Pablo Fulgueira, cineasta daltónico

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“Cuando yo empecé a imaginar e idear películas el color era lo que menos me preocupaba”

Pablo Fulgueira es un director de cine daltónico que empieza a hacer sus pininos: Es muy fácil (2007/cortometraje), Los Pasos del Cantador (2006/medio) y Venado (2009/ largometraje). Fue una canción a la mitad de una película –una película que ahora recuerda en blanco y negro– lo que lo catapultó al cine. Como cineasta ha sabido sobrellevar su confusión de colores apoyándose en los colegas y confiando en el buen gusto que, a decir de Pablo, es común a los daltónicos y a los no daltónicos.

¿Cuál es la importancia del color en el cine?

Depende del cine que haga cada quien y del proyecto. Hay proyectos que fundan gran parte de su mensaje en la estética y en la paleta de colores y hay otros que se basan, sobretodo, en la historia. Supongo que es relativo, hay películas en blanco y negro que son mejores que varias a colores y hay películas en las que el color es un símbolo, como en el caso de Greenaway en donde la atmósfera, dependiendo del color, va cambiando de significados. Cuando uno hace cine documental el color se vuelve más circunstancial y lo que pesa es el personaje.

¿En las tres películas que has dirigido qué rol juega el color?

En Es muy fácil decidimos gran parte del vestuario de los personajes y del color de los objetos por su valor. Al personaje del héroe masculino, Fran, lo vestimos de azules y cafés claros para que se amalgamara mejor con el entorno de la playa, y a los ruidosos que llegan a estropear el escenario romántico los vestimos con amarillos y negros, que son muy disonantes en la playa, primero porque el negro te da calor y segundo porque el amarillo combinado con negro, en los animales, normalmente significa veneno, peligro…

Me hablas de cine y de colores pero eres daltónico

Si, soy daltónico y también cineasta.

¿En qué consiste tu daltonismo?

Confundo esencialmente algunos tonos de verde y rojo, pero de pronto me cuesta trabajo distinguir un café de un verde o un cierto gris del verde e incluso hay algunos morados que puedo ver verdes y algunos tonos de morado que puedo ver azules.

¿A qué edad supiste que eras daltónico?

Muy pequeñito. Cuando tenía 4 años y pintaba el mar morado, los troncos de los árboles verdes y las hojas cafés.

¿Ser daltónico ha significado tener otra visión de la vida?

No necesariamente. Siempre pensé que la gente podría referirse a un rojo como lo que yo veía como azul o a un amarillo como algo que yo veía verde, pero nunca me consideré raro por ser daltónico; excepto cuando había que decidir qué colores usar y no estaban marcados. Eso me metía en un conflicto y tenía que preguntar. Eso me pasó incluso hasta llegada la preparatoria, cuando en alguna clase de geografía pinté el mar de un mapa morado y el maestro me puso corazoncitos encima del mar, insinuando mi preferencia sexual, ¡cosa que era una injusticia! A mi me gustan las mujeres y sólo soy daltónico. Nunca pensé que estaba percibiendo las cosas diferentes.

¿Qué opinas de la frase: “El color cambia la percepción de la vida”?

Yo más bien diría que la percepción de los colores cambia de acuerdo con la vida que tienes. Los valores que le hemos dado a los colores son iguales para los que somos daltónicos y para los que no. Quizás, de pronto, haya ciertas tonalidades que a nosotros los daltónicos no nos provoquen nada, y quizás haya combinaciones de colores que nos parezcan muy interesantes y a los no daltónicos les parezcan muy regulares, pero no más que eso.

¿Cómo es que un daltónico se avienta el tiro de hacer cine?

En realidad nunca lo consideré un problema porque siempre pensé que iba poder delegar la responsabilidad de los colores a mi fotógrafo o mi diseñador de producción. Pero ya que me empecé a dedicar a esto me di cuenta de que yo no iba a poder delegar absolutamente nada, entonces empecé a tratar de corregir mi daltonismo. Cosa que no se puede… pero entonces creo que he acabado por educar mi ojo o quizás sea pura memoria o… gracia divina.

¿Hubo alguna película que marcó tu decisión para hacer cine?

Si, claro.

¿Cuál y qué imagen concreta de esta película te marcó?

La película que me marcó y me llevó a hacer cine fue Goodfellas, pero me llevó a hacer cine por su música. La imagen que guardo de esta película es prácticamente en blanco y negro. Yo decidí hacer cine cuando vi esa película porque había empezado a estudiar música y a la mitad de esta película aparecía una canción que sabía tocar en la guitarra (“Layla” de Eric Clapton). La fuerza de esta canción ante las imágenes cobraba otro sentido y se amplificaba tan radicalmente que supe que la música se podía sublimar en el cine. El cine podía contenerlo todo. Es chistoso que preguntes esto, porque el color no tuvo nada que ver. Incluso cuando yo empecé a imaginar e idear películas el color era lo que menos me preocupaba. El color de las películas me empezó a preocupar hasta que hice mi primer cortometraje en el año 2000, ¡diez años después de que decidí hacer cine!

¿Pudiendo elegir filmar en blanco y negro, tus películas se rodaron en locaciones increíblemente coloridas (el mar y la sierra huichola, en Es muy Fácil y Venado respectivamente)?

Sí, y ambas me llenan de satisfacción por la paleta de colores que tienen. Los atardeceres de Venado, que son de las imágenes que la gente más recuerda, tienen eso y valen lo mismo para quien es daltónico que para quien no. A lo mejor por ahí apareció un lila que yo no vi, pero la composición, que al final es lo que impera en el encuadre y en el montaje tiene el mismo valor para mi y para quien lo ve.

¿A qué retos te enfrentas con tu daltonismo cuando haces cine?

Por ejemplo, cuando sale un actor de una prueba de vestuario y trae puesto algo que él trajo y sobre lo que nosotros no decidimos el color, es muy incómodo no saber de qué color va vestido. O cuando hay seis sacos enfrente y uno tiene prácticamente que adivinar cuál es el verde de los que hay ahí. Al final, yo tiendo a exhibir mi daltonismo muy pronto. Soy honesto con los proyectos y hay mucha gente involucrada en ellos que filtran cualquier traza de mi daltonismo.

Pero si entre tú y tú equipo nadie ve los mismos colores ¿cómo se logran los acuerdos sobre los colores? ¿Fe, confianza o consenso?

Por consenso. A pesar de que soy daltónico y que sé que no veo igual que el director de fotografía (quien en el caso de Es muy fácil también era daltónico) o que la directora de vestuario, cuando me proponen algo que a mi ojo no va bien, no lo acepto. Yo puedo aceptar al hecho de que estoy viendo una combinación de colores que sólo existe en mi percepción, pero si algo no es armónico para mí es muy probable que no resulte armónico para los demás.

¿El día que Cannes te premie cómo harás para ir vestido propiamente y no con una combinación extravagante?

Ya he recibido algunos premios y creo que he ido a recogerlos siempre bien vestido. Ahora mismo mi novia tiene muy buen gusto y eso facilita mucho las cosas, me ayuda con las combinaciones.

– Cynthia Ramírez

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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