¿Qué dice el cartel de “Biutiful”?

AÑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Nunca hay que olvidar que Alejandro González Iñárritu fue publicista. Si bien sus películas –de lienzos amplios y vidas dislocadas por el azar- no delatan rastro alguno de su carrera dentro de la publicidad, los carteles de las mismas hablan de alguien que sabe comprimir la información necesaria en una imagen, que sabe ser elocuente con fotos, colores y un slogan bien pensado. Basta ver el poster de Amores Perros: tres rostros cerca o instalados en el llanto, dispares entre sí, colocados uno al lado del otro, deletrean la temática de la épica chilanga que fue la ópera prima de “El Negro”; basta ver el poster de Babel: las letras de la cinta arman una torre que parece estar a punto de caerse: al lado de ellas aparecen las siluetas de los protagonistas acompañadas de los lugares que habitan. En cinco capas, Iñárritu le da cohesión a la narrativa de su tercera película: siete personas extraviadas en diversos rincones de la tierra. Al final, justo debajo de la “L”, una palabra: Listen (Escucha). Economía visual pura: estéticamente agradable y congruente con la temática.

El cartel de Biutiful, su última cinta, es igual de efectivo. Esta vez, Iñárritu prescinde de la variedad de rostros, dejándonos claro que esta es la historia de un solo hombre: Javier Bardem. Los ojos del histrión español, que son lo único que no parece nebuloso en su cara, hablan de cansancio, de hartazgo, de dolor, quizás. “El Negro” no necesita de mayores herramientas para intrigarnos sobre el contenido de Biutiful. Es este cambio de tono –de lo barroco y global de Babel a un cartel en el que aparece un solo actor con fondo marrón- el que deja patente el nuevo rumbo que, en teoría, significa esta nueva cinta para la carrera de Iñárritu.

Si tan sólo pudiéramos librarnos del uso antipático e innecesario de su apellido como marca registrada. Véanlo ahí: “Un film de Iñárritu”. De un plumazo, el realizador se inserta en un grupo que incluye a Almodóvar y a Antonioni. Puede ser que en la publicidad baste decir que algo es para que sea: La Cerveza es Corona, dice el anuncio, ¿y quién puede desmentirlo cuando tienen la autoridad maleable del slogan? El cine y el arte no entran en ese rubro: uno no se autoproclama auteur. Uno no puede ser el copy de su escalafón en el panorama del cine actual.

Así que quitemos esa línea del cartel. Y disfrutemos la imagen que nos regala: augurio, espero, de la próxima ganadora en el festival de Cannes.

-Román Cabeza

+ posts

Profesor adjunto de Cinema Studies en la Universidad de Edmonton. Autor de Kinesis o no Kinesis: ¡Cinema Verité!


    ×  

    Selecciona el país o región donde quieres recibir tu revista: