Dos poemas

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Aclaremos lo de la ordinariez, una copa de vino vil es ordinariez,

una abeja venenosa que zumba sucia encima de la nariz del muerto
                                                                                                   [es ordinariez,

la eternidad en cuanto eternidad es ordinariez,

Dios mismo para qué decir.

 

Ahora pasemos a otras figuras: un rey,

una paloma cagada en el aire,

una de esas señoras de 50 arrugables y por lo visto pintables hasta
                                                                                      [la inmundicia, cómo

no va a ser ordinariez, un pensador

de lujo en edición de lujo, un avión

a chorro con todas las vísceras a la vista a un minuto de estallar,
                                                                                                           [cómo

no va a ser ordinariez.

 

Más ordinaria será tu madre

que ni siquiera te parió, piltrafas

y más piltrafas del pensamiento de la hermosura

de los libros sagrados, qué son

esos libros sagrados

porque pensando en todo, dónde está el mérito

de los relámpagos azules.

 

Hasta ahí el negocio,

preferible callar, de los adivinos es el reino

 

uno se aturde, pierde

7 litros de nadie cada vez.

 

Apiádate

mail de mí,

                             adiós

águila esdrújula.

 

 

 

De qué más se te acusa Gonzalo Rojas

 

1) De libertino y adivino, ciego por fuera pero no por dentro, de
     bazofia y más bazofia, de fibrosis pulmonar desde el 2003, pero
     el paisano no se queja.

2) De andar en los cien y seguir viviendo como un loco sin ser
     ningún Apollinaire.

3) De no dar nunca con el tono.

4) De mear contra el cielo, de escupir a Dios por escupir, que se me
     entienda bien, de quedarme llorando en ese internado el 27 toda
     la larga noche en los abismos.

5) De seguir escribiendo lo inescribible en esas máquinas de la
     picantería que se compran con tarjeta.

6) De olvidar el lápiz de leche y el cuaderno de copias.

7) De apestado por los premios, yo no concursé.

8) De viudo inconsolable sin ninguna de las dos.

9) De no haber muerto a tiempo y seguir sangrando por la nariz.

10) De confiar en cuanto analfo anda por ahí en la maniobra de la
       publicidad vergonzosa.

11) De no haber nacido en México con todo el hambre de México
       que me sobra.

12) De soltar los remos una vez, una única vez, para escándalo de
       las gaviotas, pero no salió el tiro.

13) De silbador de serpientes para ver si vienen las estrellas.

14) De no haber vuelto a besar a mis 5 hermanas que eran todo lo
       que tenía, descontando al Jacinto y al Juan, remeros de lujo.

15) De con arrimo y sin arrimo aguantar el huracán.

16) De no haberme encatrado con la Tsvietáieva y esa sí que
       hubiera sido.

17) En cambio de seguir durmiendo en mi mismo catre de alambre.

18) De pensar que el río Lebu donde nadamos juntos todos los
       veranos con la Nena Martínez pasó a lagarto para siempre.

19) De haber nacido heraclíteo con manchas de parmenídeo.

20) De no haber olfateado el corazón de no sé quién.

21) De dormir en pelotas conforme al mito de la resurrección.

22) De llegar desnudo a los diez mil y que se hunda el Mundo, de 
       eso,

23) de eso será que se me acusa. ~

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