And here’s to you, Mrs. Robinson

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Pocas estampas del cine son tan emblemáticas como Anne Bancroft seduciendo a un joven Dustin Hoffman en El Graduado (1967). “Mrs. Robinson, you’re trying to seduce me… aren’t you?” (“Señora Robinson, me está intentando seducir… ¿o no?”). Por ello, cuando llegaron las noticias en enero de que una mujer, madura, casada y conservadora había seducido a un chico 40 años menor que ella las comparaciones fueron inevitables. A la postre, su apellido también era Robinson. Y valga el lugar común, su historia supera a la ficción.

Iris Robinson es la esposa de Peter Robinson, el primer ministro de Irlanda del Norte desde junio de 2008. No era precisamente una esposa adorno. Militante activa, ocupaba sendos escaños en el Parlamento de Westminster en Londres como en la Asamblea local en Belfast. Algunos la han definido como “la Sarah Palin del Ulster” y sus declaraciones hacen honor al mote. Cristiana protestante, Robinson dijo que la homosexualidad era “aberrante” y que el Gobierno tenía “la responsabilidad de mantener las leyes de Dios en la tierra”.

Por ello llamó tanto la atención cuando un reportaje de la BBC descubrió que Iris, de 60 años, había tenido un affair con Nick McCambley, un chico de sólo 19. El escándalo hizo temblar al Gobierno del primer ministro y dejó claro que la estabilidad de la hasta entonces “familia más poderosa de Irlanda del Norte” era tan sólo un espejismo. Los detalles morbosos inundaron las crónicas. El abnegado marido se había dado cuenta del romance por una carta. La esposa infiel intentó quitarse la vida. Y no era el único desliz de la primera dama, había tenido (por lo menos) otros dos amantes: un compañero de partido y el padre de McCambley, William, que falleció de cáncer en 2008.

Fue precisamente la muerte de William lo que unió a la madura Iris con el joven McCambley. Del consuelo pronto nació un apasionado romance, que terminó abruptamente a finales de 2008. Durante el affair, Iris prestó a su joven amante 50.000 libras para montar un café en Belfast. La primera dama también se encargó de facilitar el camino para el novel empresario en el Ayuntamiento de Castlereagh, donde también era concejala. En julio de ese año, se convocó un concurso público para conceder la licencia para el café. Cerrado el plazo, Kirk era el candidato idóneo. Iris votó a favor de la decisión y ahí vulneró la ley. No por su relación con el chico sino porque la legislación obliga a los concejales a abstenerse de votar cuando la decisión involucra a una persona conocida.

¿Y el marido? Peter Robinson convocó a una rueda de prensa a unos días de que el escándalo trascendiera, en enero de este año. Anunció que dejaría temporalmente el cargo (finalmente retomó sus funciones tres semanas después) y habló, con la voz rota y la mirada en el suelo, de la traición de su mujer. “Amo a mi mujer. Siempre le he sido fiel”. La pareja cumple 40 años casados el 26 de julio de este año. Escándalos políticos aparte, hay un hecho claro. A Peter le rompieron el corazón.

– Verónica Calderón

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(ciudad de México, 1979). Periodista. Encargada de información internacional en Tercera Emisión de W Radio y redactora de El País en Madrid.


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