- La contraposición entre liberalismo y populismo es demasiado simplista. Para criticar con tino, los liberales deben reconocer la diversidad de su propia tradición y encarar los saldos negativos de sus gobiernos.
- El liberalismo, más que una ideología, es un temple, una disposición de ánimo para aceptar la validez de todas las preguntas. Octavio Paz pedía que del liberalismo y el socialismo surgiera una nueva doctrina. Aguilar Rivera, Beck, Bravo Regidor, Silva-Herzog y Bartra levantan un mapa donde abundan los recovecos de las dudas y escasean las planicies de las certezas. Al final, una tarea: devolverle al liberalismo su talante combativo a partir del reconocimiento de sus insuficiencias.