En el PAN no engendran vacas

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“Les fallé”, dijo Germán a los delegados; “no me instruyan a ganar a costa de lo que sea”, afirmó Nava; “lo importante fue haber dado la batalla”, comentó Creel; “estaba engendrando vacas”, alegó Fox; “nos los chingamos”, se ufanaron los calderonistas. Más despacio, vamos contando las cosas con más calma.

“Les fallé”, confesó Germán Martínez ante los consejeros del PAN reunidos el sábado pasado para elegir al nuevo presidente del partido. Y sí, les falló Germán: los resultados fueron desastrosos. Por eso se planteó la necesidad de un debate, previo a las elecciones, para discutir abiertamente las causas de la derrota. Debate que no afectaría la elección del nuevo presidente panista, ya que sólo se presentó un candidato: César Nava, ex secretario particular de Felipe Calderón y a todas luces “el hombre del presidente” en el partido.

Se pensaba que sería un debate caliente, a fondo. Días antes se había anunciado un frente opositor a la candidatura de Nava, integrado por Javier Corral, Santiago Creel, Gerardo Priego, Humberto Aguilar y Manuel Espino, conjunto variopinto que agrupaba desde panistas radicales casi cercanos al perredismo hasta los representantes de la extrema derecha. Pero decepcionó el debate. ¿Hablaron de la forma en que sustituyeron las decisiones locales por la selección desde el centro de los candidatos a las elecciones intermedias? ¿Hablaron de la estrategia seguida, del respaldo a la guerra del presidente Calderón contra el narco? ¿Hablaron de la caída económica y su repercusión en la votación? ¿Hablaron de la emergencia del PRI y la fallida estrategia de Germán de ligarlos con el narcotráfico? No, no lo hicieron. Hablaron, entre otros, Corral y Creel, les contestó Germán sin derecho de réplica, y a Manuel Espino de plano ni lo dejaron hablar pese a que se había apuntado para tomar la palabra. Fue Creel el que arrancó el debate. Acusó a Martínez de haber pactado con las televisoras. Germán se defendió “con un artero ataque al senador Creel”, dijo Javier Corral. Creel y Corral se molestaron, según lo señala Jorge Fernández Menéndez, cuando Germán Martínez “les recordó que esas concesiones las había entregado hace unos años Creel que además impulsó a Javier a la candidatura para gobernador de Chihuahua en 2004”. El debate no pasó de ahí. ¿Fue el acercamiento del PAN a las televisoras el origen de la derrota en el 2009? Por supuesto que no, más aún, sin ese acercamiento probablemente la derrota hubiera sido mayor. Luego de ese debate que no fue, la votación se llevo al cabo.

Previsiblemente, eligieron a Nava. De los 370 delegados con derechos a voto se presentaron 348; 329 (88%) votaron a favor de Nava y 19 (el 12%) se abstuvieron. 23 ausencias y ningún voto en contra. Ninguno, a pesar de que Creel, Corral y Rodríguez Pratts habían anunciado su voto contra Nava. Ninguno. La oposición a Nava no era tal sino una discreta disensión sin mayor peso.

Al término de la votación se contaron los votos y se volvieron a contar, que algo no cuadraba. Finalmente el humo blanco salió del PAN. Vicente Fox no pudo asistir a la votación, ocupado como estaba en las labores de su rancho (“estaba engendrando vacas”, dijo), aunque sí le dio tiempo para declarar que “Nava no era el personaje idóneo” para dirigir al PAN, ya que en “estos momentos había otros liderazgos con mayor peso y experiencia”. Tampoco acudió a votar Fernández de Ceballos. César Nava estará al frente del partido hasta noviembre de 2010. De ahora a esa fecha el PAN sostendrá 14 procesos electorales: 10 de ellos involucran gubernaturas (el PAN es oposición en 8 y en 2 es gobierno).

Los ausentes y los opositores permiten ver que Nava será un dirigente más “modernizante” que cercano a los grupos ultramontanos del PAN, “modernizante” pero sin caer en las posiciones de Creel, que está buscando reflectores, pues una encuesta lo señaló hace meses como el panista mejor posicionado de cara al 2012. Nava dirigirá al partido para hacerlo más funcional a los designios del Presidente. “Nos los chingamos”, afirmaban los calderonistas, pasada la elección interna. Ni tanto. Tuvo que ceder terreno a sus críticos. Por iniciativa de Nava, el CEN sumó a García Cervantes, a Héctor Larios y a Humberto Aguilar. Asimismo se comprometió a formar un grupo que en breve explique (a través de entrevistas con los panistas más conspicuos) las razones de la derrota reciente. Pese a esa cesión de espacio, la victoria fue abrumadora: 88% de los delegados presentes votaron por Nava: se había magnificado la oposición a la dupla Nava-Calderón.

El reducido tamaño de la oposición a otra vía que no sea la presidencial y la ausencia de votos en contra deja también ver que no existe hoy en día en el panismo otra ruta que el apoyo irrestricto al Presidente y a su guerra contra el narcotráfico. Al término de la elección, Nava ofreció que van a ganar “sobre la base de nuestra identidad”, una frase hueca, aunque también dejo ver que abrirán candidaturas “a los miles de los mejores mexicanos que la sociedad espera”. Las candidaturas externas, con los peligros que entrañan a la disciplina partidista, sin duda oxigenarán las filas del panismo, estancadas y sin discurso. Eso y la juventud de Nava son un posible indicio de que el PAN, para volver a encontrar la senda del triunfo electoral, se ha propuesto renovarse o morir en el intento.

En resumen: en el PAN salió un michoacano y entró un michoacano, por obra y gracia de otro michoacano. Bendita democracia panista.

– Fernando García Ramírez

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