- Para disfrutar de una democracia moderna es indispensable conseguir que la población general comprenda las leyes y normas que redacta el Estado.
- Llevamos más de un siglo escuchando que el cerebro femenino está preprogramado desde la época de cazadores-recolectores para el cuidado y el servicio a los demás, mientras que el de los varones se centraría en el liderazgo, la lucha y la caza.
- Los seres humanos nacemos “sin acabar”, con un cerebro profundamente inmaduro, y las lenguas naturales del entorno son un instrumento necesario para que las conexiones neuronales se establezcan de forma satisfactoria.
- Los circuitos neurológicos que utilizamos para procesar las segundas lenguas son los mismos que los que usamos para nuestra lengua materna.
- La misión de los lexicógrafos es decirnos qué palabras se usan, con qué sentido, en qué contextos y con qué consecuencias; nos alertan sobre si una palabra se considera actualmente vulgar o si se usa poco, o la usa solo un determinado sector de la población.
- Aunque la relación entre significante y significado sea arbitraria, a veces los sonidos que conforman una palabra tienen una carga especial, puede ser mágica o también convertirse en un tabú.
- En lo que respecta al cambio en las lenguas, tratar de dilucidar si el cambio es a mejor o no es en realidad una falacia: las transformaciones nunca afectan la estructura abstracta de las lenguas.
- De todos los elementos que componen la conversación que mantenemos a solas, el más importante es el que se refiere a la autoimagen personal.
- Hay dos tipos de lenguas muertas, aquellas que han dejado de usarse porque se transformaron en otra cosa y siguen vivas en sus lenguas descendientes y aquellas cuya muerte es una desgracia anunciada y de las que no queda nada.