¿Y si pasara algo?

Cada vez que pensamos que ahora sí tocamos fondo, que ahora sí lograremos que cambie algo, nos invade ese fantasma de la imposibilidad, de la inamovilidad, del miedo.
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Por más optimismo que han generado los momentos de erupción de la movilización ciudadana recientes, desde el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, el #YoSoy132, y todas las formas de protesta que ha generado la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, siempre queda en el aire esa idea persistente de que “aquí nunca pasa nada”.

Cada vez que pensamos que ahora sí tocamos fondo, que ahora sí lograremos que cambie algo, nos invade ese fantasma de la imposibilidad, de la inamovilidad, del miedo. Porque por más crudo y escalofriante que sea el relato del Procurador sobre el destino de los 43 estudiantes, que habla de personajes surreales como “el Paja”, “el Peluco”, “el Güereque”, “el Jona” o “el Chereje” –-quienes, en sus declaraciones, narran como algo del día a día haber prendido un fuego durante horas con llantas, leña y plástico para calcinar 43 cuerpos, haber juntado el carbón y los restos de hueso con palas y botellas, y haberlos metido en bolsas negras de basura para tirarlos a un río— sea cierto o no, se ha vuelto parte de una normalidad en la que diariamente aparecen nuevas fosas con cuerpos, en donde cada 112 minutos desaparece una persona, y en donde nadie es culpable, y aunque lo sea, nadie confía en que se hará justicia. Nos resignamos, nos callamos, olvidamos para sobrevivir.

Muchos se preguntan si esta vez será distinto, si la crudeza de los crímenes expuestos en Iguala ha cambiado fundamentalmente la percepción del grueso de la población sobre lo insostenible que es la situación actual. Si el #YaMeCansé, aunado a los escándalos de corrupción de las autoridades, obligará a ceder espacios. ¿Pero a qué o a quién?

“Se acaba el tiempo de la resignación, de dar las cosas como imposibles, de asistir como espectadores a un espectáculo que nos duele”. Es imposible no verse reflejado en los mensajes de Pablo Bustinduy y Pablo Iglesias, presentando a Podemos en Estados Unidos esta semana: “Podemos es la ilusión de poder cambiar las cosas”. Ya se han escuchado muchas voces en México que dicen que es imposible transformar la energía ciudadana de los últimos meses o años en un nuevo cuerpo político como lo hicieron miles de españoles indignados. Pero, como dice, Rafael Lemus, justamente se trata de eso: de redefinir y reimaginar lo posible.

En el fondo, el de Podemos es un reclamo básico y fundamental: el derecho a construir una vida mejor, a recuperar la decencia. “Pero eso lo construimos nosotros y nosotras”, dice Bustinduy; “No tenemos que esperar a nadie ni a nada”. En cambio, Podemos invita a recuperar la confianza, la imaginación, la capacidad de esperar lo inesperado y creer en ello, desde la ciudadanía. Miles de españoles fueron capaces de detonar esa imaginación, y reinventar los caminos para hacerlo realidad. En México no tenemos que quedarnos en la pregunta sobre si se puede replicar o no el fenómeno de Podemos tal cual; tenemos que imaginar y echar a andar nuestros propios caminos para construir un país en el que no existan miles de familias marcadas por la ausencia. La ausencia de los muertos que no pueden enterrar, de los desaparecidos que nadie les ayuda a encontrar, de los migrantes que se fueron a otro país y no vuelven. La ausencia de posibilidades reales frente a la pobreza y la desigualdad. La ausencia de justicia.

El #YaMeCansé fue uno de los detonadores más potentes de la expresión del descontento en México: #YaMeCansé de la impunidad, de la violencia, de la corrupción, de la injusticia, de la desigualdad, del abuso de poder, de vivir con miedo…¿Pero cómo transitar de la catarsis a la creatividad, a la imaginación y a la articulación de las posibilidades para que cambie todo esto que nos tiene hartos, frustrados, cansados, desesperados, indiferentes, exiliados, callados? El momento que vivimos nos llama a alzar todas las voces y a sumar esfuerzos por todos los medios posibles.

#PorEsoPropongo surgió para acompañar y sumar al #YaMeCansé un espacio para expresar e imaginar las opciones y las posibilidades, de lo pequeño a lo grande, de lo individual a lo colectivo: aumentar el salario mínimo, comités vecinales, un sistema educativo de calidad, eliminar el fuero, dar prioridad a la cultura y a las artes, crear una nueva constitución, servicios salud dignos para todos, eliminar los escaños plurinominales, cultura de reciclaje de basura, legalizar las drogas, consejos consultivos ciudadanos que vigilen y regulen al gobierno, recuperar el campo y la producción local sustentable, reducir el financiamiento a los partidos políticos, una comisión de la verdad, presidentes y servidores públicos que vivan como ciudadanos comunes… Miles de ideas que van articulando un nuevo lenguaje sobre lo que queremos y podemos cambiar. Son miles de ciudadanos que buscan nuevos canales para expresarse y nuevas formas de participación para recuperar nuestro lugar en el espacio público.

Frente a los discursos dominantes y las fórmulas tradicionales, #PorEsoPropongo invita a que de ciudadano a ciudadano redefinamos, imaginemos, reinventemos, renovemos los caminos y las formas para construir una vida mejor en nuestro país, empezando por expresar nuestras ideas sobre lo posible: www.poresopropongo.mx

Todas las postales fueron tomadas de www.poresopropongo.mx.

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es profesora de estudios globales en The New School en Nueva York. Su trabajo se enfoca en las políticas migratorias de México y Estados Unidos.


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