Meryl Streep, orgullo nacional

Después de que Alfonso Cuarón no le dedicó su Oscar a México, una noticia sorprendente, producto de extensa investigación, promete salvar el honor nacional. 
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Ha sido una semana ingrata para el orgullo mexicano. Alfonso Cuarón tuvo dos oportunidades para darle honor a quien honor merece. Primero subió al podio para recibir el premio a mejor editor y ni siquiera se molestó en tomar el micrófono un segundito para gritar “¡Viva México, cabrones!” después de que su colega tuvo la osadía de acaparar la cámara por un minuto en vez de dejar hablar a nuestro compatriota. Más tarde recibió la estatuilla al mejor director y su discurso mostró una carencia alarmante de menciones a México. No nos dedicó el Oscar, ni dijo debérselo al CUEC, a IMCINE, al Pueblo o a las magníficas enchiladas (suizas, pero hechas en México) de Sanborns. En suma, Cuarón nos hizo el feo. Declaró que Gravity no es una película mexicana y después se rehusó a darnos crédito, a nosotros que lo vimos nacer y crecer, que le prestamos nuestras playas para filmar Y Tu Mamá También y que siempre pagamos nuestro boleto para ver sus películas. Chale.

En otro momento culminante, la ganadora del Óscar a la mejor actriz de reparto, una tal Lupita Nyong´o, nacida, como su nombre claramente lo indica, en nuestra tierra, también se negó a agradecer a su país de origen. Y peor aún: cuando un suspicaz reportero nacional le pidió que calculara la fracción de su premio que nos pertenece, la actriz respondió que el Oscar era todo suyo. Al parecer, Lupita no niega ser mexicana (y “keniana”), pero no se atrevió a cantar el himno o al menos tararear una estrofa del Toque de Bandera dentro del Dolby Theatre. ¿Se avergüenza de nosotros? ¿Sabrá que el premio que recibió fue modelado a partir del cuerpo del “Indio” Fernández? ¡Seguro ni siquiera sabe quién es!

En un afán por recobrar la gloria que Lupita y Cuarón nos escatimaron, me di a la tarea de investigar si alguno de los grandes ganadores históricos del Oscar tiene algo de mexicano. Y estoy seguro de que mi hallazgo nos llenará de orgullo. Aprovechando fuentes anónimas en diversas aduanas estadounidenses y mexicanas, así como antiguos registros tributarios de empresas extranjeras previas a la expropiación petrolera, aprendí que el bisabuelo de Meryl Streep vivió en Pachuca como parte de un equipo de mineros que llegó a esa ciudad en 1902. Se trataba de la hoy  difunta compañía Carston Miller y Asociados, una empresa pujante, especializada en yacimientos de cobre y cal, establecida en los albores del siglo XIX en el estado de California. Pues bien: Balthazar T. Streep pasó una década en Pachuca (“la bella airosa”) hasta que el prolongado conflicto revolucionario lo obligó a regresar a su natal Nueva Jersey de la mano de su esposa Sophie y sus dos hijos: Reginald Streep y Harry William “Lalo” Streep, ambos nacidos en México. Éste último eventualmente se casaría con Robin Moore. Su primogénito, Harry William Streep II, un ejecutivo farmacéutico, contraería matrimonio con Mary Wilkinson, y procrearían tres hijos: Dana David, Harry William III y Doña Meryl, ahora orgullo nacional.

Aunque Cuarón no lo quiera aceptar, por el simple hecho de haber nacido y crecido en México, una buena parte de su Oscar nos pertenece. Lo mismo va para Lupita. Pese a que ambos se negaron a calcular qué porcentaje de su premio es nuestro, decidí hacerlo por ellos y concluí que la estatuilla a mejor director de Cuarón nos pertenece en un 84% y la de mejor editor en 62% (por compartirlo con ese otro tipo), mientras que el galardón de Lupita es nuestro en un modesto 44% (¡aquí nació!).

Tras descubrir el pasado mexicano de Meryl Streep, decidí llevar a cabo el mismo cálculo. Si el ganador de un Óscar nació en Estados Unidos, de padres nacidos en Estados Unidos, que nunca han vivido afuera de Estados Unidos, con abuelos igualmente estadounidenses, entonces el premio le pertenece por entero a Estados Unidos (y en mucho menor medida al galardonado), pero si un ganador, múltiple como Meryl Streep, tuvo un bisabuelo que vivió en Pachuca y un abuelo que nació en Pachuca, ahí la balanza empieza a favorecernos. A partir de mis cálculos deduje que Streep es 25% mexicana y, por lo tanto, 25% de sus nominaciones y premios nos pertenecen  legalmente. Tiene 18 nominaciones y tres Óscares, de modo que 4.5 nominaciones y .75 Óscares son totalmente nuestros: a solo .25 de llegar al Óscar completo y así empatar a la tal Lupita.

Es hora de celebrar. Tenemos a Meryl de nuestro lado. O bien, a 25% de Meryl. Y la mata seguirá dando, señores, porque esta mujer acumula una nominación (o .25% de una nominación) cada tres años. Ahora solo debemos convencerla de dedicarnos uno de sus premios la próxima vez que gane. ¡Sí se puede!

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Profesor adjunto de Cinema Studies en la Universidad de Edmonton. Autor de Kinesis o no Kinesis: ¡Cinema Verité!


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