El país con cara de “what”

En los últimos cinco años, México ha gastado 33 mil millones de pesos en la enseñanza del inglés en educación básica, pero 79% de los jóvenes han demostrado tener “desconocimiento total” del idioma.
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El viernes se estrenó en Estados Unidos Buen día, Ramón, del director mexicano Jorge Ramírez-Suárez. La película estuvo un buen rato en cartelera en México, pero hago una sinopsis breve. La historia cuenta la experiencia de Ramón, muchacho duranguense que, tras una serie de intentos fallidos por irse al norte decide mirar hacia Europa y jugársela emigrando a Alemania, donde tiene un solo contacto. Al llegar a Alemania, Ramón no encuentra a la persona referida y en cambio se descubre perdido en un país que no conoce, sin dinero en el bolsillo y completamente aislado por el idioma. El desenlace es el previsible: después de un venturoso encuentro con un alma caritativa, Ramón poco a poco aprende alemán y, con esa calidez tan mexicana, derrite el corazón de los helados (literalmente) teutones. La premisa es ingeniosa y divertida pero merecería ser inverosímil. La idea de un joven mexicano incomunicado —especie de Kaspar Hauser norteño— en un país como Alemania debería ser inconcebible si tan solo Ramón hablara… inglés. Reescribamos el filme incluyendo esa variable que debería ser la norma: tras no haber podido encontrar a su contacto mexicano, el protagonista de la película habría tardado solo unos minutos en toparse con un angloparlante a quien explicarle la situación (60% de los alemanes hablan inglés, de acuerdo con cifras muy conservadoras). Con el más básico “inglés conversacional”, Ramón podría haber salido de su problema velozmente. Por desgracia, ni Ramón ni los millones de jóvenes que, como él, se educan (es un decir) en México podrían haberse comunicado con ninguno de los alemanes que —ellos sí, con toda seguridad— hablarían inglés en el escenario hipotético de Buen día, Ramón. Quizá sin saberlo, Ramírez-Suárez ha hecho una película que expone uno de las más aberrantes deudas del de por sí aberrante sistema de educación en México: la absoluta ignorancia del idioma inglés, lengua franca.

¿De qué tamaño es el problema? Hace unos días, la organización Mexicanos Primero develó el avance de su más reciente estudio, dedicado precisamente a la enseñanza del inglés en nuestro país. Y aunque apenas es una probadita de lo que se presentará en unos días, los datos iniciales son de escalofrío. En los últimos cinco años, México ha gastado 33 mil millones de pesos en la enseñanza del inglés en educación básica. La mayoría de ese enorme presupuesto va —faltaba más— a los salarios de 50 mil supuestos maestros de educación básica pública. ¿Y qué obtenemos los mexicanos a cambio de semejante inversión? ¿Qué resultados nos dan esos miles de profesores pagados con nuestros impuestos? Desmáyese usted. De acuerdo con Mexicanos Primero, “97% de los alumnos no alcanza el nivel previsto por la SEP para acreditar la secundaria”. ¿Quiere algo peor? 79% de los jóvenes demostraron tener “desconocimiento total” del idioma. No pudieron responder ni las preguntas más elementales, muy pero muy lejos de la destreza conversacional mínima. Y ahí le va la cereza en el pastel. Dice el estudio que 53% de los muchachos que cayeron en la categoría de “desconocimiento total” del inglés recibieron un promedio de 9 de calificación en la boleta en el renglón de inglés. Es decir, con permiso de The Economist: los maestros saben que sus alumnos no saben, pero los aprueban como si supieran. Una desgracia, pues.

El costo de este escándalo es difícil de explicar. El desconocimiento absoluto del idioma inglés en nuestro país representa una enorme oportunidad perdida para México. ¡Imagine usted lo que podría hacer México si el bilingüismo fuera la norma! ¿Cuántos caminos productivos se abrirían para nuestros jóvenes, cuántas oportunidades académicas, cuántos libros, cuánto mundo? En cambio, el sistema educativo mexicano está condenando a los jóvenes mexicanos a la inmovilidad, a la incomunicación. Mexicanos Primero da algunos ejemplos del calibre de la condena: 56% de los contenidos en línea están en inglés lo mismo que 90% de las publicaciones científicas; 70% de las “compañías en expansión” tienen como requisito el manejo del inglés. Y, así, un largo etcétera. De seguir así las cosas, la SEP y el resto del terrible andamiaje educativo nacional estará creando una sociedad entera de Ramones: desesperados en un mundo que no entienden ni les entiende. The end.

(El Universal, 2 de febrero, 2015)

 

 

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(Ciudad de México, 1975) es escritor y periodista.


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