¿Extinguir para des-extinguir?

¿En verdad estamos OK con que ya no haya pájaros en el mundo?
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En 1962 Rachel Carson escribió el que sería el primer bestseller del movimiento ecologista: Silent Spring. El libro se centraba en los efectos nocivos que tendrían los plaguicidas sobre el medioambiente, las personas y los animales, en particular las aves. El título era, al mismo tiempo, una amenaza y una profecía: los pesticidas acabarían matando a todas las aves y un día la primavera llegaría sin trinos, graznidos, gorjeos, gañidos, gorgoritos, reclamos, chirridos o chillidos. Solo silencio.

Aunque Carson ni siquiera insinuó que los pesticidas deberían prohibirse (proponía probarlos cuidadosamente e informar de manera clara y transparente sobre su uso adecuado), la industria química y de pesticidas hizo de Silent Spring el centro de virulentos ataques que muy pronto se volvieron agresiones personales. (Acá pueden leerse algunas de las acusaciones que se hicieron en su contra: simpatías comunistas, food faddist, histérica, emocional y soltera pero no feminista).  

El tiempo y las regulaciones* – que aunque tardías fueron efectivas–, demostraron que no serían los plaguicidas los que acabarían con las aves, sino la contaminación por carbono y sus efectos sobre el clima. Pero decir que las aves son víctimas del cambio climático es, como señala Jonathan Franzen en Carbon Capture, apuntar hacia un culpable no solo políticamente más aceptable sino más escurridizo en términos de planes de acción y responsabilidades. Está muy bien si decidimos usar menos el auto, tomar duchas de cinco minutos o cambiar a bombillas ahorradoras, pero eso no bastará para frenar futuras extinciones de aves. Si queremos evitar que estas sigan muriendo masivamente, tenemos que mantener vivas a la mayor cantidad posible de aves silvestres y eso solo se logra con “esfuerzos inteligentes de conservación ambiental”.  

***

Desde que leí el artículo de Franzen una frase me da vueltas en la cabeza: ¿En verdad estamos OK con que ya no haya pájaros en el mundo? Yo pensaría que no, pero la web y los boletines científicos me devuelven entusiastas noticias sobre la clonación de una especie de mamut que se extinguió hace 27 mil años. ¿Por qué me preocupo por la extinción de las aves si el futuro es la De-extinction? Supongo que porque las maravillas de la De-extinction solo son posibles si estamos de acuerdo con que las aves se extingan. 

¿En verdad lo estamos?

 


* En EUA en los setenta se prohibió el DDT para uso agrícola. 

 

 

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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