México necesita más mujeres en el podio

¿Por qué no hay más mujeres mexicanas en el podio, dando discursos con mensajes claros e inspiradores, que se recuerden bien? 
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Con motivo del Día Internacional de la Mujer, se me ocurrió escribir esta entrada de Verbatim sobre discursos memorables pronunciados por mujeres en fechas recientes. Encontré de inmediato a the usual suspects: el discurso de Malala Yousafzai recibiendo el Premio Nobel de la Paz, el discurso de concesión de Hilary Clinton en las primarias demócratas, pláticas TED de mujeres líderes. Incluso, pensé en el breve y efectivo manifiesto de Patricia Arquette en el Oscar.

Pero quería incluir discursos notables de líderes mexicanas. Traté de recordar alguno. Busqué en internet. Pregunté a mis amigos y contactos. Surgieron un par de ejemplos aislados: Blanca Treviño, la exitosa CEO de la empresa informática Softek, así como una intervención de la senadora Layda Sansores, que se volvió viral en redes sociales por su generoso uso de calificativos contra el gobierno. Me siguieron dando nombres, como Margarita Zavala o Marta Lamas. Pero mucha gente se quedó pensando sin poder mencionar un ejemplo concreto de palabras memorables. Parece que tiene rato que un discurso de una mujer mexicana, sea política, empresaria o líder social, no mueve ni conmueve al gran público.

¿Por qué no hay más mujeres mexicanas en el podio, dando discursos con mensajes claros e inspiradores, que se recuerden bien? Les propongo algunas conjeturas para el debate:

1. Porque hay pocas mujeres en posiciones de liderazgo. La primera y más obvia razón es que simplemente tenemos pocas mujeres dirigiendo. Por ejemplo, en política, ya no hay ni una sola gobernadora y solo tenemos 3 secretarias de Estado de un total de 17. Y en el sector privado las cosas no pintan mucho mejor: de las 500 empresas más importantes de México, unas 15 están dirigidas por mujeres. Con oportunidades limitadas, es muy difícil que surja un liderazgo femenino visible, capaz de movilizar audiencias.

2. Porque las pocas oportunidades que hay para las mujeres están demasiado concentradas. Basta ver las listas anuales que sacan algunas revistas de las mujeres “líderes”, las más “poderosas” o las más “influyentes” para darse cuenta de que lo único que cambia año con año es la foto de portada. Está muy bien reconocer el talento de las que ya están encumbradas, pero las historias de éxito de miles de mujeres preparadas, talentosas y trabajadoras en todos los ámbitos que son verdaderas rising stars también merecen conocerse y celebrarse.

3. Porque la temática de los discursos de las mujeres líderes todavía es limitada, y no apela al gran público. Con el riesgo de que algunas lectoras me reclamen airadamente por simplificar, creo que los discursos de líderes mexicanas caen en tres categorías: a) la denuncia de los males que aquejan a la mujer; b) la historia personal de “triunfé a pesar de ser mujer”; y c) la denuncia política o social de lo que está mal en México, centrada en la agenda  feminista. El problema es que las audiencias de esos discursos suelen estar ya convencidas de lo que se está diciendo. Nuestras líderes le están, como dicen en Estados Unidos “predicando al coro de la iglesia”. No ha surgido una que construya un discurso más amplio, que plantee futuros deseables para todos, que esté formulando una agenda pública amplia y atractiva, sobre todo para esa otra mitad de la población: los hombres.

4. Porque en México no hemos logrado definir al arquetipo de mujer líder que nos gustaría ver. Ponemos sobre las mujeres exigencias absurdas que no usamos con los hombres. Nos gustan guapas, pero no mucho, que parecen tontas. Nos gustan inteligentes, pero que se maquillen y se peinen un poquito. Nos gustan firmes, pero no enojadas. Nos gustan femeninas y maternales, pero que no se vean débiles, menos si aspiran a cargos difíciles. Nos gustan austeras, pero que no usen vestidos horribles. Nos gustan arregladas, pero qué mal gusto usar ropa tan cara. No nos ponemos de acuerdo en cuál es el perfil que buscamos en una mujer líder, cuáles son las cualidades importantes que queremos ver en ellas, más allá de lo banal.

Debido a cambios en las leyes electorales, los partidos políticos están postulando a más candidatas que nunca a cargos de gobierno y legislativos. Más empresas están tratando de implementar acciones que nivelen el terreno para las mujeres. Y en nuestras universidades, hay ya carreras en las que las mujeres superan a los hombres en número y desempeño académico. Por eso, es más importante que nunca que las mexicanas hablen con voz propia de los temas que les preocupan a ellas y a los hombres por igual: ¿Dónde está el debate público sobre el equilibrio trabajo-vida personal que literalmente quita el sueño a tantas mamás trabajadoras y a sus parejas en nuestras ciudades? ¿Cómo se está haciendo visible la contribución de las mujeres al despegue manufacturero de México? ¿Cuándo se habla de los casos de éxito de lucha contra la inseguridad liderados por mujeres? ¿Quién está poniendo sobre la mesa el papel de las mujeres en el desarrollo de la filantropía? Como ven, temas sobran. Lo que hace falta es más mujeres con buenos discursos en el podio. 

 

 

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Especialista en discurso político y manejo de crisis.


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