(Foto: Milagros Checarelli)

Los Carpinteros (segunda y última parte)

En esta segunda parte, los artistas cubanos hablan de política y de la dinámica de trabajo entre dos individuos. 
AÑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Pese al éxito internacional de Los Carpinteros, estos artistas cubanos se niegan a tomar partido en esa contienda que ellos llaman “una estafa de posiciones ”entre revolucionarios y gusanos".

“Yo no te voy a hablar bien ni mal de Cuba. Todos sabemos lo que está pasando. No entiendo esos cambios de posición tan bruscos de alguna gente que se va de Cuba”, confiesa Dago.

“Todos los intelectuales estamos de acuerdo en que no vamos a apoyar a un gobierno perenne. Pensar diferente les suena, a los izquierdosos, como que te estás tirando para la derecha. Pero uno tampoco se identifica con la derecha. Entonces, la postura intelectual cubana es más compleja que ir de izquierda a derecha”, apunta Marco.

“La cultura cubana está sufriendo hace años esta estafa de posiciones: una posición que dice que los que estamos allá somos unos idiotas, y la otra, que dice que los que están fuera son unos gusanos. Y en el medio de eso suceden movimientos culturales: la gente hace arte, y ese arte muchas veces está siendo llamado a una o a otra trinchera. Si hay un estadío intermedio, ahí estaríamos nosotros”, se posiciona Dago.

“Exigirle a un artista militancia es, de alguna manera, aniquilar a ese artista. El arte es poética. Si lo estigmatizas, puedes matarlo. A veces hay una belleza en la indefinición, una textura mucho más rica”, explica Marco.

A ellos lo que les interesa es crear, cuestionarse y cuestionar.

“Estamos hartos de esa jodienda. Esa controversia lo único que hace es disminuir el ambiente cultural de Cuba, dentro y fuera. No quieras ver tú los artistas de Cuba que se han ido y se ponen a hablar cosas de los que vivimos en Cuba. Me parece totalmente injusto. Y me parece totalmente injusto también lo que dicen en Cuba de esos artistas que viven fuera. Es indignante. La cultura es la única que sufre en este rollo, la que está siendo exterminada, mientras los gobiernos permanecen”, sentencia Dago.

 

Pasado y presente

En los comienzos de su carrera, Los Carpinteros recorrían mansiones antiguas de La Habana tomando material para sus obras, y eso les permitió asomarse al pasado de la ciudad, y reflexionar sobre la relación entre el pasado y el presente.

Trasladando este proceso a La Habana de hoy, quizás se podría establecer un diálogo artístico entre La Habana de la iconografía de la revolución y La Habana actual, con los nuevos ricos que se están subiendo al negocio de loschavitos (pesos convertibles al dólar).

“Va a llegar ese momento de nostalgia de aquella vida idealista, social y de optimismo colectivo que ya desapareció”, dice Marco, que colecciona objetos de la época de su niñez: “Un poco para agarrarme a esa memoria”. Memoria de una fantasía ideal financiada por el bloque socialista del Este.

“Creo que todos los que conocimos el periodo de oro del socialismo lo extrañamos de alguna manera”, dice Dago. “En Cuba vivíamos en una fantasía total… Las noticias, las fábricas que se empezaron a hacer, las cosas que decían los políticos… Era surrealista lo que se vivió en los 70 y en los 80. Era una locura, aquello. Una locura que se quedó frita en 1989. Se quedó paralizado. Y es lo que tú ves ahora”.

Como consecuencia de la obligada austeridad material en la que se formaron, crearon un programa para el San Francisco Art Institute que se llamaba Limited situations, que busca profundizar en las situaciones límite, tanto materiales y físicas como espirituales, para encontrar una veta interesante para la creación. “La vida que teníamos ha sido en gran parte una herramienta o una inspiración”, dice Marco.

