Aclaración

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Estimados Enrique y Julio:
     El viernes 10 de los corrientes [junio de 2005] envié a Letras Libres mi respuesta al artículo publicado por Josefina Zoraida Vázquez (Letras Libres 77) en el que hacía referencia a mi más reciente novela intitulada México mutilado. La cabeza del texto de la doctora Vázquez apareció en la edición del mes de mayo como sigue: “Verdades y mentiras de México mutilado.” Como es lógico suponer, pensé, tal y como corresponde a una revista con el prestigio ético que ha caracterizado a Letras Libres, que dicha historiadora había titulado textualmente la crítica de mi libro en los términos expuestos, razón por la cual yo preparé mi respuesta fundándome en una realidad inexistente. Me explico:
     El día de ayer, lunes 13 de junio, Julio Trujillo me envió un mail en el que sostiene que “Tengo que decirte que el título de la nota de la doctora Zoraida Vázquez lo pusimos aquí en la Redacción. Su texto original carecía de título, y pusimos ése, como sospecharás, para elevar la temperatura de la discusión. Es una atribución editorial (la de titular las notas) más o menos tácita. Ella, pues, no es responsable de ese título, sino yo.”
     Siempre me he prestado a elevar el nivel de los debates, pero no me parecería serio hacerlo para “elevar la temperatura de una discusión”. Además de lo anterior: Uno, ya invertí el tiempo que creí necesario para articular una respuesta destinada a refutar a la académica citada, por lo que proceder a rehacer mi texto ignorando el encabezado que yo atribuía a la doctora Vázquez es un esfuerzo que ya no estoy dispuesto a realizar. Dos, considero que el encabezado lastimó mi obra y mi imagen, dado que las mentiras son inducciones dolosas al error. Pude haberme equivocado, sí, pero en ningún caso pretendí engañar deliberadamente a nadie al estilo de los historiadores oficiales. Tres, Letras Libres confundió a los lectores al abordar el tema con una cabeza que no corresponde en su totalidad a las intenciones de la historiadora.
     Es menester recordar que, en ocasiones, el título puede cambiar el sentido del texto. Sí, sólo que en mi caso, el propio encabezado también me confundió a mí, al extremo de que el mismo constituyó la columna vertebral de mi respuesta. Pretender elevar deliberadamente la temperatura de la discusión con encabezados dolosos, que no necesariamente responden a las intenciones del autor, me parece, por lo menos, una postura irrespetuosa.
     De acuerdo a lo anterior, es claro que no modificaré la respuesta que ya obra en su poder pretendiendo ignorar, esta vez, un título que nunca fue de la autoría de la académica citada. ¿Voy a defenderme, acaso, de algo que nunca existió? ¿Ante quién defiendo ahora que no soy ningún mentiroso? ¿Debo litigar en los medios en contra de amigos como ustedes? ¡Eso nunca!
     Algo sí les suplico: una aclaración pública en la que se explique que la doctora Vázquez nunca escribió ese encabezado y por ende en ningún caso se refirió a mí en dichos términos, así como una disculpa por haber sostenido que mi obra incluía mentiras y no, tal vez, en caso de haberlas, simplemente inexactitudes.
     De cualquier manera yo no abrigo rencores y tengo en alta estima su lucha por la difusión de las ideas. –

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