El Hipnotizador: Una serie entre Borges y Sherlock Holmes

La nueva superproducción de HBO en Latinoamerica es un thriller psicológico, una historia oscura que iluminará el panorama de la ficción televisiva. 
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Estamos en un entorno lóbrego y nebuloso, una ciudad antigua, sin nombre. Podría ser el Londres de Sherlock Holmes y o el París de entreguerras, pero en realidad es una Latinoamérica fantasmal, donde se dan cita extranjeros de todo tipo: bailarinas ambiciosas, policías, tahúres de la noche, gente de mal vivir y peor dormir.

“¿Cuántos instantes de la vida se han borrado de la memoria porque el dolor o la experiencia han sido insoportables en ese momento?”. Con ésta premisa, que raya más en lo psicológico y existencial que en lo sobrenatural, da comienzo El hipnotizador, la nueva superproducción de HBO Latinoamérica protagonizada por el argentino Leonardo Sbaraglia.  

A los pocos minutos de comenzar la trama, tres cosas llaman la atención. La primera: la exquisita ambientación. La iluminación en claroscuros tiñe con un velo umbroso las calles y las estancias. El vestuario, los decorados y el mobiliario lucen un nivel de detalle poco frecuente en una producción latinoamericana en televisión.

La segunda: la calidad y originalidad del guion, donde no hay espacio para el relleno, los secundarios catatónicos ni los lugares comunes. Un guion que combina con soltura lo policiaco y lo onírico y que opta por mezclar el castellano con el portugués; decisión sabia que al principio puede llegar a desorientar, pero que muy pronto se convierte en un aliciente, un tinte original y cosmopolita.

La tercera: el nivel actoral. Leonardo Sbaraglia está formidable metido en la piel de uno de los personajes más oscuros que ha interpretado, Arenas, un maestro de hipnosis atormentado e insomne. También el no menos inquietante Chico Diaz, actor mexicano-brasileño que encarna a su némesis, un psiquiatra sibilino que calla más de lo que ve en cada uno de sus pacientes.

“Arenas es un tipo muy poderoso en lo que hace, con un gran don en la palabra y en el convencimiento. Y con la capacidad de meterse y comprender el mundo de los otros”, cuenta Sbaraglia. Para preparar el personaje, el actor consultó con expertos en hipnosis y estudió a Freud: “De la hipnosis no sabía absolutamente nada. Me fui enterando que Freud había empezado su terapia y de su manera de acceder a la inconsciencia de sus pacientes a través de procesos hipnóticos”.

Sbaraglia, que ya había trabajado con HBO en Epitafios (por la cual fue nominado al premio Emmy), fue nuevamente convocado por la productora en un momento que coincidió con el estreno de una de las películas más exitosas y premiadas de Latinoamérica: la argentina Relatos salvajes (2014).

“En cada episodio alguien se aproxima a Arenas para resolver algún trauma de la infancia”, explica el brasileño Alex Gabassi, director general de la serie. “Y él usa la hipnosis como instrumento para acceder a ese lugar de la memoria donde ese trauma se formó y se estableció, para que la persona se libere de él”.

Como estrategia mediática, HBO Latin América decidió estrenar el primer episodio de El hipnotizador en Facebook, You Tube y otros sitios por un tiempo limitado. 

Este primer adelanto contiene algunos de los ingredientes e hilos narrativos del universo de la serie. Los conflictos interiores de Arenas, su misterioso mutismo, su insomnio cargado de pesadillas y recuerdos de dolor y el oscuro enemigo que va siguiendo sus pasos.

Desde la irrupción de grandes productoras y canales como HBO, AMC y Netflix, hemos disfrutado de joyas en castellano como Vientos de Agua (2006), Capadocia (20018) y Señor Ávila (2013). Las producciones crecen exponencialmente en calidad y cantidad. Solo este año han aparecido series como La casa del mar (Argentina), Magnífica 70 (Brasil), Club de cuervos (México) y Narcos (Colombia). La industria televisiva latinoamericana sigue superándose a sí misma y rebasando las barreras de lo local.

El hipnotizador se basa en el cómic homónimo de Pablo Santis, publicado en la revista argentina Fierro, pero directores y el propio Santis, guionista de la serie, aseguran que tomaron el libreto como referencia para dejar volar la imaginación. El rodaje se llevó a cabo en la ciudad de Montevideo y duró dos años, se grabaron ocho episodios y se involucró a más de 200 personas.

El resultado es un thriller psicológico en el sentido rioplatense de la palabra. Una historia oscura que sin duda iluminará el panorama de la ficción televisiva de los próximos años.

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(Madrid, 1983) es historiador, narrador y periodista. Ha publicado reportajes en El País y en otros medios de España y Latinoamérica.


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