Sin que exista una planta

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Leo en el Reforma del viernes esta nota que me rehúso a mancillar con comentario alguno:

Ubican fallas en radares

Leslie Gómez

(13 junio 2008).- En una primera evaluación, las autoridades aeroportuarias comprobaron que en el Centro de Control de Tráfico Aéreo los monitores se apagan, cambian la ubicación de las aeronaves o simplemente no funcionan.

Trabajadores de control de tráfico aéreo revelaron a las autoridades aeroportuarias, en una reunión que sostuvieron en Cancún, que el sistema Eurocat X, recientemente implementado en el Centro de Control Mérida, registra fallas.

Personal del aeropuerto de Campeche reportó que en ocasiones se ha ido la luz en esta terminal aérea “No se puede ir la luz. Sin que exista una planta no nos podemos quedar así.”

“Estamos hablando de un asunto de seguridad que implica muchas vidas”, advirtió.

El avance del diagnóstico que a nivel nacional realizan trabajadores aéreos y de la Dirección General de Aeronáutica Civil indica que el sistema de Eurocat X, que controla el tráfico aéreo en el País, no ha podido superar la primera fase de instalación.

“Debería estar ya en la cuarta fase, pero no ha podido arrancar completamente porque presenta fallas”, sostuvo un miembro del Sindicato de Controladores de Tráfico Aéreo

No, no comentar. Silencio. Respeto a la obra de arte.

No. Que nadie comente…

Que nadie diga “si esta fue la primera evaluación, cómo va a estar la segunda”.

Nadie salga con la babosada de “pues si no funoncia el Eurocat X, regrésensen al Eurocat IX”.

A nadie se le ocurra leer en esta historia una alegoría de la forma en que México…

Por favor, que nadie analice la oración: “Sin que exista una planta no nos podemos quedar así.”

Y nadie, tampoco, proponga diálogos del tipo:

“–Control Mérida. Control Mérida. Aquí Cancún. Aquí Cancún. Cambio.

–Diga Cancún. Diga Cancún. Lo escucho. Cambio.

–Control Mérida. Estamos registrando fallas, Control Mérida. Tenemos diez aviones en el aire, Control Mérida. ¿Qué hacemos? Cambio.

–Chin, Cancún. Chin, Cancún. ¿Qué clase de fallas? ¿Qué clase de fallas? Cambio… ¡Cambio!… ¿Cancún? ¿Cancuncito? ¡Cambio, Cancún! Chin…”

No, nada de eso. Silencio.

Silencio.

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Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.


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