Fuente: La Comarca.

Un hipster en la España vacía (1)

El diario de una nueva vida.
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18 de febrero

Qué bonito es despertar aquí. Un poco antes de las 6 se oye el canto del gallo. No mucho más tarde oyes los primeros sonidos del pueblo que se despierta: Tomás con la mula mecánica, Javier con la mula mecánica, Rogelio con el tractor, Paco con la mula mecánica.

Me quedo unos minutos leyendo La España vacía en la cama. Luego, cuando suenan las campanas de la iglesia, salgo preparado, con una energía que no tenía en mucho tiempo. La sensación de estar haciendo algo importante de verdad, de estar en armonía con la naturaleza, pero también conmigo mismo.

¿Será la sensación de propósito? ¿Saber que estoy aquí, lejos de la frivolidad y la velocidad vacua de la vida moderna, implicado en un proyecto realmente importante, una iniciativa generosa y transversal?

Le pedí a mi tía que tomáramos leche de oveja. Ella dice que no, parece que la toma en tetra brik porque hace unos años tuvo brucelosis. Pero a primera hora va al corral, ordeña a la oveja y cuando bajo a la cocina tengo la leche hervida (tres veces). Es maravillosa la gente sencilla.

Yanis salta, está contento, espera en el patio cuando salimos. Me encanta ver lo contento que está aquí.

 

19 de febrero

Día de inspección en el pueblo.

Es agradable ir a la tienda. Saludas, pasas ahí un rato por la mañana, las mujeres del pueblo van contando sus cosas. La gente sabe mucho del tiempo. Hay dos tiendas. A una la llaman el estanco, aunque no es un estanco propiamente. La otra tiene puesto el nombre de Dardo en la puerta, pero todo el mundo la llama la de Lucía, aunque la que lo lleva no se llama Lucía (creo que era su madre).

He estado un tiempo buscando la sección de productos orgánicos, pero no la he encontrado. Tampoco he visto Hola Coffee. Preguntaré mañana. La dependienta estaba hablando con una señora, parecía una conversación importante.

He hablado con la secretaria (alguacila, la llaman) del ayuntamiento para ver si puedo ver al alcalde y explicarle el proyecto. Parece que está muy ocupado en la serrería.

Las noticias llegan por la megafonía del ayuntamiento. La secretaria lee los pregones. Siempre vienen anunciados por una jota antes.

Hay dos bares, el de la carretera y el de Roberto. El de Roberto se llama Tropezón pero todo el mundo lo llama el de Roberto. Casi todos los hombres del pueblo están jubilados o no trabajan. Por las tardes, unos van primero al de la carretera y luego al de Roberto, y otros van primero al de Roberto y luego al de la carretera. Todavía no tengo claro en qué grupo integrarme. ¿Me pasará como en el círculo, donde defendí una tercera vía, y acabé quedándome en tierra de nadie?

Por la tarde bajo a dar un paseo. Los ancianos (varones) juegan a la petanca en una explanada que unos llaman Banco de los Abuelos y otros Cruz de los Caídos. Es increíble cómo la polarización y el clima hostil de las redes sociales llega a un sitio tan alejado y apacible.

El atardecer desde allí es precioso. He intentado hacer una foto con Yanis para subirla a Instagram pero no había cobertura. Mañana volveré a intentarlo.

Mentiría si dijera que no echo de menos los tejados de Madrid que veía cuando miraba por la ventana de la buhardilla de Lina. Pero el aire es puro, fresco y por la noche se ven todas las estrellas.

 

20 de febrero

En el bar. Camaradería. Humor rudo, entrañable. Uno de los trabajadores de la serrería extiende la palma de la mano (solo tiene dos dedos) y dice: Cinco cervezas para los de la serrería. Todos nos reímos, aunque me suena que hizo el mismo chiste ayer y antes de ayer. El alcalde, dueño de la serrería, estaba. He intentado hablar con él pero me ha dicho que no era el momento. Los exmineros jubilados son agradables. Se pasan la tarde bebiendo botellín tras botellín. Dos, Joaquín y Alfonso, me han contado anécdotas de caza y de sus perros, sobre todo de uno que lo llaman Santi, y que tiene muy mal genio. Cazan perdices, codornices, zorros. Lo que más le gusta es el jabalí. Yo les he dicho que no era partidario de la caza, que me parecía que debíamos respetar los animales y su condición de seres sintientes, aunque entendía que podía ser necesario regular las poblaciones puesto que la intervención humana había alterado el equilibrio de los ecosistemas.

Joaquín ha preguntado si soy un poco maricón. Lourdes, la camarera, le ha dicho: Qué bruto eres, y todo se ha resuelto amablemente.

He intentado publicar la foto en Instagram pero no he podido.

 

21 de febrero

En la granja con mi tío Juan. Una pequeña explotación. Me ha pedido que le eche una mano y así de paso me familiarizo. Yanis lo ha pasado bien, correteaba. Le asustaba un poco el perro de mi tío, pero se han acabado llevando bien.

Hemos estado trabajando un poco en el huerto. Luego, le he ayudado con los animales. Me sorprende la estructura heteropatriarcal del gallinero. Es realmente bárbaro cómo ha trastocado nuestra cultura la vida de los animales. (He pensado en Walter Benjamin.)

No sé si Juan me ha entendido bien cuando se lo he dicho. Pero en todo caso esto será algo que tendremos que cambiar cuando pongamos en marcha nuestro proyecto.