 

La complejidad de la creación colectiva

Ustedes antes eran un grupo de tres personas que creaban, hace años que son dos. ¿Cómo hacen para aguantarse tanto tiempo? (Entre 1991, año en que surgió el grupo, hasta 2003, Los Carpinteros tenían un integrante más, Alexandre Arrechea)

Marco:¡Por veinte años!

Dagoberto:Eso mismo pensamos nosotros. Y cuando estábamos con Alex yo decía: “Pero bueno, ¿cómo es posible que estemos haciendo esto?”. Porque necesitas una actitud ante el trabajo diferente a la de una persona que trabaja sola. De todas formas, nosotros pensamos que nadie hace una obra cien por ciento solo. Siempre estás influenciado por alguien, siempre tienes una relación con alguien que al final influye en tu trabajo. Siempre surgen grandes figuras, grandes artistas, pero esos grandes artistas no están solos, trabajan con equipos. Y creo que así es como hemos visto esto siempre.

Marco: No asumimos la creación como un acto aislado. Siempre hay algo que influye. Tienes que tomar conciencia de esto y comprender que no es tan importante el ego personal.

 

¿No tienen, a veces, ganas de hacer algo más íntimo de cada uno de ustedes?

Marco: ¡Nuestros trabajos siempre son íntimos!

Dagoberto:Nuestra individualidad no se ve anulada por este asunto. Creo que es importante el peso de la personalidad de las personas que trabajan en un equipo, y es importante el criterio de dos personas que trabajan juntas. Muchas veces se piensa que si hay tres trabajando no hay criterio, y que la personalidad individual está exterminada. Y no es así. Muchas veces este trabajo se hace desde posiciones opuestas. La mayoría, por supuesto, tenemos un superobjetivo común, pero se hace teniendo en cuenta varias opiniones y evolucionando cada idea partiendo desde puntos de vista que a lo mejor no son iguales. Nosotros somos democráticos, eso sí te lo puedo decir.

Marco: Cuando había tres, había más democracia.

 

Se votaba…

Marco: Y ya… era fácil. Ahora, entre dos, hay que dialogar. Y a veces invitamos a gente que opine y se meta en el debate.

Dagoberto:A veces nos perdemos por meses en un tema que no tiene una solución clara por un tiempo. Esos temas se van quedando a un lado y seguimos con otra cosa, porque hay que seguir. Si no funciona, no se trabaja.

Marco: Sobran los artistas inteligentes que saben criticarse y no están enamorados de ellos mismos, y cambian su obra, y la maduran… Estos son los buenos, por lo general. Pero a veces, muchos artistas solos se pierden porque se enamoran tanto de ellos mismos, se vuelven tan narcisistas, que la obra a veces se pierde, se vuelve mala. Y no se dan cuenta. Esto, en un dúo, es bastante difícil, porque hay una crítica constante. La crítica es lo que más abunda.

 

Supongo que gran parte del diálogo cotidiano de ustedes, cuando están trabajando, es de índole técnico, ¿en qué momento dejan entrar a la teoría?

Dagoberto: Nosotros estamos hablando de qué tipo de rojo llevan esos legos, y ya estamos hablando de teoría. No todos los rojos son iguales. Y así con todos los objetos: cada decisión física, en el arte, implica un cambio de lectura conceptual o ideológica. Y entonces, a lo mejor, una conversación muy técnica entre nosotros, no lo es tanto. Aquí hay un tráfico de significados, y tienes que saber qué significa cada objeto para ti, en tu subconsciente. Eso es como una operación de psicoanálisis en la que estamos traficando con imágenes, poniéndolas más grandes, más chicas, expandiéndolas, poniéndolas junto a otra cosa, combinándolas… y es así como va saliendo. Los diálogos técnicos no son tan inocentes.

 

+ posts

Periodista todoterreno, ha escrito de política, economía, deportes y más. Además de Letras Libres, publicó en Clarín, ABC, 20 Minutos, y Reuters, entre otros.


    ×  

    Selecciona el país o región donde quieres recibir tu revista: