El talentoso Mr Ebrard

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Leo en la prensa de la semana pasada las crónicas de la presencia del Sr. Marcelo Ebrard en el llamado “debate petrolero” donde, más que debatir, promueve la propuesta de su jefe, señor ciudadano plenipotenciario AMLO, en el sentido de someter a consulta pública la reforma de PEMEX. Culmina su intervención diciendo: “Si sus argumentos son tan sólidos ¿qué les preocupa? ¿qué les apura?”

Bueno, mire usted, Ebrard, le voy a explicar: lo que “preocupa” y “apura” es que cuando las cosas no son como usted y el jefe de usted quieren que sean, les da por ordenar el bloqueo de las calles y amenazan con cerrar las carreteras y los aeropuertos y echar por delante a las brigadas combatientes pacíficas de ustedes, lo cual suele causar enormes problemas a la población y averías a la economía y todo eso. Así que no sea usted bravuconcillo preguntando lo que ya sabe: preocupa y apura que ustedes estén acostumbrados a hacer lo que les da la gana, y que si no se hace, amenacen.

Por otro lado, Sr Ebrard, hay leyes, y las consultas públicas no están contempladas en ellas, y si usted y su jefe de usted exigen que se hagan pues es ocurrencia suya, pero a pesar de ser plenipotenciario su jefe, no todo lo que él quiere –su verbo obsesional– sucede por ese simple hecho, y porque de suceder habría que irse preparando para de ahí en adelante gobernar con consultas y plebiscitos y todo iba a resolverse en las plazas con votaciones que, como usted sabe, cuando los hace el partido de usted no funcionan y cuando los hace el IFE, según el jefe de usted son fraude, por lo que podría ser complicado. Y además de que son muy caras, cada vez que el resultado les fuere adverso, usted y su jefe dirían ¡fraude, fraude! y ya se sabe lo que ocurre luego.

Por otro lado, ello no impide que usted haga, como va a hacerlo, su plebiscito privado y que las huestes de usted y de su jefe retaquen cajas de papelitos que digan “sí” o “no” de acuerdo a lo que su jefe plenipotenciario ordene, como suele verse en sus consultas populares cuando pide en sus mítines que “la gente alce la mano”, a sabiendas que le van a contestar lo que él quiere, por lo que de una vez le digo que sólo irán a su consulta popular los que van a decir lo que usted y su jefe de usted quieren que digan, porque los demás ni siquiera le van a reconocer valor al procedimiento, por lo que de antemano ya sabe que su consulta va a salir favorable a la línea de usted y de su jefe por, digamos, tres millones contra cero, y ustedes van a decir, queda claro lo que “el pueblo quiere” así que ni para qué hacer consulta, aunque por otro lado si ustedes quieren que todo se resuelva con plebiscitos y referendos pues adelante, hombre, cosa de cambiar las leyes para que se valga y para eso sólo tiene que decirle a sus diputados que promuevan un cambio a la constitución, aunque como eso no les gusta tampoco…

Un señor Oliva, gobernador panista de Guanajuato, le pregunta al Sr. Ebrard dónde estaba hace 20 años y el Sr Ebrard contesta: “Hace 20 años estaba en la Secretaría de Desarrollo Urbano y los reto a que me digan: ¿cuándo en mi carrera política apoyé la privatización del sector petrolero? ¿Cuándo he hecho algo en mi vida que no coincida con lo que hoy digo y sostengo?”

Mire usted, Ebrard, pues la respuesta a esa última preguntita sólo la sabe usted. Pero eso no impide en efecto recordar que usted cargó credencial del PRI de 1978 a 1995, es decir, desde sus tiernos 18 años de edad hasta sus ya bigotones 35, que no es poco.

No deja de ser llamativo que un joven de 18 años se metiese con tantas ganas a un partido político que se caracterizaba por disparar sobre los jóvenes. Y usted vivió 17 años militando en ese partido, y varios de esos años además fue funcionario de ese partido y hasta candidato. Eso significa que en ese periodo usted militó y sirvió a un partido cuyos “jefes natos” eran los presidentes López Portillo o Salinas de Gortari, y cuyos presidentes eran Sansores Pérez, Gustavo Carbajal, Pedro Ojeda Paullada, Adolfo Lugo Verduzco, Jorge de la Vega Domínguez y otros prohombres. De lo cual se desprende que durante 17 años usted apoyó todo lo que le ordenaron esos jefes de usted, le pareciera a usted o no, porque así es en el PRI (se llama “disciplina”) y por tanto, pues, comprenderá usted que haya quienes tengan un problema de credibilidad con usted…

Por otro lado, no recuerdo “en mi vida” haber leído una declaración suya diciendo que se equivocó de partido y que pide perdón, o algo. Que diga que usted militó en el PRI durante 17 años porque se había equivocado, creyendo que era un partido de izquierda, pero que apenas se dio cuenta de que no lo era, pues se salió a buscar la izquierda más cercana, todo angustiado, diciendo “¿Dónde, dónde está la izquierda?” y entonces ya se encontró a Manuel Camacho y etcétera.

Así que, pues sí: “preocupa” y “apura”.

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Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.


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