En 1948 el grupo filosófico Hiperión irrumpió en la cultura mexicana como un cometa: de manera brillante y efímera. Este grupo, formado por exalumnos de José Gaos, pretendía combinar la autonomía de pensamiento con el mayor rigor intelectual para crear una nueva filosofía mexicana comprometida y de altura. De todos los hiperiones, el único que logró realizar plenamente ese afán fue Luis Villoro. Pero su legado va más allá de su obra escrita: hasta el último de sus días, él fue nuestro mejor ejemplo de cómo vivir como un filósofo; tarea que requiere de virtudes poco comunes como la de no sucumbir a las tentaciones del poder o no abandonarse a las pequeñas miserias de la vida académica.
El gran tsunami mexicano de 1787
Amanecía en la planicie costera de Oaxaca. Esa mañana del 28 de marzo de 1787, los pescadores lanzaban sus redes a la laguna de Alotengo y los arrieros sacaban su ganado a pastar en la amplia…
Mi abuela Macedonia
De cuando entrabanal río tiburones y toninas,es esta historia acercade los últimos años de mi abuela, postrada en cama casi todo el tiempo,y platicando a ratos(si dejaban de asirlalas…
Héroes portátiles
No me parece mala esta ocurrencia de pasarles un plumero a los héroes y menearlos un poquito, con todo respeto. Sí, que dejen de estar ahí nomás, viviendo a costillas de la Patria. Sí, que…
¡Coma!
Toda causa a la que nos adscribamos para luchar por ella puede no ser otra cosa que la mera exacerbación de una neurosis. Aun a sabiendas de ese riesgo, yo estoy a punto de comenzar a batirme…
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