Le he dicho a Juan que prefería volver solo. La verdad es que creo que en el pueblo usan demasiado el coche. No me parece que sea respetuoso con el medio ambiente. Le he dicho que prefería volver caminando. Luego se ha hecho de noche y me he perdido. No ha sido grave. En poco más de tres horas he encontrado la carretera y al cabo de un rato he visto que venía un coche. Ha parado y era Lourdes, la camarera del bar de la carretera.

Me ha dicho que cerca del repetidor, en las eras, hay un sitio con buena cobertura. También me ha dado una crema para curarme las manos, estaban llenas de callos por la azada.

Juan se ha reído de mí cuando he llegado.

 

22 de febrero

No hay la nube de contaminación pero muchas tardes, cuando sopla viento del este, hay un olor fuerte. “Sopla el cerdal”, dice mi tía. Es el olor de las granjas de cerdos.

 

23 de febrero

Por fin me ha recibido el alcalde. Ha ido bien. Le he explicado nuestro proyecto, las líneas generales. La idea de hacer lo que, en lenguaje neoliberal, podría ser una start-up, pero cuya función sería potenciar la conexión orgánica y una relación profunda entre los seres vivientes y su entorno, basada en el respeto común entre los géneros y las especies, el desarrollo sostenible en una plataforma de horizontalidad colaborativa que permitiese la interrelación dinámica entre lo ancestral y lo moderno lejos de las pulsiones esclavizantes del capitalismo tardío, cuyos mecanismos de actuación resultan destructivos para el planeta y las personas.

-¿Y para qué tanto? -ha preguntado.

Le he explicado un poco más, él miraba con escepticismo.

-Algo de perras querréis, seguro.

Cuando le he dicho que no necesitábamos nada de eso, solo el beneplácito del ayuntamiento, se ha quedado más tranquilo. Al final cuando me marchaba he oído que decía a la secretaria.

-Este quiere algo.

Me ha parecido una señal de que cree en el proyecto.

 

24 de febrero

He soñado que veía Dersu Uzala en la Filmoteca.

 

25 de febrero

En el bar. Alfonso dice que los políticos son todos iguales y que solo quieren robar. Yo he intentado matizar, le he dicho que quizá estaba sacando conclusiones precipitadas, que era necesaria una visión más compleja. Me ha preguntado si lo tomaba por imbécil. Le he dicho que en absoluto, que le rogaba que no fuera tan susceptible. ¿Qué me ha dicho, que lo mato?, le ha preguntado a Joaquín, su hermano. Lourdes ha calmado un poco las cosas.

Alfonso se ha empeñado en pagar.

 

No encuentro quinoa en la tienda de Lucía. Tampoco Hola Coffee. No está donde los otros cafés. A ver si consigo hablar con ella mañana. Estaba hablando con la misma señora del otro día, la conversación también parecía importante.

 

Pascual, en la plaza, me ha dicho: Si tu perro sigue rondando las perras al final lo caparán.

Habrá que comprar una correa.

 

No hay noticias del alcalde.

 

26 de febrero

He soñado que veía una película de Chris Marker.

 

27 de febrero

He soñado con Lina.

 

¿Quién quiere Dersu Uzala con estos cielos?

 

28 de febrero

Esta mañana, antes de que cantara el gallo, ya estaba despierto. Le he dicho a mi tía que ya no quiero que vaya a buscar la leche de oveja. Hay algo que me incomoda en ordeñar a la oveja. No deja de ser una forma de acoso sexual.

Mi tía se lo ha tomado bien. Al principio parecía a punto de llorar pero luego ha entendido mi posición. “Este chico”, ha dicho. Creo que en el fondo está orgullosa de mí.

 

1 de marzo

Jugando a las cartas hasta tarde en el bar y bebiendo con Alfonso y Joaquín.

 

Al salir le escribí un mensaje a Lina. Fui a las eras para mandárselo. Pero no había cobertura.

 

2 de marzo

El gallo me despertó. Fui a las eras. Había cobertura. Compré Hola Coffee en Amazon. Dudé mucho, pero no pude evitarlo.

 

Me alegro de no haberle mandado el mensaje a Lina.

 

3 de marzo

He decidido poner manos a la obra. No puedo esperar a que el alcalde diga una cosa u otra. He pensado que debo empezar por el principio y he montado un taller de nuevas masculinidades.

He ido a la secretaria y le he pedido que pregonen esto por la megafonía del ayuntamiento.

 

“Se hace saber que para todo el que lo desee se celebrará los martes un taller didáctico-vivencial con perspectiva de género sobre nuevas masculinidades.

Sus objetivos son:

-Comprometer a los hombres en contra de las diferentes violencias hacia las mujeres y las desigualdades de género que provocan.

-Conocer la construcción de la subjetividad masculina, teniendo en cuenta la cuestión del poder como estructurante de la masculinidad.

-Poner en evidencia los privilegios masculinos y los beneficios de la masculinidad, ambos invisibilizados y naturalizados.

-Desvelar las prácticas que favorecen la reproducción de subjetividades masculinas patriarcales en la vida cotidiana, en áreas como la salud, la relacional, la emocional, la sexualidad, lo doméstico y los cuidados.

-Ofrecer herramientas teóricas y prácticas para favorecer el cambio ético de los hombres en relación a la igualdad entre los sexos.

 

Todos los interesados pueden ir a las seis de la tarde a la cochera de la tía Piedad, la del Mesonero”.

 

Hacía tiempo que no me sentía tan bien.

Mañana puede ser un gran día.

 

[Continuará -quizá.]

 

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Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es escritor y editor de Letras Libres. Su libro más reciente es 'El padre de tus hijos' (Literatura Random House, 2023).


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