Fui a ver a Bob Dylan en San Diego y sobra decir que fue todo un acontecimiento. El repertorio fluctuó entre temas recientes de discos como Modern Times y obviamente Tempest, así como temas clásicos como “Tangle up in blue”, “It ain’t me, babe”, “Visions of Johanna” y, para cerrar, “Blowin’ in the wind”. Por primera vez vi a un Dylan condescendiente con sus fans, con esporádicas sonrisas y extraños y hasta cierto punto enternecedores bailes sobre el escenario, pasando del piano a la armónica y la guitarra eléctrica. El público lo ovacionaba, pedía más pero no era suficiente. La gente aún quiere a Bob Dylan, aún lo estima. Ir a verlo a sus ya 71 años fue un recordatorio de que Dylan continúa reinventándose, sin dejar de ser él mismo. Nunca decepcionante, siempre magistral. Toda una experiencia. ~
¿Es feliz Dios?
Kołakowski, crítico del marxismo y de las utopías, plantea en este ensayo que Dios, dado que existe en el mundo el sufrimiento, no puede ser feliz. O, en todo caso, no en un sentido…
La última pradera mexicana
Gerardo Grobet…nuestro deber no es profetizar el mal, sino luchar por un mundo mejor.Karl Popper, 1994Sobran los argumentos económicos, ecológicos y éticos…
Augusto Roa Bastos. Entrecruzamientos de la rebeldía y el poder
El nombre de Augusto Roa Bastos –su valía, su posteridad– parecería asentarse de forma definitiva en las páginas de una obra: Yo el Supremo. El autor paraguayo (Asunción, 1917-2005) llegó al…
Incidente en primera
So people are upset because he’s crying over his dead mother? David Sedaris, “Journey into night” De todos los pequeños lujos que me ha permitido mi vida de escritor,…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES