

Serna, Enrique

“La obra de Gabriel Zaid es una de las rarezas más estimulantes de la literatura mexicana contemporánea. La rareza de su poesía, un género que ha cultivado a cuentagotas, quizá por un exceso de rigor, consiste en retratar el vértigo de la modernidad con una lucidez relampagueante, sin transigir con su compulsión autodestructiva, que el poeta observa desde una atalaya irónica” (Reforma, 19 de enero 2014).

Silva Herzog-Márquez, Jesús

“Nadie entre nosotros ha mantenido con tan firme celo la independencia frente al poder como Gabriel Zaid. No le ha escrito al poder, le ha escrito siempre al lector. Su carta a Carlos Fuentes quedará como uno de los emblemas fundamentales del compromiso intelectual en el siglo XX mexicano” (Reforma, 19 de enero 2014).

Trujillo, Julio

“La persona Gabriel Zaid ha borrado sus huellas de la poesía de Gabriel Zaid (no todas: “Tumulto” sugiere un autorretrato), pero esta no es impersonal: su voz es la de la empatía, la que se pone en los zapatos del lector. Todos hablamos en esa poesía, todos somos yo” (Letras Libres, marzo 2010)

Vargas Llosa, Mario

“No solo por este apetito de tolerancia, de pluralismo, de sinceridad, de juego limpio que irriga subliminalmente sus ensayos, resulta Zaid un liberal; también por la desconfianza profunda que le inspira el poder. A diferencia del revolucionario convencido de que capturándolo y reforzándolo tendrá la herramienta necesaria para resolver los problemas sociales, Zaid parece convencido de que el mejor camino para perfeccionar una sociedad es limitando al máximo las prerrogativas del poder político y contrapesándolo con la realidad de otros poderes” (Plural, junio 1976).

Villarreal, Margarita Minerva

“Su poesía tiene la cualidad de la transparencia. Se adentra en el viento y el agua con la certeza de que, sean tierra o mar los atisbos del viaje, siempre llegará al fondo o nos llevará a las alturas, porque la empresa de sus hallazgos proviene de la fe, y su inteligencia está puesta en esta etérea llama, con todas las implicaciones que de tal hecho derivan. De ahí que sus profundidades puedan revelarse en la pulcra concisión de la imagen” (Reforma, 190 de enero 2014).

Villoro, Juan

“El aburrimiento es la negación de la cultura”, escribe Zaid. El organismo puede vivir sin distracciones, pero el arte revela una urgencia ajena a la biología y la economía: “Lo innecesario es la necesidad que integra todas las demás”. De pronto necesitamos salir de nosotros mismos y un destino ideal es el libro que, paradójicamente, nos hace “más reales” (Reforma, 19 de enero 2014).

Xirau, Ramón

“Zaid es crítico, y lo es con lo que Gracián llamaba “agudeza y arte de ingenio”, con valor –si algo lo caracteriza es su valentía– y con independencia. Lo reitero: con independencia, y si en este punto insisto es porque hay pocos pensadores independientes. Suele entenderse por “ironía” aquel modo de hablar que dice lo contrario de lo que se quiere decir. Esta forma de la ironía, casi siempre sorpresiva, está presente en la obra de Zaid” (Memoria, El Colegio Nacional, 1984)

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