- Al asociar a una “boa” a la oposición democrática y a la crítica a su gestión, el gobierno manda un mensaje siniestro y amenazante que debe rechazarse con vigor.
- En distintos momentos de la historia de Estados Unidos, tres presidentes han reaccionado ante disturbios raciales. Las demandas son tan vigentes como hace medio siglo, pero las respuestas han cambiado.
- A la batalla contra el virus se suma la batalla por el control de la realidad, donde lo importante no es “aplanar la curva”, sino “aplanar” la verdad.
- La crisis sanitaria les ha devuelto relevancia a los gobernadores, quienes de manera rígida o confrontacional, desastrosa o adecuada, han asumido la conducción del combate a la pandemia en los estados que gobiernan.
- El 5 de abril, el presidente tuvo la oportunidad de ponerse al frente de un esfuerzo nacional histórico. Lamentablemente, su discurso quedó muy por debajo de las exigencias del momento y reflejó tres características muy negativas de su estilo de liderazgo.
- Gestionar nuestras emociones, administrar nuestra atención y no contribuir a la polarización son algunas acciones que los ciudadanos pueden tomar cuando los líderes de los países multiplican la incertidumbre.
- La comunicación creíble, empática, oportuna y precisa es necesaria para mantener informada a la sociedad y difundir las acciones que las autoridades toman para enfrentarla.
- Ante la crisis de violencia de género, no cabe esperar empatía de parte de un presidente que detrás de la crítica ve a sus enemigos frotándose las manos. Pero mal haríamos en quedarnos con la idea de que esta crisis es solo del presidente o de su gobierno.
- Además de aparecer de manera regular en el discurso presidencial, el insulto cumple diversas funciones dentro de la comunicación populista.