Cañas y barro (pero no wifi)

El pasado fin de semana EEUU aprobó el matrimonio gay, Grecia estuvo al borde del colapso y yo estuve aislado sin internet. 
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El Tribunal Supremo de EE UU legaliza el matrimonio gay. “¿Es oficial ya? ¿Dónde lo has visto? ¿Puedes abrir la noticia? Métete en The New York Times” El Supremo de EEUU aprueba el matrimonio gay en todo el país. “No puedo, solo me llegan alertas, no se me carga la página. Quizá Twitter se cargue mejor.” The Supreme Court rules 5-4 to legalize same-sex marriage in all 50 states. “A mí tampoco se me carga la noticia.” Mike se sube a una roca y busca señal levantando el móvil todo lo que puede. “Toma, coge el mío, va más rápido, creo.” Mientras se carga la página hace varios gestos de victoria y aplaude. Lleva puesta una gorra de béisbol. Kevin juguetea con una bola y un guante. No pueden ser más americanos. Ni más demócratas (del partido). “Espera, aquí. He encontrado el texto íntegro de la sentencia. A ver si se descarga. Qué ganas tengo de ver cómo los estados más conservadores se ven obligados a casar a homosexuales.”

La sentencia tarda casi media hora en descargarse. Íbamos a bañarnos en el embalse, pero subimos a casa. Las vistas son magníficas. Kevin dice que el paisaje de esta parte de Ávila le recuerda al norte de California. Una vez descargada empieza a leer la defensa del juez Anthony Kennedy, responsable de redactar la sentencia. De vez en cuando hace una pausa dramática que le sirve para dar una calada al cigarro. Es un texto con momentos muy épicos e incluso líricos. Kennedy cita a Tocqueville y a Confucio y en su argumentación bebe del liberalismo tradicional y de la idea de que el Estado es el garante de la libertad del individuo para alcanzar la felicidad. El matrimonio es uno de los derechos vitales esenciales para la búsqueda de la felicidad del hombre libre. “Es genial, no me esperaba esto, pensaba que prorrogarían la decisión.” La naturaleza del matrimonio es que, a través de su lazo eterno, dos personas pueden encontrar otras libertades, como la de expresión, intimidad o espiritualidad.

 [Los homosexuales] piden igualdad ante los ojos de la ley. La Constitución les da ese derecho. Mike dice que su dios es la Constitución americana. Realmente es Obama. No deja de decir que lo echará de menos. “¿Hay alguna reacción de republicanos? ¿Qué han dicho los candidatos republicanos? Eva, ¿puedes descargarte la app del New York Times cuando vayas a la gasolinera y luego bajarte el contenido?” “No hace falta que me descargue una app, puedo mirar en la web.” “Bueno, da igual.” A. ha cambiado su foto de perfil. “Está todo el mundo en Facebook modificando sus perfiles con la bandera gay.” D. ha cambiado su foto de perfil. “Solo veo la foto en pequeño, no se me carga.”

Durante el viaje de ida habíamos escuchado en el coche la entrevista que le hizo el cómico Marc Maron a Obama en su programa de radio. En ella el presidente se sincera y habla de sus raíces, de racismo y del legado que deja. Se defiende de quienes le critican por no haber dado un verdadero giro de 180 grados a la política americana: “A veces la tarea del gobierno es hacer cambios progresivos o tratar de virar el rumbo del transatlántico dos grados al Norte o al Sur para que dentro de 10 años estemos en un lugar diferente.” No es fácil sincerarse así con los votantes, decirles que podrás cambiar las cosas pero que los cambios no serán para tanto.

“No puedes prometer algo que no puedes cumplir”. Ahora el tema no es Obama sino Grecia. La UE da por rotas las negociaciones con Grecia. “¿Eso significa default?” “¿Queda algún melocotón?” “¿Te vas a comer un melocotón antes de una barbacoa?” “Mmm, sí”. Tsipras convoca un referéndum sobre la propuesta de la UE. “Tenemos muchas cerezas, hay que terminarlas.” “No creo que haya default, seguro que alcanzan un acuerdo a última hora.” El Gobierno de Tsipras anuncia el cierre de los bancos griegos el lunes. “¿No puedes abrir la noticia?” “No puedo, solo me llegan las alertas. Tengo el móvil lleno de notificaciones pero no me deja acceder a las noticias enteras.” El corralito en Grecia y otras claves del día. Es casi mejor no recibir nada, pienso, antes que recibir solo dos líneas de información y agobiarse.

Kevin dice que no podría vivir en una ciudad pequeña, que solo es capaz de vivir en ciudades muy grandes o en lugares muy aislados como este, donde no llega ni la línea del teléfono y recogemos agua de una fuente junto al camino. “Pero solo podría si tuviera internet.”, añade. “Sí, yo podría vivir aquí un tiempo si tuviera internet.” “Sí, la clave es el internet, con internet creo que yo también podría vivir aquí.” Decimos todos. “¿Quedan cerezas?” “Es lo único que nos queda. Hay que terminarlas”. Hemos comprado muchas cerezas. 

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).


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